La ecuación es tan simple como el método de The Hoff para actuar: quitarle de en medio. Y con el espacio que queda libre (en una saga que se arrastra a igual altura que su homónima antagonista) metes más de lo que más a trancas y barrancas funcionaba dentro de su predecesora inmediata, un protagonismo, ahora sí, de facto para una Crystal Allen que sigue siendo tan insustancial como guapina. Y por si esas apariciones intermitentes, nuevamente intercalándose, de John Rhys-Davies no diesen pie a cortar bastante el rollo, el guión aprovecha su condición de continuación inmediata al "evolucionar", partiendo de lo que auguraba pero no cumplía el epílogo del Godzilla de Roland Emmerich, hacia un tostón todavía peor y precariamente infográfico con gente preocupándose por unos reptiles que casi nunca hacen acto de presencia tras haber roto el cascarón y crecer más rápido que María Alcántara.

Esto viene a ser un poco como cuando aprietas el tapón de la manguera durante un rato largo -son sólo dos años, pero con Mariano Ozores eso equivale a una decena de películas-, y en cuanto lo sueltas vuelve a salir todo el chorro de agua de golpe... y con toda el agua me refiero a que te empapes de Costa del Sol, macizas semidesnudas (sin el semi), estraperlo y engaños -dos "médicos" cantamañanas en busca de publicidad y, a ser posible, evadir dinero a Melilla-, tejemanejes reteniendo a diputados transformados en enfermos imaginarios- y, a rebufo de todo esto, el Pajares y Esteso más Pajares y Esteso desde 1981 (o sea, 'Los Chulos' y 'Los Liantes' que, parece que no, pero datan sólo 2 años antes entre tantos trabajos intermedios estrenados por su director).
Mira si te puedes fiar del personal de este hospital que no verás ni una sola paciente (o enfermera) que esté mala... ¡más bien al revés!: Beatriz Escudero, Jenny Llada y Alicia Príncipe inflándose después de tener un pinchazo.
O como diría Beavis, uno de los alter ego con tupé rubio y rizado de Mike Judge...¡¡¡BOIIINNG!!!
Por la sala de espera, con o sin la bata, puede que te cruces con Antonio Ozores, Juanito Navarro, Alfonso del Real o Arévalo (pero el bueno digo, no el que le da un aire a Sean Penn).
Sin tener que alejarnos siquiera de la cartelera del mismo año, o casi, el programa triple de 'Agítese antes de usarla', 'Los locos del bisturí' (Garry Marshall) y 'Y del seguro... ¡líbranos, señor! (Antonio del Real) es como para no querer que te den el alta nunca o no salir de la cama (y lo segundo no es negociable).
Todos los aludidos y el maniquí que dobla en las escenas de riesgo a Juanito Navarro clavan un climax de humor slapstick con giro final que envidiaría M Night Shyamalan.
¡Viva la Sanidad Pública! (sobre todo la que se ejerce en privado)

Posiblemente la película de acción más divertida jamás protagonizada por el roble austríaco sin pertenecer de forma expresa al género de las comedias de acción -sí, ésa de John McTiernan en la que estás pensando era una comedia-. Y un embetunado Dan Hedaya como villano compatibilizando a Fidel Castro y Vito Corleone en un mismo papel no deja pensar lo contrario mientras James Horner, que también entiende de qué va el percal, inunda la BSO de alegres soniquetes tropicales y arreglos con sintetizadores.

Mariano Ozores vuelve a lo básico y se deja (por el momento) de experimentos para quedarse sólo con la gaseosa, la suya: la clase obrera -con un título que no engaña-, una pizca de ligoteos y choteo erótico con sus musos castizos de confianza -Andrés Pajares, un cameo de Fernando Esteso "devolviéndosela" desde Peñíscola, Antonio Ozores, Juanito Navarro, etc...-, y nuevamente, tomando un clásico estadounidense como inspiración (u objeto de homenaje) en una reinterpretación de 'Un gangster para un milagro' (1961, Frank Capra), solo que la indigente de las manzanas de Bette Davies que quería impresionar a la nueva familia de su hija prometida se transforma en un manitas y currante para todo (Andrés Pajares) que se las ve y se las desea cada mes para salir adelante y tener al corriente los pagos del internado de su hija pequeña -la niña Mari Ángeles Fernández ('Padres no hay más que dos') tiene su propia guerra de rivalidades infantiles con una sabiondilla y puñetera María Adánez-. Aunque seamos francos, lo del héroe humilde haciéndose pasar por millonario es un cliché que jamás se ha desvanecido por completo para crear malentendidos cómicos.
Entre la panda de colegas del ñapas que finge ser un alto ejecutivo para impresionar a su peque se colaría Arévalo contoneándose en su primera colaboración (dirigiéndolo, segunda como guionista) con Mariano Ozores.
Beatriz Escudero y Jenny Llada ponen su grano de interés carnal para Manolo (Pajares), y María Casanova el sentimental.
Un cúmulo de primeros planos en plena cogorza le ponen en bandeja a Pajares la mejor secuencia dramática que rodó para Mariano en la que le acompañan, entre otras, una Emma Ozores abrumadoramente dulce.
El dedo de Antonio Ozores se lleva el mejor gag de humor físico de toda la película (y no me refiero a su oportunista imitación de E. T.).
Como de costumbre, y como suele ocurrir con los comics de Francisco Ibánez, practicamente casi ninguna broma ozoriana acerca de la situación social (y aquí las del mercado laboral) está precisamente desfasada.
¡¡España es así!!

¿Cómo era aquel dicho? Si la montaña no va a las anacondas, las anacondas irán a la montaña. O algo así, cambiando un par de palabras. Y si pudiese volverse repetitiva la fórmula que repitiera la primera secuela (cosa que dudo con una franquicia de tal índole) hay que renovarse argumentalmente dentro de las cortas posibilidades argumentales. El bichito con tamaño morcillero extra y relleno venenoso ya no acecha sólo en la jungla sino que permanece recluído dentro de unas instalaciones científicas insuficientes para mantenerlo bajo un recomendable confinamiento... y por supuesto, se escapa y la lía. Vamos, que esto es 'Night of the Lepus' a lo pobre (más aún) pero cambiando conejos por anacondas.
¿Y a quien vas a llamar para desfacer el entuerto? Antes de responder recuerda que 'Anaconda 3: The Offspring' salió de cabeza al medio de exhibición casero y sin pasar por salas cinematográficas: ¡The Hoff cazará a los bichos y te salvará el pellejo! Porque para eso están los cazadores furtivos de la fundación Knight con licencia de salvavidas cuando no están ocupados combatiendo a Hydra ni tienen algún bolo contratado en Alemania:
"- Cada vez que veo a alguien en quien no confío hablando con alguien en quien no confío me siento insegura.
- ¡Para eso está el whisky, cariño!"
¿Que qué tal los efectos especiales? Si digo que el nuevo cazador de serpientes es David Hasselhoff creo que eso responde a las dos preguntas, y de paso, eso es así, a si estamos o no ante una película más divertida que las dos que la precedieron.
Una de las mejores películas de David Hasselhoff, se merece un 3 al menos. De Crystal Allen y el testimonial John Rhys-Davies no hablo: la molonidad es un grado.
Y no, no aparece ningún miembro de The Offspring siendo devorado por una anaconda, pero reconozcamos que eso molaría tanto o incluso más que contemplar a The Hoff intentando parecerse de refilón a Jon Voight.
Un festín de gore y risas coproducido -o eso es lo que he deducido al ver los créditos- entre Syfy Channel, Sony Television y mucha gente de Rumania.