Debo reconocer que si esta película me ha parecido mala es porque esperaba demasiado de ella. Quizás “esperar demasiado” sea a su vez “muy demasiado”. Películas/Series de adolescentes viviendo aventuras en idealizados 80 llevamos unas pocas. Diversas hordas de explotations han convertido a este tipo de películas en algo parecido a un subgénero cinematográfico.

Esta adolece de lo que muchas utilizan para convertirlas en algo comestible: música ochentera decente, ambientación decente tirando de recursos de la época, trama decente o un ramillete de canciones de más o menos éxito en esta década. “Verano del 84” no tiene absolutamente ninguna de estas cosas. La ambientación brilla por su ausencia más allá de cuatro cachivaches y dos camisetas, la música parece sacada de (ojalá) un videojuego cutre y la trama, por llamarlo de alguna manera, es un listado de cosas que se suceden unas a otras con un argumento principal que parece secundario y salpicado de problemas familiares y amoríos que no interesan a nadie.

Sin tiempo para cerrar de forma decente todas las tramas, ni siquiera la principal, el asunto se cierra de forma abrupta para el tono de esta cinta y deja al espectador totalmente perplejo.

Si algún día se les ocurre hacer verano del 85, que no cuenten conmigo.

Un ocaso brillante, excepcional del poker de estrellas que encabeza el reparto. La chispa de Freeman y el talento natural de Kline, mantienen a De Niro y Douglas viviendo de sus rentas durante mucho tiempo de la película. El papel de Mary Steenburgen es otro atractivo importante de la película. No perdería un viernes noche para verla, pero para una tarde de domingo es perfecta!

En general es una buena película. Lástima que su argumento esté demasiado estirado al final y que la segunda parte sea demasiado previsible. Aún así, el papelazo de Nicholas Hoult (que le viene muy bien el papel de chico guapo sin cerebro) hará reír y emocionarse a más de uno.

El doblaje es lo peor, pero no lo único malo de la película. Se abren demasiados hilos y no todos se cierran con el ritmo que deberían. Esta falta de concierto, hace que el final sea previsible, un precipitado y poco creíble.

Película entretenida y muy justita sobre el lado más morboso de la biografía de Marilyn Monroe. Esperaba bastante más a tenor de los premios que ha recibido, pero debe ser que ahora los jueces son más "tecnócratas" que "diversíocratas". Lo mejor, el papel de Julia Ormond.