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Críticas de Yerai
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Críticas 34
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
5
11 de diciembre de 2022
9 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Comienzo esta crítica copiando uno de los títulos que aparece en el cartel principal de la serie. Lo cierto es que ese eslogan ya nos anticipa bastante la escasa innovación que nos ofrece este producto comercial.

Sí, queridos usuarios de FilmAffinity, os doy un pedazo de titular: esto es un producto comercial de libro. No vamos a ver la serie porque nos resulte atrayente la historia (chica que quiere ser cantante conoce a chico que quiere ser boxeador), sino porque, no nos engañemos, queremos ver cómo lo hace Aitana como actriz. Aderezado este punto con que sale compartiendo protagonismo junto con su actual pareja: Miguel Bernardeau. Y estas son las bazas con las que Disney+ juega a su favor para bombardearnos con su publicidad a través de las diferentes redes sociales.

Yo fui una de las personas que picó el anzuelo y me dispuse a ver la serie sin ningún tipo de expectativa; dispuesto a dejarme llevar por la historia, evitando que me influyera prejuicio alguno. Lo hice por mera curiosidad; igual que en ocasiones anteriores con otros artistas musicales que quisieron dar el salto a la gran pantalla (Elvis, Madonna, Lady Gaga, Beyoncé...). No es nada nuevo, es puro marketing; negocio. Disney+ ha querido rentabilizar al máximo su inversión proponiéndonos una suerte de miniserie de cinco escuetos episodios de 50 minutos de duración.

A nivel argumental, esos 5 episodios se podrían haber resumido en una película de 120 minutos, como mucho. Y es que la historia no nos tiene mucho que contar, cualquier persona que la haya visto podría sintetizarla en un par de frases. ¿Por qué entonces hacer una miniserie y no una película? Pues volvemos a lo mismo, dinero, "billets", "panoja", como diría Broncano (que hace su cameo en la serie; sosísimo, por cierto). En los tiempos que corren, donde las plataformas de streaming tipo Netflix llevan la voz cantante, teniendo en cuenta además el público al que va dirigido, suena mucho más atrayente hablar de la "serie de Aitana" que de la "peli de Aitana". Pero que no nos engañen: aquí no hay trama ni misterio ni giros argumentales que nos dejen con la boca abierta y con ganas de seguir viendo el siguiente episodio. El guion es parsimonioso y altamente predecible; copiando muchas ideas del cine clásico pugilístico mezclado en un cóctel libre de alcohol con las películas románticas más ñoñas. No va a ver sorpresas. Se agradece, no obstante, que la serie se quede en cinco episodios. Su corta duración supone una baza a su favor.

Aitana hace su trabajo muy correctamente, aunque tampoco requiere de un especial talento interpretarse a sí misma. En algunas escenas se le ve un poco robotizada, como por ejemplo aquella en la que huye de Bernardeau en el autobús, parece levantarse del asiento como un resorte y con la cara absolutamente congelada. Pero no es un mal comienzo, puede mejorar como actriz. Lo que está claro es que queda muy bien ante la cámara; es una especie de Audrey Hepburn del mercadillo: como un bolso de Louis Vuitton que puedes encontrarte expuesto en la acera de camino a casa.

Miguel Bernardeau tampoco lo hace mal, pero a él le podemos exigir un poquito más por la experiencia y formación que le avalan. Interpreta al chico malo que al final ni es duro, ni malo, ni nada. Al personaje le falta el puntazo canalla que lo convierta en el tipo duro irresistible. Este chico no es ni una cosa ni la otra... Sus miserias familiares no parecen importarles ni al espectador ni a la propia Aitana; uy perdón, Candela. Tampoco entendemos sus motivaciones personales. Es un chico que quiere ser boxeador profesional, pero parece que está entretenido en otros menesteres. Quiere ser el Mario Casas de Tres Metros Sobre el Cielo..., pero no tiene chupa de cuero ni una Triumph; sino una Honda de quinta mano y una sudadera. Ya paro con las comparaciones, os lo prometo. Lo que quiero decir con ello es que a este personaje le falta un "punch" de atractivo, irónicamente.

A quien no se le puede reprochar nada es al actor Luis Zahera que interpreta de forma magistral al personaje más cabrón de todos. Cada vez que aparece en pantalla supone un soplo de aire fresco, porque no lo puede hacer mejor, y porque es ese elemento antagónico con el que disfrutará el espectador no-fan, el que quiere ver algo en pantalla, además de a la "gritona", utilizando las palabras del personaje a quien interpreta.

En conclusión, deseo, de corazón, en un futuro volver a ver a Aitana en la pantalla, pero interpretando un rol que le exija algún tipo de dificultad. ¿Por qué no hacer una serie en la que interprete, por poner ejemplo, a una choni mascachicles, que está a la gresca con todo el mundo? Algo diferente, original, un trabajo difícil que suponga un reto y no un paseo por un camino florido lleno de fanáticas que se mueren por escucharla cantar.

