Haz click aquí para copiar la URL
Críticas de Federico_Casado
Críticas 662
Críticas ordenadas por utilidad
7
5 de diciembre de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cualquiera diría que este tipo de películas de justicieros -al más puro estilo de Charles Bronson- pareciera que estuvieran pasadas de moda, pero nada más lejos de la realidad: a la trilogía inesperadamente triunfadora de John Wick, y a los ajustes de cuentas que tanto ha realizado en el último periodo de su carrera Liam Neeson, le ha seguido esta sorprendente película, que en su modestia, rescata toda la tradición del cine de acción setentero, pero con un estilismo propio del videoclip, un lenguaje que tan bien maneja el director de la cinta, Ilya Naishuller.

La ecuación es todo lo simple que pudiera esperarse: un ciudadano familiar, neutro (y aburrido) ve cómo su casa es asaltada por desconocidos, y contempla impávido que todo suceda ante el pasmo (y decepción) de su mujer -una recuperada Connie Nielsen, tan esplendorosamente bella como siempre- y su hijo, que lo consideran un verdadero cagón, al no responder a tan flagrante agresión. Claro que las cosas, como viene siendo normal en este tipo de casos, no suelen ser lo que parecen, y el pobre Hutch Mansell -que es como se llama el protagonista al que da vida Bob Odenkirk, aunque todos ya le conozcamos como el abogado Saul Goodman (al que mejor hay que llamar) de "Breaking Bad"- en realidad esconde un gran secreto que explotará como un géiser en el momento menos pensado, dejando a todos con la boca como los dibujos animados de Warner, cuando se les desencaja la mandíbula ante una sorpresa.

Viendo esta película se me vino a la imaginación la reacción que tuvo el personaje de Dustin Hoffman en "Tarde de Perros", en la que un astrofísico tímido y apocado se convierte en una especie de "Terminator" a la hora de defender a su familia. Bueno, pues ríanse del mismísimo Bruce Willis en "RED" a la hora de tomar venganza, porque ahora estamos ante un verdadero Killer, que domina todo tipo de armas y técnicas de combate y que pondrá las cosas en su sitio de una vez por todas.

Resulta inevitable reconocer que el arrollador carisma de Odenkirk es uno de los principales activos de la película, ya que su versátil interpretación consigue la credibilidad del personaje en los dos extremos en los que oscila el personaje, tanto de tedioso esposo y padre, como de fiera corrupia descarnada. Una sinfonía de matices que estiliza aún más el mensaje de "ojito, cuidado conmigo que tú no sabes quién soy yo…". Pues eso.

Aunque lo fácil hubiera sido adentrarse en la estética cómic para realizar un clon de todas las películas de este género que hemos mencionado antes -cuyas claves estéticas y estilísticas parecen ya establecidas, más allá de las sagas mainstream estilo Bourne o James Bond- el director ha optado por una opción valiente que al final le ha resultado, ya que la parquedad en la realización y la casi ausencia de florituras concuerda con la austeridad del personaje principal, que busca por todos los medios pasar desapercibido como una persona corriente, pero que en realidad, es un tigre, al que si pisan la cola es capaz de destrozar todo lo que se le ponga por delante.

