Almodovar vuelve a sus mamarrachadas de MacNamara y "Quiero ser mamá", sólo que esta vez las mamarrachas nos son las mas arrastradas de la "movida madrileña" sino los que viajan en primera clase, mostrándonos lo sucio y zafio de los que se mueven por "la cúspide"

Probablemente Almodovar se haya repetido, pero como ya he dicho, los personajes han cambiado, ahoran son los que van de glamouros, los "cool" y los que viven en el éxito.

Sólo Almodovar, con su forma de contar las hisorias, puede hacer que el humor soez, grueso, chabacano, me parezca divertido e incluso, en momentos, inteligente.

Lo único que tiene esta serie de parecido con la época en que está ambientada es eso, la ambientación de los escenarios.
El resto, personajes, situaciones, diálogos, no deja de ser un absurdo lleno de anacronismos.
Desde luego, nada que ver con "La Vaquilla", que es un peliculón, y esto es una serie ligerita para reirte sin calentarte mucho la cabeza.

Sensación extraña la que me ha dejado esta película. No he podido evitar reirme de principio a fín y sin embargo la risa no ha evitado que conforme avanzaba la historia la tristeza creciera como trasfondo.
Situaciones disparatadas provocadas por unos personajes patéticos que no saben muy bien que están haciendo, ni a donde quieren llegar. Cinco hombres, cinco motivaciones diferentes y la necesidad de unir sus esfuerzos para alcanzar una meta absurda cuya finalidad ni siquiera ven de forma clara. Sólo tienen clara una cosa, autoinmolarse por el Islam y morir como un martir. ¿Para qué?, por solidaridad con sus hermanos musulmanes que están denostados en el mundo occidental acabando con un montón de infieles que me garantiza la gloria futura, aunque para ello deba dejar una vida plena al lado de mujer e hijo; para provocar un reacción que inicie una auténtica revuelta contra los occidentales, aunque mi origen sea occidental; porque lo dice mi "hermano" y yo sigo a mi "hermano" aunque en el fondo no se bien lo que hago; porque luchar por el Islam no puede ser sólo una pose, hay que comprometerse, aunque lo mío es rapear..., en definitiva, por auténtica imbecilidad.
Pero no sólo se nos muestra a islamistas radicales imbéciles, los occidentales, la policía, los que tienen que detectar estas células y pararlas, disponen de medios técnicos y legales, pero les falla el factor humano, otros imbéciles incapaces de escuchar, comprender e interpretar otras formas de pensar, errando siempre el blanco.

Comprendo que a los chavales pueda gustarle. A los que ya hemos visto muchas series estadounidenses pues..., argumentos de culebrón al estilo yanqui, una mala que no le llega a la suela del zapato a Angela Chaning, y mucho sermón hipócrita del tipo "se tu mismo", "acepta al diferente", "busca en tu interior", "salva el mundo"....y que luego "exportan" al extranjero en versión marine. Personajes cliché del High School American System: animadoras, chicos deportistas, pringaos, pero eso sí, todos se transforman poco a poco en seres políticamente correctos y "buen rollito". La supuesta "mala leche" que se gastan, bastante flojita. Lo único divertido es que todos los personajes son carne de psiquiatra.
Todo ello aderezado con la elaboración de números musicales, que puede que estén bien, pero es que yo no soporto a tanta solista chillona. (Cuanto más gritan y te taladran los tímpanos, parece que son mejores, con lo agradables que son las voces algo más graves y sensuales)

Todo lo que cuenta la película ya te lo contaban los documentales de la 2 hace veinte años, pero mucho mejor explicado. Y te dejaban pensando de verdad. La idea ni es nueva, ni nada.

Reconozco que la película tiene secuencias brillantes. Personajes (o posibilidades de los personajes) muy representativos y bien expuestos de diferentes psicologías y/o momentos psicológicos. Pero todo junto resulta excesivo.

Me han gustado las diferentes historias que plantea, desgranandolas y analizándolas de una en una; pero en el conjunto de la película resultaban demasiadas; algunas posibilidades son repetitivas en su exposición y muy largas, en detrimento de otras demasiado breves y mal explicadas.

Si se le ha querido dar a alguna de esas posibilidades un sentido de preferencia mayor por parte del protagonista, quizá un poco menos de metraje de las primeras y un poco más de las otras resultaba más llevadero.

La técnica de la narración (saltos en el tiempo y tal y tal) se ha empleado de forma abusiva, lo que ha dado un resultado iterativo y cargante, sobre todo en su parte final en la que salta de una historia a otra cada vez a mayor velocidad llegando a exigir mayor atención. Si ha tratado de hacer un resumen, o llegar a un climax, o exponer que las posibilidades pueden ser infinitas, o algo así, en mi caso sólo ha logrado cansancio.

En fin, película para gafapastas jovencitos que no han leído mucho sobre física cuántica, astrofísica, ni física en general, y poco más.

Bélgica está muy cerquita de Holanda, y el señor Van Dormael debe dejarse ver a menudo por los cafés de Amsterdam