Una película que apunta alto tras su escena inicial, grotesca, sin sentido y bella a su manera, pero que va cayendo en picado a medida que va sucediendo una trama inconexa que al final, cobra cierto sentido haciendo al parecer olvidar a todos los que la alaban que sobra metraje por todos lados.

Tom Ford durante ese metraje sobrante enseña al espectador un bonito juego de decorados y luces tras el que se encuentra el más misero vacío argumental con patosas conversaciones que te hacen creer estar viendo un filme de serie B.

Sobra tanto tiempo que hasta se permiten hacer una coña sobre la más que posible nominación de Amy Adams al Oscar este año, que espero sea por Arrival y no por esta interpretación en la que podría pasar por un mueble, eso si, muy bien maquillado.

Por otro lado destacable interpretación de Michael Shannon y de un inesperado Aaron Taylor- Johnson. También mas que destacable banda sonora del gran Abel.