Un producto eficaz y eficiente, que ha conseguido un pequeño puesto de honor en esta retomada producción post-pandemia, y por el que Universal ha apostado para estrenar no sólo en las plataformas digitales, sino retrasando convenientemente su estreno en pequeña pantalla. Lo cierto es que la película lo merece, tanto por su (reconocida) modestia, como por su sentido: bajo determinadas condiciones, todos nos podemos convertir en una máquina de matar (y quizás ya lo somos, aunque no lo reconozcamos…).
Federico_Casado
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
6
12 de marzo de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Acercarse a la obra de uno de los grandes mitos vivos de la historia del cine no es nada fácil. Ni siquiera para él mismo. Porque alguien que ha hecho películas crepusculares de la calidad de "Sin Perdón" o "Gran Torino" lo tiene muy, pero que muy complicado no ya superar este nivel, sino ni siquiera acercarse. Y quizás este sea el gran problema que le veo a "Mula": que descontextualizada quizás pudiera ser una película hasta buena. Pero comparada con toda la anterior obra de Eastwood es manifiestamente inferior, cuando a veces directamente ridícula. Porque hay momentos en los que no nos tragamos de ninguna manera el tono y las circunstancias de este personaje. Quizás el Walt Kowalski de "Gran Torino" ha tenido una sombra demasiado alargada, pero es que señores, hace ya diez años de esto. Y el tiempo no pasa en balde, y si antaño Eastwood tenía aunque fuera un ápice de su carácter, de su dureza, de su personalidad... ahora parece haberse difuminado tanto que casi ha desaparecido. Será la edad. O será que no quiero admitir que definitivamente, Clint Eastwood es viejo.

Para aquellas personas que no estén familiarizados con el término, se llama "mula" a alguien que transporta droga. Lo ideal, además, consiste en que la policía no sospeche de ninguna manera que esa persona que mueve la sustancia ilegal de una u otra forma. Basada en un hecho real, la película cuenta la historia de un floristero veterano de guerra que arruinado tras la crisis, decide aceptar trabajar para un cártel mejicano de la droga para transportar cocaína dentro de las fronteras norteamericanas. Lógicamente, ¿a quién se le va a ocurrir detener a un abuelete simpático para inspeccionar si lleva droga? Pues precisamente eso es lo que pasó en realidad, y Leo Sharp transportó kilos y kilos de coca para el Chapo Guzmán por todo el territorio estadounidense sin sospechas algunas.

Aunque Nick Schenk, que firmó el guión de "Gran Torino" ha vuelto a escribir el guión de "Mula", el personaje no tiene absolutamente nada que ver: ahora ya no hay heroísmo, sino simplemente, afán de forrarse, así como suena. Y quizás eso también me choque, porque en el fondo el personaje protagonista de "Mula" no es un buen tipo: es un egoísta redomado al que su familia se la trae al pairo, y que siempre ha hecho lo que le ha dado la gana con su vida, y que únicamente intenta salvarse del embargo y desahucio. Ese perfil no me encaja mucho con el de Eastwood, ya que todos esos personajes en el final de su vida que ha representado, tienen un ramalazo épico, por muy mala leche y pocos modales que tuvieran: terminaban haciendo lo correcto. Ahora todo es más subjetivo, cuestionable o como poco, moralmente dudoso.

Si a todo ello sumamos una falta total de profundidad, de calado argumental, y todo se queda en anécdotas más o menos graciosas, queda todo desvirtuado. Muy desvirtuado. Incluso en el guión se plantean una serie de personajes tremendamente malvados y crueles... que cuando llega el momento se les enternece el corazoncito y se apiadan del abuelete (WTF, ¿el cártel de Sinaloa, que corta cabezas a diestro y siniestro, siendo compasivos?).

