Estamos ante una de las películas más entretenidas y simpáticas de la inolvidable década de los 80. Tiene ecos o influencias de las películas de Indiana Jones -y eso que Spielberg estrenó ya las dos primeras partes anteriormente- por el ritmo trepidante de las aventuras y los momentos de acción que viven los dos protagonistas. En el fondo, es una película apasionada y enérgica, ya que surge una cierta atracción entre el aventurero Michael Douglas y la guapa escritora Kathleen Turner.
Debo reconocer que hay algunos fallos y momentos flojos en algunas escenas del filme, pero eso no disminuye el encanto de esta cinta. Es una película de aventuras modesta que transcurre en verdes escenarios exóticos de las selvas sudamericanas, concretamente en Colombia. Es idónea y adecuada para un espectador joven, y por qué no... también para un público familiar, aunque haya un poquito de violencia en alguna escena como la de los cocodrilos.
Posee un aroma o sabor indiscutiblemente ochenteros, con lo cual te hace despertar una indudable fascinación por el espíritu y el estilo de aquella década, ya que el filme muestra abiertamente ese tipo de magia. Llegas a sentir una cierta nostalgia por las entretenidas películas juveniles de aquellos años.
Michael Douglas ofrece una imagen heroica e intrépida, aunque algo diferente a la de Harrison Ford en las películas de Indiana Jones. Kathleen Turner está más maravillosa y fantástica que nunca, muy lejos de la mujer fatal que representó en "Fuego en el cuerpo", filme que la dio a conocer en el mundo entero. El toque de humor o de comicidad lo aporta Danny De Vito que persigue a la pareja protagonista de una manera grotesca y torpe.
En conclusión, es un filme recomendable para todo aquél que quiera pasar un buen rato.

Es una de las películas de suspense más especiales y sorprendentes de la carrera de Alfred Hitchcock. El genio del suspense nos ofrece toda una lección de imaginación o de ingenio con esta cruel e irónica historia de asesinatos en serie ambientada en un Londres setentero, es decir, un Londres en etapa de transición entre lo clásico y lo moderno, dejando atrás los movidos años sesenta con el pop de los Beatles, el ambiente psicodélico y "hippy", y también los cineastas británicos rebeldes. También ese típico ambiente londinense se observa en las películas de terror de la compañía Hammer, cuya edad dorada fue por esos años, y del cual parece que lo herede también este film de Hitchcock o quizás sea sólo una ligera influencia.
Pero no me quiero ir por las ramas ni desviarme en mi crítica de "Frenesí". Quiero ir al grano, es decir, a la intención de Hitchcock de crear y de entretenernos con esta asombrosa película de misterio.
Es una historia de sadismo sexual combinada con una refinada ironía inglesa. Esta película es el puro cinismo en toda regla. Te hace sentir un escalofrío a la misma vez que sueltas una carcajada. El humor inglés aparece aquí con un sutil cinismo en todas las escenas del crimen y en todas las investigaciones policiales, así como en toda la actitud del seductor asesino.
Un seductor que estrangula a sus inocentes víctimas femeninas con una corbata como principal sello de marca de sus propios crímenes. Él seduce a esas hembras, que suelen caer atrapadas en sus redes como moscas en una fatal tela de araña. ¡La corbata! ¡Siempre está ese detalle de la corbata! La corbata como principal arma del asesino. Arma presente durante toda la película.
Un criminal elegante y de suaves maneras que comete sus asesinatos con toda la perfección posible, a excepción de un pequeño fallo que no quiero desvelar ni contar porque va a ser muy importante para que él no sea descubierto por la policía y con sacos de patatas por medio.
Tiene momentos de horror y también de comicidad tanto absurda como inteligente; respecto a este último rasgo de la película, quiero destacar las geniales y divertidas escenas del inspector que investiga el caso con su propia esposa que se cree una excelente cocinera y le sirve todo tipo de porquerías de cocina francesa, a cada cual más pésima de gusto.
Estamos ante uno de los clásicos más inmortales del genial y único Alfred Hitchcock, así como uno de sus filmes de suspense más inteligentes e ingeniosos en cuanto a argumento o guión en sí mismos.

