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España España · Málaga
Críticas de JGC
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Críticas 44
Críticas ordenadas por utilidad
6
25 de agosto de 2019
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Érase una vez en…esas cuatro palabras, tan limitadas en el espacio, y para cuánto dan…Infinidad de cuentos, novelas, películas, etc, han empezado así. Algunos directores, haciendo un homenaje, han titulado películas con ellas: Érase una vez en Anatolia, Érase una vez en el Oeste, Érase una vez en América…estas dos últimas del mismo director: Sergio Leone. El gran maestro de Tarantino. “Érase una vez…” suena a las mil y una noches. A historia eterna. Atemporal. ¿Dónde mejor que en Hollywood?

No se puede decir nada nuevo sobre Tarantino. El director pop de los últimos veinte años. Lo único a lo que me limitaré es a confesar lo que me gusta de él: hace cine de escenas. Reservoir Dogs, Pulp Fiction, Malditos Bastardos, Kill Bill, Los odiosos ocho, etc. Son una mera conjunción de escenas que pueden durar veinte minutos. Dónde los diálogos son extremadamente frescos, anárquicos, pero a la vez ayudan a la narración. En Malditos Bastardos, la escena de la cervecería y el juego de cartas…¿Qué aportaba esa escena en un principio? ¿Quien podía suponer que era la central de la película? Eso es Tarantino, te extiende cuál chicle algo que para otros narradores sería banal. La escena del maletero en Reservoir Dogs cualquiera hubiera la cortado con una elipsis, pero Quentin se saca otra escena de la manga. Podrían darse mil ejemplos de escenas largas y con peso en las películas de Tarantino. Sólo mencionar Los odiosos ocho, una deliciosa clase de guión milimetrado.

Desafortunadamente, no he podido apreciar lo mismo en Érase una vez en Hollywood. La película es larga, da tiempo para meter escenas tarantinianas donde el diálogo sostuviese el ritmo narrativo, pero no. Sólo hay atisbos de ello. Cuenta la historia de un actor que, de repente, se siente fracasado. También la de su doble de acción. Éste, lleva mejor su travesía por el desierto. Me interesa más su vida. De todas formas, la película alterna a los dos personajes y muchas escenas donde no pasa absolutamente nada. Eso me chirría en Tarantino como el maestro que es de las escenas. Esas escenas eran lo mejor, pero en Érase una vez en Hollywood no me atraen, me resultan superfluas.

La película, titulandose así, con ese helenco de actores, y definida como comedia, daba para un torrente de situaciones y conversaciones desternillantes sobre Hollywood. Pero no. Hay escenas vacías, ni la acostumbrada música tarantinesca está presente en algunos momentos. Los planos son hiperactivos; los contraplanos me parece un recurso de mal director, quizá fuera consciente de la falta de ritmo, de ese toque mágico. La película vaga por ese escenario de la ciudad de las estrellas pero no lo explota como otras más recientes; Café Society de Allen o La La Land de Damien Chazelle.

Las actuaciones de Di Caprio y Pitt son remarcables. Sobre todo Brad Pitt. Di Caprio me ha recordado al Lobo de Wall Street. Teniendo esa actuación en mente es complicado poder disfrutarlo en ésta. Error mío. Margot Robbie se dedica a posar frente a la cámara.

La película es un homenaje que ha querido hacer. Los diálogos no son tan frescos. La historia en sí no va a ningún sitio. No hay un personaje potente con un objetivo final. Sólo una atmósfera sobre Hollywood, aunque no tan conseguida, en mi opinión.

Muchas críticas recibió Los odiosos ocho sobre que era una película vacía, que no aportaba nada en su filmografía. Que Tarantino se limitaba a hacer lo que ya sabe (y qué manera de hacerlo…). En ésta última, quizá, ha decidido hacer una película más accesible. Su comienzo es muy estandar (acostumbrados a Reservoir Dogs y Pulp Fiction). Érase una vez en Hollywood podía hacer sido una versión actualizada de Boggie Nights, de Paul Thomas Anderson, y se va a quedar en una película pequeña, a pesar de la lista de actores y cameos que hay en ella, en la grandiosa filmografía de Tarantino. Ya sabemos que sólo vamos a ver una película más de este genio del cine. Con todo lo que ha hecho ya es más que suficiente. Es, quizá, junto con Woddy Allen un director comercial al que puedes retornar una y otra vez. Ya que, Tarantino, es un director que festeja el cine. Pura diversión dónde todo está permitido, e incluso ansiado, como la violencia.