Eso sí, la sobriedad narrativa de Eastwood sigue siendo intocable y funcional al 100%. Y es normal que los genios tengan claroscuros en su trayectoria artística (de hecho, a pesar de sus geniales películas, tiene otras que son verdaderos peñazos). Pero en esta ocasión todo parecía indicar que iba a ser una especie de "Gran Torino", con el (interesante) componente añadido de lo moralmente cuestionable. Y no ha sido así, todo se me ha antojado demasiado ligero, demasiado poco trascendente. Impropio del profundo discurso que siempre (o casi siempre) ha tenido el gran Eastwood. O a lo mejor es que tenía demasiadas expectativas. O que no quiero admitir que uno de mis grandes héroes de la historia del cine, ese de mirada torva y pétrea, ya no intimida porque no es más que un pobre anciano. El caso es que a pesar de sus destellos de genialidad -que como no podía ser de otra forma, están presentes- esta que puede ser la última película de Eastwood como actor me ha parecido un epílogo demasiado banal para una carrera actoral tan esplendorosa.
Federico_Casado
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
6
4 de noviembre de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que Queen ha sido uno de los grupos más importantes en la historia del pop-rock no es nada nuevo. Su estilo rompedor que mezclaba notas clásicas -incluso operísticas- con los ritmos más pegadizos y comerciales atesoró a legiones de admiradores -entre los que me incluyo-. O sea, que a todo el mundo le gusta Queen. Una vez dicho esto, queda clara mi admiración incondicional no solo ante esta banda, sino hacia su cantante, Freddy Mercury. Pero una vez aclarado esto, hay que reconocer también la mitificación que se ha hecho de este personaje a raíz de su trágica muerte por el SIDA, porque cuando alguien joven muere, siempre tendemos de manera natural a elevarlo a niveles estratosféricos, en todos los sentidos (como sucedió con James Dean, Marilyn Monroe, etc.).

Este proyecto, que pretendía ensalzar la figura de Mercury ha sido controvertido desde sus inicios, empezando por la búsqueda desesperada de un actor que diera vida a tan controvertido personaje como el divino Freddy, aunque han logrado encontrar a un excelente actor -Rami Malek, aunque antes iban a ser Sacha Baron Cohen, Daniel Radcliffe, Dominic Cooper, Ben Whishaw...-, que a base de una prótesis dental y unos retoques estéticos, ha conseguido un notable parecido con el cantante de la banda. Tampoco podemos olvidar que su director -y productor- Bryan Singer fue despedido antes de finalizar el rodaje siendo sustituido por Dexter Fletcher, que terminó dirigiendo la película hasta el final (sin estar acreditado). Y como guinda del pastel, varios guionistas también han ido escribiendo diferentes versiones de la historia desde el principio del proyecto en 2010, hasta que se empezó a rodar finalmente en 2017.

Un verdadero calvario creativo y de producción que ha terminado con una película tan políticamente correcta... que es lo más alejado que pueda existir para una banda que se llamaba irónicamente Queen precisamente como homenaje descarado, divertido e irreverente al término inglés -que además de significar literalmente "Reina", también se refería a los homosexuales que alardean de su condición, o sea, con mucha pluma-. Si además añadimos el elemento innegable de que toda biografía convertida en película suele ser aburrida -la vida normal de alguien, por apasionante que pueda parecer, es SIEMPRE menos interesante que cualquier guión cinematográfico- tenemos un producto que a base de haber sido limado de todos los contenidos controvertidos -que son lo realmente interesantes en esta historia, como sexo, drogas, promiscuidad, etc.- ha quedado desvaído. Bien, las imágenes y las canciones son muy espectaculares y a todo el mundo le gustan, pero no va más allá que un inmenso y carísimo karaoke, en una especie de película "tribute band" -o sea, esos grupos que imitan con gran realismo a bandas famosas, como hacen "Los Escarabajos" en Sevilla con Los Beatles-.

La historia de Farrokh Bulsara desde que llegara a conocer a Brian May y Roger Taylor para formar Queen y se convirtiera en Freddy Mercury, más sus relaciones sentimentales con Mary Austin y su cuestionamiento a la bisexualidad, más su desavenencias con la banda para comenzar una carrera en solitario y el reencuentro con sus amigos para dar el superconciertazo Live Aid en el estado de Wembley en Londres tras conocer que tiene SIDA son los elementos que se entretejen en una historia que como digo, ha sido desprovista de las controversias de sobra conocidas en la promiscua vida de Mercury. Todo muy correcto. Demasiado correcto, diría yo. Y para ver una recreación del concierto de Queen en Wembley en 1985 ya está youtube, que lo puedes ver enterito. De punta a cabo. Y no con actores, sino con los Queen auténticos y de verdad.

