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España España · Barcelona
Críticas de rober
Críticas 705
Críticas ordenadas por utilidad
6
13 de mayo de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una historia pequeñita que pretende hacer reflexionar al espectador sobre grandes temas existenciales. A su favor cuenta con una factura visual impecable. En su contra, un argumento que se queda escaso ante tanta abstracción... El ritmo pausado termina siendo lentitud soporífera si la directora no consigue dotar a la película de la suficiente tensión, eso se tiene o no se tiene… “Aguas tranquilas” tiene belleza a raudales, pero le falta magia. Un buen envoltorio, con un guión destacable a sólo ratos, pero que rara vez emociona. Y eso último es lo peor que se puede decir de esta película, a mi entender un tanto pretenciosa. Se percibe un tono de trascendencia que llega a cargar. Kawase toca muchos temas, todos ellos esenciales en la vida del ser humano, pero no profundiza ninguno de ellos. Por eso, el espectador no entra nunca en la historia. Particularmente, me quedo con la belleza tranquila de casi todas las escenas. Pero, sobre todo, destaco el momento de la despedida serena y en paz a la madre moribunda. Esa escena, por sí sola, justifica el visionado de esta película.
rober
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8
14 de marzo de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La historia no tiene nada de original, de hecho el planteamiento argumental es casi un tópico. La grandeza de la película reside en su estilo crudo y directo, casi naif, con una estructura de guión esquemática, y en donde los personajes parecen caricaturas. Lo curioso es que esa sencillez no empobrece el conjunto, sino precisamente lo contrario. Mediante la eliminación de cualquier subtrama o elemento accesorio, Kaurismaki ofrece una historia de gran tensión narrativa. La escasez de diálogos aporta mucha fuerza a la historia. La escena del chico tomando un café con los padres de Iris, mientras la espera antes de salir a cenar, es el mejor ejemplo de lo que quiero decir. Y es que “La chica de la fábrica de cerillas” es un relato presentado de una forma desnuda, pero muy condensada. Las primeras escenas de la fábrica y la bofetada a Iris cuando se compra el vestido bastan para centrar la historia. Cada plano supone un avance sustancial en la trama, Kaurismaki rueda en 69 minutos una película para la que muchos directores habrían necesitado el doble. Las relaciones entre los personajes están desprovistas de cualquier elemento melodramático. El humor negrísimo hace que una película que podría pasar por una tragedia de lo cotidiano nos aparezca como una comedia morbosa y disparatada. Y es ese humor lo que hace de esta película algo universal, cercano y reconocible. Algunos episodios nos pueden evocar a Azcona (la mencionada escena del café) o Almodóvar (compra de matarratas en la farmacia). Todo un descubrimiento.
rober
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8
29 de enero de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una gran obra cinematográfica, sin duda. Para ser perfecta sólo le falla la caída de interés de la parte central de la película, demasiado centrada en la comedia amorosa. Quizá ese tramo obedezca a un afán por conectar con el público de la época, no lo sé, pero es evidente que no es ahí donde se condensan los méritos de esta película. A día de hoy siguen impactando el tenebroso arranque (con el pacto entre Fausto y Mephisto) y el potentísimo final. El tono lúgubre y tétrico conecta este film con otras obras claramente de terror, como "Nosferatu". Da la impresión de que “Fausto” es, en cuanto a medios, una película grandiosa para su época. Los decorados y los efectos especiales son sencillamente espectaculares. Visualmente, hay escenas magníficas. Pero, más allá de ello, que es obvio, Murnau despliega toda su sabiduría mediante planos que, además, están llenos de significado. Y, sobre todo, “Fausto” es una película extraordinariamente moderna en cuanto a montaje y forma de contar la historia. El director juega constantemente con el espacio y el tiempo, y nos plasma mediante secuencias sobrecogedoras los temas principales de un mito intemporal: la lucha entre el Bien y el Mal, el afán de conocimiento, la injusticia social, el amor…

El personaje de Fausto resulta más interesante como anciano en busca de la sabiduría y de la eterna juventud, que como apuesto galán de capa y espada. Emil Jannings siempre cumple con su histriónico modo de encarnar sus personajes. Y, desde luego, la actriz que hace el papel de Gretchen es todo un descubrimiento.

