Últimamente asistimos a un fenómeno sin precedentes en la historia de las series y es que algunas de ellas cosechan una rápida y masiva fama que hacen que en poco tiempo sean visualizadas por miles de personas. A este fenómeno lo llamamos hype, ya pasó con Stranger Things y ha vuelto a ocurrir, y de nuevo me pregunto ¿Por qué tanto fanatismo?

"13 reasons why" no es una mala serie. Eso es indudable, cualquiera que lo diga está simplemente obviando muchas aportaciones de la serie que resultan interesantes:

Me gustaría empezar hablando de la más obvia y es que por fin una serie se atreve a tratar con profundidad asuntos de extremada relevancia en la adolescencia de las personas. Estamos acostumbrados a ver retratados en las series a adolescentes con problemas poco realistas y para mi ésto supone un acercamiento más veraz a la realidad del adolescente (sin llegar a retratar su cotidianidad, cosa que no estaría mal que alguna serie hiciese).Sin duda en este sentido el gran acierto de la serie es que tiene un carácter didáctico muy importante y que trata temas de gran relevancia social que cada vez demandan más atención en nuestro mundo. El retrato de Hannah es el retrato de una adolescente que sufre acoso escolar de una manera tan "sutil" que efectivamente no es percibido como tal por muchas personas. Pero no sólo es un retrato sobre el bullying y las terribles consecuencias que este puede tener en una personas, sino que ahonda en temas más oscuros como la depresión en la adolescencia y sobre todo el machismo. Esto me parece el GRAN acierto de la serie: da un golpe sobre la mesa y se atreve a señalar situaciones que hasta el momento muchas personas han dado por sentadas como normativas para decirles: "Ey, chicos, esto es acoso, esto no se puede hacer". En ese sentido no nos queda otra que aplaudir a los creadores de la serie.

Ahora bien, no todo son pros y es aquí donde me cuesta entender por qué tanto hype con la serie.

Sin duda lo que resulta más llamativo de ella al principio es el formato narrativo. 13 cintas, cada una de ellas con un motivo del declive de Hannah y cada una de ellas dedicada a una persona. Este formato sin duda resulta muy prometedor y te mantiene enganchado los primeros capítulos, pero lo que puede resultar como algo novedoso se convierte en un lastre para la serie: esta pierde dinamismo, todo se torna demasiado engranado, como si superas cuál va a ser el próximo movimiento e impide a los creadores introducir giros sobre el guión o sobre la manera de llevar a cabo la narración de la historia, la cámara. No sé, me parece que todo se ve atado a una dinámica que acaba por volverse repetitiva y que impide la introducción de elementos novedosos que le podrían haber dado algo de aire a la serie hacia la mitad de temporada o hacia el final.

Por otro lado sí que contamos con alguna que otra actuación potente, como la de la protagonista femenina o su madre, pero la tónica general de la serie son actuaciones bastantes obvias, unidireccionales y con poco matices. No digo que haya malos actores en la serie, pero sin duda no es un punto que haga destacar positivamente a la serie.

Técnicamente tampoco es que sea una maravilla. Ni tiene una gran fotografía, ni tiene una gran banda sonora, ni tiene un gran sonido. Todo se ve en realidad como un poco fabricado, como si alguien hubiese puesto la cámara a rodar para contar una buena historia, pero no hay una gran visión artística detrás de las cámaras. Quiero decir, más allá de la idea creo que esta serie la podría haber rodado cualquier otro director obteniendo resultados muy parecidos y yo cuando veo una película o una serie me gusta pensar que hay una visión detrás personal, que hay un modo especial de contar las cosas que tiene que ver con cómo se toman los planos, con dónde se introducen las canciones, con cómo emocionar y conmover al espectador más allá de las palabras, y eso, señores, no está conseguido en la serie.

En definitiva, que el carácter ilustrativo y social de la serie es admirable y muy útil de cara a comprender ciertos asuntos de relevancia en la adolescencia, pero la visión artística de la serie es limitada.

La segunda temporada de Jujutsu prometía superar a la primera, pues así lo cercioran sus críticas y la cantidad de premios que ha recibido la más reciente temporada, pero, a mi parecer, se ha quedado incluso por detrás de su anterior entrega.

Empecemos por lo primero: tiene un arranque bastante decente que nos pone en antecedentes sobre asuntos que van a ser relevantes más adelante y que pone una lupa sobre el dúo de adultos Gojou y Geto. Aquí la narrativa es sólida, con algún que otro dilema sobre la mesa y con unos diálogos apreciables que nos ayudan a comprender más a los que (a mi modo de ver) son los dos personajes más carismáticos de la serie.

Después pasamos al arco "el incidente de shibuya", que, de nuevo, tiene un gran arranque y alguna que otra batalla que equilibra muy bien la epicidad con un decente storytelling, pero todo se va yendo de madre a medida que avanza el arco y se convierte en un despropósito narrativo en toda regla. Nada significa nada, no hay más que pelea tras pelea tras pelea, no hay posibilidad de acercamiento a los personajes y además la acción se vuelve cada vez más confusa y difícil de ver; es un frenesí de golpes que parece no acabar nunca y que, en mi opinión, oscurece una gran primera parte de la temporada. La animación es espectacular, sí, pero ¿a qué precio? No hay historia, no hay punto de vista, no hay diálogos, no hay filosofía posible ni desarrollo de personajes, solo violencia y más violencia. Me sorprende que la crítica profesional haya puesto por las nubes esta temporada que tiene tantas luces como sombras y que está muy lejos de ser un producto redondo.