Entonces yo me pregunto ¿es suficiente para hacer una buena película buscar a un (buen) actor que se parezca muchísimo al personaje? Pues no, como ya se demostró en "Jobs", ya que por mucho que Ashton Kutcher se mimetizara en el creador de Apple tampoco creó una buena película. Pues algo así ha sucedido en "Bohemian Rapsody": si, Malek se parece bastante a Mercury, pero... ¿eso es garantía para una buena película? Pues no, oiga. Sobre todo porque no te cuenta lo que todo el mundo quiere saber sobre Mercury y sobre Queen, ya que lo que cuenta es lo que todo el mundo ya conoce -esto es, su faceta más pública y artística-.

¿Espectacularidad? Pues claro, con casi 53 millones de dólares de presupuesto ya podrán hacer una película tremendamente grande, tremendamente espectacular. ¿Interés? Muy limitado, sobre todo porque ya sabemos todo lo que nos están contando, y no añaden nada nuevo. El masivo lanzamiento publicitario tampoco ha conseguido que la gente asista en masa a ver la película y a día de hoy, tras su estreno mundial el 24 de octubre solo ha conseguido internacionalmente algo más de 12 millones de dólares. O sea, un buen batacazo comercial, por mucho que quieran premiar la interpretación mimetizada de Malek en Mercury. Porque no es suficiente, aunque a veces pudiera serlo -como el caso de Gary Oldman convertido en Winston Churchill en "El instante más oscuro", que además de sus maratonianas sesiones de maquillaje, contaba con una excelentísima y brillante interpretación-. Desde mi punto de vista, es una película que ofrece muy poquito al espectador, y que de "Bohemian" (o sea, Bohemio, que es lo que define buena parte de este grupo y del propio Mercury) tiene poco o nada, porque para ver un concierto de Queen o escuchar sus canciones, no hace falta ir al cine. Sobre todo si lo que vemos son sucedáneos en playback, más que los originales.
Federico_Casado
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
6
12 de marzo de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
He tardado un poco en hacer la crítica de la última película de Guillermo del Toro, porque se me ha indigestado un poco. No porque haya bebido de demasiadas fuentes ("Delicatessen", "Amelie", "Hellboy", el cortometraje holandés "Space between us" -el espacio entre nosotros-, "Un, dos, tres, Splash", "La mujer y el monstruo") llegando casi al plagio en alguno de los casos (o en todos). Ni porque todas las películas que ha hecho este director hayan sido grandes "promesas" en cuanto a argumento, estética, producción y efectos visuales, y a posteriori se han quedado solamente en eso... -a excepción de la inteligente, fantástica y exhuberante "Chronos", una reinvención del vampirismo protagonizada por el gran Federico Luppi que lanzó definitivamente la carrera de este director más allá de las fronteras mexicanas-. He tardado un poco en hacer la crítica porque me he engoñipado con tanto frikismo. Y lo peor es que es precisamente por ese frikismo por el que Del Toro ha arrasado con su película. Incluso en los mismísimos Oscar (y ya puestos, con infinitamente más justicia que su compatriota el sobrevaloradísimo Alejandro González Iñárritu).
Si ojeamos la filmografía de Del Toro, su visión friki ha impregnado cada fotograma: faunos, monstruos, vampiros, demonios y hasta extraterrestres interdimensionales han sido los personajes con los que ha bregado una y otra vez. Curiosamente, además de los encargos comerciales con mayor o menor acierto (ahí está la "Hellboy", "Mimic", "Pacific Rim", "Blade 2"...) sus películas revisaban con cierta inteligencia y no poca inquina varios capítulos de la historia, añadiendo elementos fantásticos a dramas tan profundos como la Guerra Civil Española o la Inglaterra Victoriana. El problema, el auténtico problema de este director, es que prometía mucho... y luego nos quedábamos con un palmo de narices. Incluso con la serie "The Strain" se mantenía la tensión en muchos capítulos, y luego se desinflaba.

