Me pareció, sinceramente, una estupenda película que destaca por la sencillez y acierto con que se cuenta la historia. Una historia dramática sobre las calamidades, extorsiones y chantajes a los que se ven avocados los inmigrantes que desesperadamente tratan de atravesar la frontera entre México y Estados Unidos en busca de una vida mejor. Tema bastante manido, aunque evocador y contundente en esencia.

Además de este planteamiento base sobre el que se suceden los acontecimientos, nos encontramos con la problemática como transfondo del racismo inextinguible que aún se da en ciertos colectivos estadounidenses, y que queda plasmado hasta en las reticencias que el personaje viudo tiene al principio del metraje con los extranjeros. Viudo que por cierto es interpretado por un siempre estelar Ed Harris, que en esta ocasión hace un más que notable despliegue de sus habilidades interpretativas a la hora de mostrar la mezcla de ira e impotencia, ambas dominadas por el dolor y la tristeza, con las que tiene que lidiar su personaje en toda la película.

Un western que tiene lugar en la actualidad, elegante y victorioso en su estilo narrativo, que sabe transmitir todas las emociones expuestas en la cinta hasta obligarte a empatizar con cada uno de los protagonistas.

Normalmente no tengo la capacidad de disfrutar los dramas judiciales y, aunque los haya de todos los colores, suelo ser reticente a creer las causas que llevan a los protagonistas hasta esas tradicionales cortes donde el objetivo es convencer a un jurado popular.

Sin embargo, ésta me pareció una película diferente en la forma en que se dan las escenas de carácter legal, ya que solo son la consecuencia de una serie de experiencias que viven los involucrados entre sí, y no el "plato fuerte" del guión. Resultó ser una película más que entretenida durante la mayor parte del desarrollo, contando incluso con un par de fuertes y acertados giros argumentales que le dan al film un nuevo aliciente a ser visto. Los personajes van adquiriendo cuerpo conforme pasan los minutos, haciendo notar su carisma en la mayoría de los casos, y al final no podremos mas que embobarnos con una trama que se deja querer.

La recomiendo a todo aquel que busque una buena película sin florituras, y en la que su principal atractivo es un sólido argumento que te convencerá hasta dejarte pegado al asiento sin remedio alguno.

Aunque a priori pueda parecer que poco o nada tienen en común estas seis historias, existe un elemento clave que convierten todos estos relatos en unas analogías explícitas de la conducta humana, y no es otro que la ira latente y desmesurada que inunda a cada uno de los personajes protagonistas, convirtiéndolos en un fiel reflejo de los instintos primitivos que muchas veces nos inundan y nos vemos obligados a reprimir. En cuanto al humor, ración más que suficiente de un estilo por el que adolezco debilidad (por lo que quizás no soy del todo objetivo), y que junto a la intriga incesante convierten a esta cinta en una subida permanente de su línea argumental, sin prácticamente "llanuras" y absolutamente ninguna caída en su desarrollo, siendo cada momento en cada uno de los relatos igual o más interesante que el anterior.

A mi parecer, hay una o incluso dos historias que tienen ciertos tintes de thriller psicológico, con una carga visual que va mucho más allá de los meros hechos narrados, y que percibimos a través de varios elementos como una fotografía intensa o unos silencios muy oportunos que nos hacen reflexionar más allá de las imágenes que se nos presentan. El simbolismo queda plasmado en unos paisajes infinitos, oníricos y desequilibrantes (en la historia del coche negro que sufre un pinchazo) que por momentos destilan cierta reminiscencia a una de mis películas favoritas, "Giro al infierno". En cuanto a la boda de la novia despechada, la sangre sobre el vestido blanco, los rostros expresando miedo, compungidos y agonizantes, y la atmósfera cargada de mentiras y falsas intenciones condicionan de forma inequívoca a otra historia que nos influye a través de un contenido que nunca llegamos a ver, pero que tampoco dejamos de sentir en ningún momento.

En cuanto a Ricardo Darín, tampoco puedo presumir de ser un seguidor exhaustivo de su carrera profesional, pero puedo decir que está a la altura de lo que había visto antes de él, así como de lo que se espera de un actor de su talla; de hecho, su historia se me antoja más destacada por su interpretación que por los acontecimientos en sí (sin desmerecer en ningún momento esta parte del guión).

En términos generales, ésta es una película que recomiendo encarecidamente primero por ser una de las mejores comedias negras que he visto (a secas), y segundo por ser una magnífica película en otros muchos aspectos, de la que te verás absorvido de principio a fin.

Entretenida película que, sin embargo, poco tiene que ver con la primera, tanto en argumento como sobre todo en razón de ser. Tiene sus momentos y puntos álgidos, así como actuaciones a ratos creíbles, pero en mi mente no terminan de cuadrar los papeles escéntricos y de humor refinado que interpretan los tres protagonistas con la serie de absurdas y disparatadas situaciones en las que se ven envueltos.

Te llegarás a reír y encontrarás entretenimiento si es lo que buscas con esta película, pero no descubrirás nada más allá de lo meramente superficial.