https://serycine.wordpress.com/
JGC
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6
17 de septiembre de 2020
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Donald Ray Pollock no había escrito nada en su vida. Ya estaba, previsiblemente, a la mitad de su existencia cuando decidió acudir a un taller de escritura. De él salió un libro de relatos descarnados llamado Knockemstiff. Hasta entonces, había trabajado en una planta cárnica.
Estos dos datos biográficos; la américa profunda primero, y un trabajo duro durante décadas como operario segundo, han gestado a un magnífico escritor. En 2011, cuando salió el libro El diablo a todas horas, se consagró en un mundo literario lleno de marketing y bluffs. Leyéndole, se hace evidente de que sus historias no necesitan que las alaben por unos honorarios.
Tuve el placer de descubrir El diablo a todas horas durante la cuarenta, en 2020 (lo preciso para los lectores del futuro). Es un libro desgarrador, sórdido, violento, con un humor muy negro. El relato enlaza varias trayectorias de unos perdedores que aún teniendo cartas de perdedores saben una cosa: saben que tienen que seguir hacia adelante. El escritor, como buen estadounidense, recoge el testigo de Faulkner y le mete un poco más de plasticidad a la violencia.
Sobre la película. Llevaba bastantes expectativas a cuestas. Aunque en el fondo sabía que no podría superar el shock, impresión, admiración, interés, etc, que me provocó leer el libro. Aparte de conocer la historia, una película de Netflix a priori no iba a demostrar ese cinismo en la pantalla. No es su culpa, es mía.
La película tiene un elenco descomunal. Se atreve usar a Robert Pattinson de secundario. Mucha gente alaba su actuación, a mí me dejó un poco indiferente. La lista de cara conocidas, y bastante jóvenes, es larga. Por mencionar unos cuantos: Tom Holland, Bill Skarsgård, Mia Wasikowska, Jason Clarke, Sebastian Stan, Riley Keough, Haley Bennett, Mia Goth. Aún así, siento que todos están bastante desaprovechados. Quizás por intentar acortar un metraje que si se hubiera dejado fluir la historia se podría haber ido a tres o cuatro horas.
El problema de la película está en como fue adaptado el libro. La música es nefasta. No es coherente. En unas ocasiones parece una película feliz de los años 20 y en otras consigue tener ese matiz tenebroso que yo esperaba durante todo el metraje. El montaje es un magnífico lío. Es de agradecer que logran calcar la trama tal y como en el libro, pero no logran transmitirla, ni mucho menos, de forma efectiva. En ciertos momentos sentí que la película era de cartón, que estaba hueca. Y eso es quizá algo de lo que no me esperaría de una historia de Ray Pollock.
En definitiva, la película cumplió mis expectativas: una moderada decepción. Un enorme pudo ser pero no fue. El director Antonio Campos, director de segunda o tercera fila, hizo lo que pudo con un presupuesto bastante envidiable.
Si leen esto antes de ver la película, por favor, hagan caso por primera vez a un desconocido y lean el libro primero.

https://serycine.wordpress.com/
JGC
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10
18 de febrero de 2020
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine colombiano se me presentaba oculto. De cada país siempre hay algún director que resaltar, una película que comentar. Colombia se presentaba como una selva. Hay que entrar, apartar la maleza, oír a los arboles crujir, a los animales en su ciudad. Tú eres el extranjero. En la profundidad de la espesura ha llegado Monos, de Alejandro Landres.

La complejidad del guion es absoluta si se quiere masticar. Va a fuego lento. Las escenas se sobreponen a la anterior como un martillazo. La trama avanza entre silencios, ruidos de la selva, gritos en la llanura y miradas. Cada niño entra en colisión. La convivencia humana siempre es una bomba de relojería, da igual lo bien que te lo pases al principio. Siempre, todo se tuerce. La primera generación da paso a la segunda. Se acabó la camaradería. Ya no se sueña, los resultados priman.