Total, que aparte de no fiarme un pelo del resultado de algo que me sonaba ya muchísimo -sobre todo porque soy un enamorado del cine fantástico, y el clásico de Jack Arnold de la Universal, "La Mujer y el Monstruo" estaba demasiado presente...- estaba convencido que el frikismo declarado de Del Toro iba a estar verdaderamente desbocado: ese particular universo cargado de referencias a seres deformes, no convencionales, deshumanizados, iba a ser la pauta general. Y no me equivocaba. Pero en lo que si me equivocaba es que mientras que en las anteriores película de este director era una simple pose estética, en esta ocasión tiene una clarísima justificación para hacer una reflexión sobre la Norteamérica de los años sesenta, en plena Guerra Fría con la Unión Soviética. Porque precisamente esos frikis de aquel tiempo (una muda, una limpiadora negra, un parado maduro y homosexual...y por supuesto la criatura protagonista del film) son los que van a definir en realidad la humanidad. Y por contra, el resto de personajes "normales" como el jefe de seguridad que tiene a la familia perfecta, un varón blanco, heterosexual, son quienes definen la verdadera monstruosidad. Una monstruosidad que se esconde detrás de una fachada de colores perfectos, casas perfectas, trajes perfectos, coches perfectos y vidas perfectas. Que en realidad, no lo son, claro...

Ese ha sido en auténtico acierto de esta película, y que en realidad y aunque toque demasiadas zonas comunes con otras muchas cintas de la historia del cine, consigue lanzar un mensaje. Y si encima lo trufa con una historia de amor, pues da de lleno en la diana. Alguien dijo una vez que una película era "una historia de amor donde pasan muchas cosas...y al final termina bien". Pues si tomamos esa plantilla y la aplicamos al cuento adulto (y tan adulto...) que ha trazado Del Toro -y sin hacer spoiler, ya que el sentido del "termina bien", puede ser un tanto...particular- todo encaja bien. Sin aspavientos, pero encaja bien.

Habría echado en falta algo más de originalidad (en serio, ese universo barroco de "Delicatessen", ese tono de fábula cómplice de "Amelie" -no me extraña que Jeunet se cabreara y le largara a Del Toro que "a ver si hacía cine propio y no copiaba a los demás..."-, esa criatura calcada del personaje de Abraham Sapiens de "Hellboy" en muchos casos me hacen recordar los referentes y me sacan de la historia...) y más de ritmo en algunos casos -se me llega a atragantar en algunos momentos-, pero en un cómputo general, "La forma del agua" es disfrutable, aunque algo ñoña. Efectiva, aunque maniquea -a veces pienso que es una versión perversa del universo Disney, incluso con un malo que parece primo cercano del capitán garfio (y no voy a especificar más porque haría spoiler)-, entrañable, aunque excesiva -el cambio de tono típico de este director y que tanto le gusta también a Alex de la Iglesia, puede desconcertar al espectador, que a veces no sabe si está viendo un capítulo de expediente X o una película de Doris Day versión X- y preciosa y a la vez cruel y sangrienta. Pero lo que es cierto, es que aunque no sea una película con la suficiente entidad como para llevarse el oscar a la mejor película, al mejor director, a la música y al mejor diseño de producción, es con diferencia la mejor película que jamás haya hecho este director. Y también es cierto que tiene momentos de muy buen cine. Pero a veces me resulta hecha con retales y con costuras que se notan demasiado, aunque termine siendo resultona.
Federico_Casado
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
3
31 de diciembre de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
En la industria del entretenimiento, los videojuegos han superado con creces al mundo del cine en facturación e incluso en influencia popular. Nombres como los de "Call of Duty", "FIFA", "Uncharted", "GTA", o por supuesto, "Assassins Creed" tienen ya mucha más importancia en el ocio de millones de personas que cualquier película que se estrene en una sala de cine. En la transversalidad que Hollywood ha intentado una y otra vez a la hora de llevar a las películas los videojuegos -que, en muchos casos, tienen la tradición cinemática y narrativa del cine...- no ha habido prácticamente ningún buen resultado, a pesar de las muchas adaptaciones.