A la hora de escribir esta crítica, me quiero referir a uno de las mejores películas sobre el tema del circo en la historia del cine, pero no al mejor film del año 1952. Es una magnífica película, eso sí. Es un clásico indudable y todo un gran entretenimiento para el que les guste el cine en mayúsculas. Pero si comparamos este film con otros grandes clásicos del mismo año 1952, aquí nos damos cuenta de que la competencia era muy dura, tanto en lo que es llevarse premios y galardones -los Oscar de Hollywood- como en las taquillas de todo el mundo o en lo que respecta a recaudaciones o películas más vistas por espectadores. En los Oscar de 1952 competían por la mejor película míticas obras maestras como "El hombre tranquilo" o "Solo ante el peligro" que quizás para mí eran las que más se merecían ese premio. Lo más incomprensible es que quedara fuera de la competición el excelente y eterno musical "Cantando bajo la lluvia", otra justísima merecedora del Oscar al mejor film del año. No quiero entrar en polémicas. Ante todo esto, quiero decir que "El mayor espectáculo del mundo" es una película modesta, aunque muy entretenida como he afirmado antes. Y no quiero desmerecerla ni desdeñarla, porque también conlleva el aroma de los grandes clásicos de la era dorada de Hollywood. Eso sí también: "El mayor espectáculo del mundo" es uno de los mejores y más míticos filmes de la propia carrera del director Cecil B. De Mille, junto con la más colosal y admirable "Los diez mandamientos", también con Charlton Heston como Moisés. Aquí el inolvidable Heston hace de jefe de la carpa de circo con una imagen a semejanza de Indiana Jones: sombrero, cazadora y látigo. Tal vez, Steven Spielberg o Harrison Ford se inspiren en la imagen de este personaje en el momento de crear e interpretar al famoso héroe.
Otra cosa que no pongo en duda es que "El mayor espectáculo del mundo" es una película muy bonita y que la puede ver todo tipo de públicos, desde niños hasta mayores. Los momentos más entrañables de la película los protagoniza el siempre sublime James Stewart; aquí caracterizado como payaso y acusado de un crimen. Fijáos en las escenas de ternura que protagoniza el "clown" Stewart en compañía de su simpático perrito.
Todo el resto de personajes del circo están muy bien dibujados o creados, además de interpretados convincentemente por sus respectivos actores. Quiero destacar a Cornel Wilde en el papel de chulesco y fanfarrón trapecista francés que cada vez se arriesga más en sus números de trapecio, así como la rubia Betty Hutton o la morena Dorothy Lamour que aportan sus rasgos de "glamour" femenino clásico a esta colorida película que se suele ver con agradecimiento. (En cuanto a lo de los trapecistas Wilde y Hutton, el film parece una premonición de otro magnífico y grandioso clásico del cine que trata sobre el circo, con igual lujo y colorido: "Trapecio" con Burt Lancaster, Tony Curtis y Gina Lollobrigida.)

Una de esas películas que marcan una época; en este caso, se estrenó en los años 60 que fue una verdadera década de cambios sociales, culturales y artísticos -la música pop de los Beatles, por ejemplo- y además ganó unos cuantos Oscar en su año, incluido a la mejor película de 1967, con lo cual indica la gran calidad del film. Es un "thriller" de atmósfera turbia de la América profunda y vulgar. Sidney Poitier hace una magnífica y convincente interpretación del detective o policía de color que investiga el asesinato de un importante personaje. Rod Steiger está excelente como jefe de policía y ganó el Oscar al mejor actor.

Si quieren disfrutar de una película de aventuras ambientada en la sabana africana éste es vuestro film más idóneo.

"Hatari!" es una de esas películas que, sin tener grandes pretensiones intelectuales, resulta enormemente entretenida y simpática. Te hace pasar un ameno y agradable rato observando los impresionantes paisajes naturales del continente africano.

John Wayne es la perfecta imagen del aventurero en la película. Es el hombre campechano y sencillo por antonomasia, a quien solemos admirar muchísimo. Es el héroe tranquilo y calmado, con una fuerza varonil y una nobleza que no se ve en la mayor parte de los actores del cine actual. John Wayne era un ejemplo de excelencia interpretativa como la de todos los actores, actrices o grandes estrellas en general del tan añorado Hollywood clásico, como también lo fueron James Stewart o Henry Fonda. Era excelente en todos sus gestos y matices, además de entrañable, sobre todo en las películas del oeste -su especialidad- que hizo con John Ford como "Centauros del desierto" o incluso con el mismísimo Howard Hawks como "Río Rojo".

La película tiene muchísimos momentos de humor y de romanticismo que la hacen mucho más amena y simpática. Te hacen despertar una sonrisa de felicidad. Es también una película que desprende mucha ternura e inocencia en el fondo, cosa que no se suele ver en el cine de los últimos años. Tiernas y divertidas son las escenas de la guapa italiana Elsa Martinelli con las tres crías de elefante que las va cuidando, alimentando y lavando. Es una película que muestra un enorme encanto y una cierta ingenuidad.

Inmortal es la música del compositor Henry Mancini, quien compuso también las míticas y entrañables bandas sonoras de "Desayuno con diamantes" y de "La pantera rosa" -ambas para el cachondo y recientemente fallecido director Blake Edwards-, con una alegre melodía para los pequeños elefantes.

Los actores secundarios están perfectos como el rubio alemán Hardy Kruger y el personaje cómico interpretado por Red Buttons, quien aporta mucho humor y diversión a la historia.

En resumen, una película de aventuras agradable y entrañable en todos los sentidos. Con el majestuoso John Wayne como figura heroica principal. Un film para que lo vea toda la familia: niños, jóvenes, adultos, ancianos... hasta las mascotas o animalitos de la casa cuando hacen compañía.