La música y el uso de sonidos es magistral. Los alaridos de la selva calan dentro de tu cabeza mientras que una fotografía sencillamente abrumadora hace que te encuentres en mitad de la locura animal. Porque fuera de la ciudad somos animales.

La producción en un lugar así es digno de mencionar. La complejidad de montar escenas e imágenes poderosas en escenarios recónditos. Una bella odisea.

La película es una obra maestra inmediata. ¿De qué va Monos? Sexualidad, envidia, poder, infancia, madurez, política, condición humana, libertad. Un grupo de niños tiene la misión de custodiar a una ingeniera. Bajo órdenes militares los niños cumplen con sus papeles dados.

Qué lejos queda la revolución en un sitio así. Tanto de lugar como de edad. Qué lejos les queda a esos niños entender por lo que está luchando en un páramo desolado en mitad de la nada. Esas vidas subordinadas a una idea que les precede y que dudo que entiendan.

Lo que yo no logro entender es cómo no ha arrasado con innumerables premios. Una de las mejores películas del año 2019. Y, automáticamente, de la década.

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JGC
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7
3 de febrero de 2020
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los hermanos Safdie con tres películas se han hecho un hueco dentro de la escena del cine alternativo norteamericano. Algo deben tener cuando con un cine duro, agresivo y hostil una casa como Netflix ha producido dos de esas tres películas. Hay demanda de ese cine que te sacude el estómago y te deja con la visión en tinieblas. Saben como rodar el desasosiego.

Sólo tienen tres películas, pero todas con el mismo sello: hacen un cine de escapatorias. En todas ellas hay un perdedor contra el reloj. En Heaven knows what (2014) nos pasearon por un amor tóxico donde una yonkie iba a la búsqueda de su siguiente chute. Cuando estaban preparando Uncut Gems conocieron a la chica que protagoniza la película y quedaron tan entusiasmados por su historia que hicieron la película. Sólo contratando como actor profesional a Caleb landry Jones, que cualquiera diría que era otro drogadicto más. En Good time (2017), Robert Pattinson intenta conseguir dinero a toda costa para poder sacar a un hermano disminuido psíquico de las instituciones del Estado. El nivel de violencia de la película viene dado por el contexto más que por las acciones. Hay gritos y amenazas, sí, pero cómo no iba a ser así en un lugar tan dejado del progreso como aquel. Cuesta creer que eso es Estados Unidos, el país más rico del mundo contemporáneo. El final grabado como la persecución final que hemos visto mil veces en las noticias nos recuerda que esas cosas pasan cada día en ese país.

En Uncut Gems (2020) tenemos a un judio adicto a las deudas con una deuda que pagar. El ritmo es frenético. Los Safdie van ahogando a su Ulises y a nosotros nos falta el aire. El dinero pierde cabezas. Todos tienen prisas, nadie escucha. Las transiciones con música etérea y la cámara al hombro siguen estando en su manual de instrucciones. Es sólo una deuda. Para pagar hay que cobrar, suena fácil. El protagonista es un judío que vende joyas, debería ser pan comido conseguir algo de cash. El tipo es de otra época, lidiando con el nuevo mundo. Solo hay que observar su vestimenta. Hasta va cojeando, es una presa fácil para los nuevos felinos en la sabana.

Adam Sadler está bien. Creo que podría haber estado mejor. Eso no quita que ha hecho el papel de su carrera. Tampoco era difícil.

Tras verla queda el descanso. El resposo de lo que se ha visto. Ya no hay gritos ni prisas. La gente rica y sus ataques al corazón. Quien haya descubierto a los Safdie gracias a Uncut Gems seguramente irá al spa al día siguiente para poder poner en orden su sistema nervioso. Puede ser que incluso vayan mañana a la oficina con una mejor predisposición. Para los que ya los conocemos, nos han dado la dosis que cualquiera de los yonkis que salen en sus películas necesitan por unas horas.

Es curioso y a la vez triste como unos trozos de piedra extraídos en un continente famélico, todo organizado por los chinos y su colonización a base de infraestructuras, que no pase por alto ese detalle, acabe en un delirio un poco más arriba del globo terráqueo. En Africa se rompen huesos por esas rocas, en el primer mundo se mata.

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JGC
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