Mientras llegue ese momento, tenemos a "La Última", una miniserie que, sin llegar a ser mala ya que se puede visionar sin que suponga una tortura sino más bien un entretenimiento ligero, nos deja con las ganas de haber sido más arriesgada para poder valorar de una forma más justa a sus protagonistas. Tiene un aprobado.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Yerai
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7
4 de agosto de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hastiado del aséptico cine que se filma mayoritariamente hoy en día, he comenzado a revisionar todas aquellas películas de los años 80 que quedaron en mi memoria y que no había querido volver a ver por el temor a destruir ese cálido y feliz recuerdo que tenía de ellas. No ha sido el caso. En absoluto.

Risky Business es, hoy por hoy, y le pese a quien le pese, un clásico. Un clásico denostado por la crítica y repudiado por cualquier cinéfilo que se precie. A nadie se le ocurriría hablar de esta película en un coloquio de intelectuales cinéfilos ataviados con sus gafas de pasta. Pero hoy toca reivindicar este título que la gran mayoría sólo recuerda por el bailecito que se marcaba Tom Cruise en calzoncillos y calcetines. Risky Business se disfruta realmente bien tras haber transcurrido treinta y cinco años desde que fuera estrenada. Mantiene un ritmo frenético como sólo lo tenían las películas de esa gloriosa época, no permitiendo que el espectador se despegue de la pantalla a quien con toda probabilidad se le harán cortos sus casi cien minutos de duración.

La película pudiera parecer la típica de adolescentes elaborada con la archiconocida y manida fórmula “protagonista se queda solo en casa y monta una fiesta que finalmente se desmadra”. Pero esta peli no va de eso, aunque parezca lo contrario por su sinopsis, sino que nos ofrece una modesta moraleja, casi sin pretenderlo, al relatarnos la aventura que vive su imberbe protagonista.

La película trata sobre el final de una etapa en la vida y el comienzo de una nueva. Se acabó ser el niño bueno, el que hace caso a papá y a mamá, se acabó seguir el camino que han trazado para ti que te lleva hacia un destino que ni si quiera has tenido la oportunidad de elegir. Toca tomar conciencia de que tu vida es TU VIDA y por eso mismo sólo tú vas a ser el dueño de ella.

Todo esto se sucede en esa instancia de nuestra existencia que todos sufrimos en la que las hormonas comienzan a bullir en nuestro interior y que Tom Cruise plasmó a la perfección en una interpretación que ahí quedará (¿por qué no admitirlo?) para la posteridad. Porque ya en aquella época el bueno de Tom apuntaba maneras e irradiaba un poderoso carisma que traspasaba los límites de la pantalla. Su personaje, Joel Goodsen, además, sufre una marcada metarfosis que sólo un actor con talento puede interpretarla así de bien. Al principio de la película se nos muestra a un Joel inmaduro e inseguro, que prefiere quedarse en casa a caer en la tentación de seguir el impulso de sus glándulas y desobedecer las directrices de sus padres.

¿Qué es lo que ocurre para que Joel cambie? No es qué, es quién: Rebecca de Mornay, la femme fatale de esta película que con solo su mirada de puro hielo ya tiene hiptonizados a Tom Cruise, a sus amigos y a todos los espectadores, veinte, treinta y cuarenta años después. Inolvidable esa escena en la que ella aparece por primera vez en pantalla con un vaporoso vestido azul y, tras ajustarse las medias, las puertas de la casa se abren de golpe para dar paso a una ventisca que obviamente nos desvela lo que pasa por la cabeza del protagonista. Ella es quien conducirá a Joel a través de una montaña rusa de emociones y situaciones al límite y que lograrán convertirlo en una persona completamente distinta, seguro de sí mismo, emprendedor y decidido.

Con estos elementos ya tenemos armada una película icónica que además es sazonada con una banda sonora como sólo la tenían las películas de esa década y que toma su máximo esplendor en la tantas veces rememorada escena del tren con la canción “In the Air Tonight” de Phil Collins.

Es hora de ponerse las gafas de sol, mirar al horizonte y decirnos: ¡pero qué coño! Ponle la primera a ese Porsche 928 y ve a por todas.
Yerai
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4
19 de mayo de 2016
11 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sorprende sobremanera que la unánime crítica profesional tilde a esta película de obra maestra utilizando calificativos tales como: "la película más perturbadora del año", "un hito entre las películas de terror de la historia" o "brillante y aterradora".

Y voy yo y me lo creo.

La Bruja aburre al espectador experimentado en el género de terror de tal manera que ve como son echadas por tierra sus legítimas expectativas de ser asustado, de sentir emoción o, tan solo, de disfrutar de una historia bien contada.

No es aceptable el sopor que implica un ritmo de narración incompatible con el género, tan lento que resulta desquiciante.

¿Es que hemos olvidado el fin que persigue el cine? No es otro que divertir, conseguir evadirnos y hacernos olvidar lo que nos rodea durante al menos hora y media en la que seremos nosotros de algún modo también parte de esa historia. Pero una película tan contemplativa y primitiva, en la que poco se nos cuenta, no consigue ese efecto sino el contrario, el de devolvernos a la realidad y pensar cuándo acabará el bodrio renqueante.