Quizás la clave sea en que todo lo que nos tienen que contar, ya nos lo han contado. No sirve el antiguo argumento que a nivel de guión los videojuegos son inferiores al cine: cualquier título desde hace ya muchos años tiene los suficientes recursos dramáticos para conformar una historia. Además, con el componente añadido en que el protagonista de todo eres tú, de manera activa y no como un simple observador externo, una tercera persona que simplemente mira la acción. No. Ahora tú eres parte de la acción, y de ahí el gran éxito de el ocio cibernético, que es capaz de llevarnos a pilotar un fórmula uno, a hacernos luchar en cualquier guerra conocida por la humanidad (o no), pilotar un caza de combate de última generación en territorio enemigo, manejar una nave espacial en lo profundo del cosmos, enfrentándonos a civilizaciones extraterrestres, exterminar una plaga de demonios interdimensionales o planificar una estrategia empresarial. Todas estas experiencias, todas estas vidas, que tanto intentaron hacernos vivir autores como Alejandro Dumas o Miguel de Cervantes, ahora podemos experimentarlas en primera persona, y con una sensación de realidad tal que es algo inédito hasta ahora en la historia de la humanidad.

Más allá de los condicionantes sociológicos (y psicológicos) de los videojuegos, ahora nos centramos en la versión cinematográfica de uno de las producciones electrónicas de mayor éxito de la historia, en la que un particular asesino profesional ha de enfrentarse a las más peligrosas situaciones, ayudado por su entrenamiento acrobático, sus armas y su rapidez. Un background que ya conocemos de sobra los que hemos jugado a este videojuego (el animus, la memoria genética, el salto de fe...) pero que ahora al trasladarlo a la gran pantalla queda bastante desvaído, bastante lejano para el espectador: es esta una historia pensada para que el contexto sea un mero decorado para la acción, y en la película se hace justo lo contrario: es el contexto -la España inquisitorial de 1492- lo más importante, y la acción pasa a un segundo plano.

La ambiciosa fórmula sencillamente no funciona, ya que el esfuerzo de los guionistas no consiguen hacernos entrar en lo que debería ser un apasionante viaje por una de las épocas más fascinantes de la historia de la humanidad. Y desaprovechan miserablemente el recurso de la dualidad entre el protagonista en la actualidad y en su versión remota de Assassins. Todo queda como muy falso, como muy ridículo, como muy lejano. Demasiado lejano.

Pero lo más ridículo, lo más penoso es ver a Fassbender y a Cotillard, prácticamente los dos actores más de moda en el panorama internacional, intentando salvar sus propios personajes. Incluso la solidez de un grande como Jeremy Irons también está fuera de la historia. Me pregunto una y otra vez qué ha pasado con la calidad de un director como Kurzel -que me maravilló con su anterior película, una versión lucidísima de Macbeth, también con el mismo dúo protagonista- a la hora de afrontar este proyecto. De acuerdo que la factura es brillante, que la producción -con el fondo de nuestra querida Sevilla, Giralda incluida- es espectacular. Que la banda sonora también es magnífica... pero recordemos que todo eso ya está en los videojuegos, que han llegado a utilizarse -en el caso de la aventura en Venecia- en las facultades de arquitectura para ver el plano de las ciudades, y en las facultades de historia y sociología para ver las costumbres y vida de los personajes en esas épocas (revolución francesa, conquista de américa, etc.).

Es, sencillamente, una película que sobra, porque lo que vemos, ya lo hemos visto en los videojuegos. Y mucho mejor, porque además no es que lo veamos, es que somos los protagonistas.
Federico_Casado
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow