"Novecento" es un gran fresco…un cuadro ineludible para entender el cambio de siglo en una Italia ya Europea. Bertolucci como buen alumno de Visconti, no me extrañaría que su idea fuera narrar una continuación (pasados unos años) del gran "El Gatopardo"…otro gran fresco histórico. Ambas obras maestras y sin complejos.

Si a mediados del XX nos fascinó 2001(1968) a inicios del XXI nos volvió a fascinar (al menos a unos) El árbol de la vida (2011).

Si nos olvidamos de la belleza de las imágenes de este film, aunque difícil por ser imprescindible como cordón umbilical que posibilita su narración, Malick (autor de las excelencias "Días del Cielo" y "La delgada línea roja") nos vuelve a contagiar con el discurso antropológico (del que ya formó parte en sus estudios universitarios en Oxford) que define e inspira su carrera y su idea. Cual se le podría definir como el Conrad cinematográfico del XXI, como Albert Sánchez Piñol lo es en la literatura.

Se ha comentado que los grandes siempre explican la misma historia, pero esta, la exponen desde la diversidad de la mirada o de las distintas perspectivas que se les ofrece en el momento, (lástima que estas sean limitadas) para visualizar su maximización y comprensión.
Creo que Terrence Malick es uno de ellos.

El árbol de la vida nos introduce de lleno y desde un principio al papel que asume el ser humano en torno al Universo. De su comprensión i/o incomprensión. De la búsqueda de un Dios como explicación de lo inexplicable y de las dificultades racionales del ser.
Nos invita a recorrer un camino (o recordatorio), desde una Génesis Bíblica vs una Génesis del Universo. Conjugando un paralelismo entre ambos.
Si inicia su exposición en una cita del libro de Job: "Dónde estabas cuando puse los fundamentos de la tierra...", lo alterna con imágenes de la Génesis del Universo hasta la creación de la vida, la vida terrenal y humana (por lo visto estaba muy ocupado).

Utiliza con ingenio a los personajes –como conejitos de indias-, familias en los famosos y felices años 50 yanquis, que es cuando las dudas y las granes preguntas aparecen, al menos en las civilizaciones llamadas occidentales y prosperas (Recordemos que Malick es Sirio-Americano).
El discurso se va desarrollando a través de la mano del Génesis Bíblico. Caín (el hijo que se rebela frente de un padre, Adán, déspota y amargado fuera de un paraíso deseado y que no se le ha concedido…) y Abel (el hijo perdido o muerto por la mano y/o guerra del hombre) etc.
… Eva, la madre que no para de preguntarse el porqué. Y de suplicar y dudar…y al final aceptar… (Sic).
En definitiva, Terrence Malick hace una reflexión muy valiente en la que no duda en autoimponerse y nos convida a autoimponernos un espejo para intentar comprendernos a partir del racionalismo, sin dar una explicación solucionaria que por supuesto no tiene y lógicamente no pretende tener y ni dar.
xpau