La película no es perturbadora, señores, qué más quisiera yo que haberme retorcido en el asiento con el corazón encogido en un puño tal y como han logrado otros films azotados por la crítica. Tampoco aporta nada nuevo al género, siendo sus recursos archiconocidos y predecibles. Y por lo que respecta a la historia, afirmaré sin dar ningún espoiler, que es una estafa en toda regla.

Los eruditos del cine cada vez más alejados del sentir del espectador medio. Lamentable.
Yerai
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6
12 de junio de 2015
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es una buena serie.

Empiezo esta crítica con una aseveración para mí imprescindible, con el obtejivo de dejar clara la impresión general que me ha provocado esta agotadora e interminable serie danesa. Me sorprende la alta nota obtenida en filmaffinity, aunque sé que viene siendo tradición en esta página la de sobrevalorar en ocasiones series que merecen notas mediocres, porque está muy de moda eso de decir que estamos en la "década dorada de las series", porque has invertido horas en ver un bodrio y necesitas justificarte, o porque sacar como tema de conversación con los amiguetes a "Los soprano" o "Breaking Bad" ya no sorprende a nadie. Así que nos ponemos a ver una serie made in Denmark, con todo lo que ello implica, para ampliar horizontes y eso.

El estilo absolutamente aséptico de la serie va acorde con la nacionalidad de sus protagonistas y de ello te percatas desde el primer episodio. No transmite sentimientos, es fría como un témpano de hielo, formando los momentos dramáticos un espectáculo nada digerible por lo poco convincentes que resultan. No hay emoción, ni vibrarás en tu sofá por las imágenes que se suceden en la pantalla con parsimonia y una total carencia de energía. La prota parece que es la única que tiene sangre corriendo por sus venas, pero nunca llegarás a empatizar con ella. Su vida personal poco te importará, al igual que la del resto de personajes, porque aquí de lo que se trata es de descubrir al asesino y de evitar caer en las trampas que los guionistas tienen preparadas para lograr hacer de este gris entuerto un apetecible entretenimiento.

Los personajes forman una pandilla de lacónicos antipáticos que no harán méritos por caerte bien. Si se muriese alguno poco te importaría; son todos piezas inermes de una partida de ajedrez que busca dar jaque a un asesino escurridizo, movidas por unos guionistas preocupados más por crear el despiste que por dar a conocer las motivaciones e inquietudes de cada persona.

La mayor virtud de la serie reside precisamente en su trama, meticulosamente narrada, en la que te sumergirás con gusto deseando conocer y descubrir lo que se esconde detrás del crimen. Sin embargo, quedarán muchos cabos sueltos y poco creíbles momentos como fruto del afán de los creadores de la serie por sorprender.

Así que antes de invertir más de 800 minutos en ver esta serie, piénsatelo mucho. La vida es corta y esa inversión la puedes dedicar a espectáculos más cortos y mucho más placenteros. ¿Has visto la cantidad de buenas pelis que te quedan por descubrir? Yo lo tengo claro.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Yerai
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6
24 de diciembre de 2011
34 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Menos de un 5? No es justo. Puede que la nota refleje el enfado de algunos al haberles vendido una película de Guillermo del Toro cuando en realidad es obra de otro director, pero el resultado no ha sido para nada decepcionante.

La película mantiene un buen ritmo; en ningún momento aburre, hecho que ya es todo un logro. En el cine se oyó algún que otro alarido de pavor y eso es sinónimo de que la peli consigue lo que busca. Los efectos especiales ayudan a ello, sobre todo en el momento en que aparecen los "habitantes" de la casa.

Hablando de esos pequeños seres, ¿no les han parecido adorables? El doblaje es estupendo, teniendo unas vocecillas curiosas, tanto como el que se utilizaba en las películas de terror de antaño. Me he llevado la impresión de estar viendo un "Gremlins" o alguno de esos films de los ochenta que tenían ese encanto que con el paso del tiempo se ha ido perdiendo.

Es genial la mala leche con la que han querido caracterizar a los malvados engendros y su puesta en escena, modelado y animación no tienen nada que envidiar al de las grandes producciones.

En cuanto a los actores, la labor de Katie Holmes y Guy Pearce no requiere especial talento, pero la pequeña Bailee Madison... ¡qué bien lo hace! Interpreta estupendamente el papel de niña asustada (véase la escena de la bañera) y consigue que el espectador pueda empatizar con su incomprendido personaje.

Los puntos flojos de "No tengas miedo a la oscuridad" son los mismos de los que adolece este tipo de producciones. El guión no sobresale precisamente por su brillantez ya que hay muchas aspectos del mismo que se dejan en el aire, incluyendo alguna que otra trampa que a los más observadores puede estropearles la fiesta. También se repiten los típicos recursos y clichés, pero el que entra a ver una de estas películas debería saber a qué se presta.

En definitiva, no es una mala película para ser del género de terror. Me atrevo a decir, incluso, que será recordada por aquellos que no hayan visto la versión original ya que este remake tiene un encanto, una ambientación, fotografía y, sobre todo, unos monstruitos geniales.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Yerai
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