Shiki Oriori es una película de anime que nos cuenta 3 historias que se desarrollan en China, todas en distintas ciudades, pero lo cierto es que podrían ocurrir en cualquier lado del planeta. Son relatos simples y cotidianos que exploran la adultez, dejándonos al final un potente mensaje.

La primera historia es la más simple de todas: un joven melancólico que recuerda cómo sus emociones más preciadas estuvieron unidas al placer de comer un plato de fideos. Dirigido por Yi Xiaoxing, creo que es la historia más floja de todas, sin embargo, lo que nos relata es una realidad, siendo a veces esos detalles más simples los que más nos tocan en el alma.

La segunda historia resulta más compleja, llevando como protagonista a una mujer que trabaja como modelo. Esta vez se nos muestra como es el mundo de la moda, explorando el declive de una mujer que estuvo en la cúspide de la fama, pero que al día siguiente nadie la recuerda. Los lazos familiares, los límites y el esfuerzo son temas que se ponen a prueba. Dirigido por Yoshitaka Takeuch, me parece un buen relato, a veces algo previsible, pero vale la pena.

La tercera y última historia es como la guinda del pastel, una historia de amor y amistad que no te puedes perder. Como protagonista tenemos a un estudiante de arquitectura que cometió uno de los peores errores de su vida debido a su orgullo, y lo repasa mediante una cinta de casete que tenía olvidada. Dirigido por Li Haoling, esta historia hace vista al pasado, convirtiéndose en una especie de homenaje a la película 5 cm por segundo, de Makoto Shinkai.

No considero que sea un film indispensable, pero Netflix ha logrado hacer una muy bonita película animada. Me he identificado en varias ocasiones, especialmente con la tercera historia que es la más compleja de todas. Nostalgia, ternura, rabia y arrepentimiento, son solo algunos de los sentimientos que te hará sentir esta obra.

Debo admitirlo, me ha gustado. En un principio me dije a mi mismo: ¿qué estoy viendo?, y lo cierto es que el humor absurdo, así como la idiotez del protagonista me agotaban. La película está llena de situaciones que se asemejan mucho al anime, esto puede echar a muchos para atrás, sin embargo, una vez que te acostumbras a los personajes y al ritmo de la película, te sacará varias carcajadas.

My Sassy Girl de alguna manera logra hacer que nos encariñemos con los personajes (como que los odias... pero también los quieres, es algo muy extraño), y no sé si habré sido el único, pero hay un momento de la película que me identificó terriblemente, haciéndome recordar ciertos momentos que no aproveché en mi vida, donde tal vez debí jugármela mejor, haber tomado una decisión. Algo similar me está pasando ahora y por loco que parezca, esta película hizo que me lo replanteara.

Ya por el final, se nos presenta una situación que nos toca profundamente, acompañada de una banda sonora increíble, como ya es de costumbre en las obras asiáticas. Creo que My Sassy Girl es una gran película, con defectos, claramente, pero créanme que vale la pena, no se vuelve empalagosa y mantiene un ritmo bastante interesante.

Decir que hace muchos años conocí esta historia a través del remake de 2008. No la vean, es una pérdida de tiempo. Quédense con la original.

Cuando fui a ver esta película no tenía muchas expectativas, el trailer se veía bonito, pero ya me veía venir una película trillada y con gran cantidad de elementos reciclados. Fui acompañado de una amiga para que valiera realmente la pena la visita al cine.

Comienza la película y logra atraparme, creo que la idea era genial, era previsible lo que iba a pasar, pero me agradaba el ritmo y me gustaba lo que estaba viendo. Luego nos introducen a más personajes, me gustó como entró a escena cada uno de ellos, sin embargo, toda esta magia que se había construido no tardaría en echarse a perder por un inverosímil romance entre la protagonista y uno de los chicos que conoce, rompiendo con todo este ritmo que me mantenía enganchado a la pantalla.

Luego vemos como algunos personajes van siendo olvidados: Dra. Cate, quien desaparece durante toda la trama central y sólo vuelve a aparecer al final de la película, y Zu, quien se dejó completamente de lado, teniendo apariciones que no aportaban absolutamente nada a la trama.

Debo confesar que antes de verme Scott Pilgrim vs. the World ya tenía mis expectativas altas. Me gustan mucho las películas de Edgar Wright, creo que son visualmente hermosas, con un estilo que considero arte puro (algo similar me pasa con las de Wes Anderson), sin embargo, esta me sobrepasó completamente, llevando ese toque de genialidad que siempre busco en las películas.

Cuando estás mirando Scott Pilgrim: de alguna manera regresas a tu juventud, te conmueves con la nostalgia que te produce cada escena, sonríes con los gags y referencias a cómics y videojuegos, saludas a tu friki interno al que llevabas tiempo sin ver, te enamoras de los carismáticos personajes que nos presentan, te identificas con más de alguno, recuerdas algún romance juvenil que tuviste...

En fin, por algo es hoy en día considerada una película de culto (no tardó mucho en serlo). Es simplemente una joya contemporánea imprescindible con la que no pararás de sonreír, y que al final te dejará un muy buen sabor de boca.

Antes que todo, debo que decir que entré a mirar esta obra sin saber nada de ella, sólo que era de música, pero nada mas que eso. Ahora que la he terminado me he enamorado de la película, mi corazón lo sabe, y en mi mente aun resuena la canción "Falling Slowly", que no por nada ganó un Oscar a la mejor canción original.

La película comienza mostrándonos el arduo trabajo y la humildad con la que un hombre se gana la vida, cantando canciones en la calle, acompañado de una una gastada guitarra que es parte de su vida. Mas tarde conocerá a una chica que conecta con él inmediatamente, todo esto mediante la música, que no deja de estar presente en toda la película.

Si hay algo que le agradezco a este director es el hecho de no cortarse con la duración de las canciones, simplemente las dejaba correr hasta que estas acabaran, así se aprecia toda la magia de la música que tanto nos gusta.

La película es romántica a su manera, los acercamientos no son empalagosos, nos muestran lo lindo de cuando conoces a una persona, la magia que hay al descubrir las cosas en común, y todo ese tipo de cosas que definen lo que es el amor. Es una obra dramática bastante madura, no cae en cosas demasiado típicas ni clichés, algo a tener muy en cuenta a la hora de hacer estas críticas.

Decir que este es un film pequeño, de bajo presupuesto, y esto lo podemos ver reflejado desde el primer minuto, pero los sentimientos y emociones se manejan tan bien que es lo de menos. Once es de esas películas que no son obras maestras, que tienen sus errores y que incluso carecen de fuerza en el guión, sin embargo, está llena de vida.

No son muchas las películas que han logrado emocionarme como lo ha hecho Once, tal vez es porque me hizo recordar etapas lindas de la vida, quizás fue sólo la sensibilidad de la música, o incluso pudo ser que me ha pillado en un momento difícil. No lo sé, pero me ha tocado fuerte, y eso se valora en el cine. Gran película, muy recomendada.