Es una serie brillante, emotiva, alegre, triste, dramática y perfecta desde el principio hasta el último capítulo. Russell T. Davies ha conseguido juntar un grupo de actores fantásticos que encajan a la perfección con sus personajes regalándonos una obra de arte preciosa que se quedará grabada en la mente y el corazón del espectador. Olly Alexander es perfecto y nos regala una interpretación majestuosa que nos hace pensar “vaya pedazo de actor”. Sin duda unas de las mejores series de los últimos años, 5 capítulos nos dejan con gana de un poco más pero creo que la perfección no necesita más.

Es el destino de muchas series, una primera temporada perfecta, una segunda que baja un poco el nivel pero aguanta y una tercera que se derrumba hacia un abismo de sin sentidos y situaciones inverosímiles que destrozan todo lo bueno hecho anteriormente. La única nota positiva de esta última entrega es la superlativa interpretación de Matt Bomer, ha demostrado ser un buenísimo actor encajando perfectamente con su personaje. Como digo siempre hay muchísimas series que tendrían que acabarse con la primera temporada, seguir no siempre quiere decir subir (el nivel).

No hay nada que hacer, hay series que son obras de arte, todo encaja a la perfección. La banda sonora, los actores, la fotografía, el guion, los personajes, todo se va moviendo en un mecanismo perfecto que te deja disfrutar cada capítulo sin pausa. The boys es claramente una de estas. Primera temporada brillante y una segunda explosiva con la imagen final que quedará en la historia.