Quizá la trascendencia de los temas y el barroquismo de su enfoque hacen que esta película me emocione menos que otros films del director ("El último", "Amanecer"...). De todos modos, estamos ante otra obra maestra de exploración del lenguaje cinematográfico, como casi todas las del director. Y es un film, tanto en la forma como en el fondo, absolutamente intemporal.
rober
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6
17 de enero de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película entretenida y bien hecha, que ha servido para que muchos conozcamos una historia sorprendente, basada en hechos reales. Los dos actores protagonistas bordan sus respectivos papeles, y se ven apoyados por un conjunto de secundarios que siempre dan el contrapunto perfecto. El formato es colorista y brillante…

Eso sí, que nadie espere encontrar en esta película la magia y la ternura de otros films de Burton, ni el rastro de su particular universo… Es de agradecer que el director haya querido explorar otras formas de hacer cine, sin limitarse a ofrecer un producto más de su sello, pero creo que no ha dado del todo en la diana. Es lógico que muchos hayan comparado esta obra con “Ed Wood”, pero creo que “Big Eyes” está en un escalón inferior, con menos matices… Es como si, al utilizar un estilo más realista, menos estrafalario, Burton se haya alejado más de la historia, como si no quisiese tomar partido. En mi opinión, el director no ha sabido sacarle todo el jugo a una trama que tenía un potencial enorme.

De todos modos, la decepción que pueden llevarse los fanáticos de Burton no ha de significar que estemos ante una mala película. Al revés. Además de que es de agradecer que un director tan aclamado como Burton asuma sus propios riesgos, “Big eyes” es una honesta manera de pasar el tiempo. Un biopic con una estructura tradicional, que recuerda en cierto modo a aquellos cineastas clásicos que sabían contar la vida de una persona en apenas hora y media, deteniéndose en aquello que interesa y obviando lo prescindible, manejando de forma perfecta la información con la que ha de contar el espectador, y manteniendo siempre vivo su interés.

A ver por dónde nos sale en la próxima…
rober
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8
11 de enero de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una pequeña joyita. “El papel será azul” es un ilustrativo documento sobre un suceso histórico determinado (la revuelta que llevará a la caída del régimen de Ceaucescu en Rumanía, en diciembre de 1989), pero que a la vez constituye una reflexión sobre el género humano y la sociedad de hoy. Es este doble plano el que constituye el gran mérito de esta película. Cualquier espectador puede ver este film sin tener ni idea de lo que pasaba en Rumanía en aquellos años, y sólo verá lo que perciben un puñado de personajes en medio de la noche y parapetados en su vehículo blindado. Sin embargo, el argumento es fácilmente reconocible, y los sentimientos son perceptibles por cualquiera. Es posible identificarse con los personajes, aunque nunca hayamos tenido que hacer una revolución.

Formalmente, el tono de la película es frío. Toda la acción se desarrolla de noche, los personajes se mueven siempre en una oscuridad que ni siquiera la luz artificial puede paliar. Apenas hay color, todo tiene un matiz desangelado y triste. Y, lo que es más importante, en casi todas las escenas vemos a personajes a resguardo (en un vehículo blindado, en casas, en una estación de televisión…), protegidos de una acción que ocurre en el exterior, que nunca vemos, y que condiciona todo el argumento.

Y la manera de transmitir estas sensaciones resulta tan intensa que Muntean puede permitirse el lujo de utilizar una estructura de gran flashback para contarnos la historia, prescindiendo deliberadamente de cualquier elemento de intriga. Gracias a un potente inicio, de cámara fija, que deja helado a cualquier espectador, sabemos de antemano el fatídico final al que se enfrentan los personajes. ¿Es ello un hándicap para poder meternos en la historia? No. Al revés. El hecho de ver toda la película sabiendo cómo acabará la trama contribuye precisamente a acentuar las sensaciones que el autor quiere provocar. Si cabe, el autoritarismo del régimen que cae se nos presenta más cruel, el idealismo de Costi nos resulta más patético, la disciplina militar se nos antoja más absurda, el paternalismo del oficial más juicioso, y la preocupación de la madre es más entrañablemente desgarradora. Y, a la vez, la lucha por la libertad nos parece aún más justificada.
rober
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