No recomendaría a nadie ver esta película con prisas, con sueño, con estrés, mientras revisas las notificaciones del móvil, ni para verla mientras estar de charla, y tampoco a nadie que busque una historia inmersiva en la que evadirse de su mierda de vida.

Esta película es para todo lo contrario, para sentarse tranquilo y paciente en el sofá, a oscuras y en silencio, y estar dispuesto a aceptar una invitación a la reflexión como pocas otras se va a encontrar en la vida.

2001 es prácticamente redonda, no es aleatoria y no da lugar a que cada uno interprete lo que quiera. Es muy específica y nos plantea una serie de temas trascendentales, sin palabras en muchos casos, de manera tremendamente nítida.

La única pega que se le puede poner es que para entender el final de manera completa es necesario leer el libro, si no es cierto que posiblemente te van a faltar un par de piezas del puzzle.