Cuarto cortometraje de la AnimatorExpo, proyecto de promoción semanal de cortos de animación, sobre diversos autores japoneses, estrenados directamente en Internet para su acceso público. Esta vez, es el turno de Akira Honma, animador consolidado y asiduo colaborador del célebre Masaaki Yuasa en trabajos como Kemonozume, cuyo estilo se ve reflejado de forma pormenorizada en este mismo corto. Desde el trazado asimétrico hasta el estilo de animación en sí, aunque no destaque demasiado en el apartado técnico.

El argumento se centra en la típica historia de venganza: una chica que ha perdido un brazo va a la caza de aquellos que se lo cercernaron y asesinaron a su familia. Todo ello, sumado a su ambientación western y al carácter de violencia explícita recuerda inevitablemente a Kill Bill, concretamente a la escena de la iglesia. Con algunos detalles pictóricos interesantes como el cuadro de la muerte redentora, resulta un trabajo entretenido sin más que, de haberse extendido con algo más de fondos, podría haber llegado a ser una notable adaptación animada de la aclamada cinta de Tarantino o incluso desplegarse con identidad propia.

Mahiro Maeda y Takeshi Honda, dos veteranos animadores vinculados al reputado estudio de animación Gainax (Neon Genesis Evangelion, TTGL) colaboran en este cortometraje entroncado en el AnimatorExpo, proyecto creado por el mismísimo Hideaki Anno para promocionar cortometrajes animados. Estrenándolos, semanalmente, vía web para su acceso público en Internet desde que inició en 2014 hasta su suspensión a finales de 2015.

En esta ocasión, asistimos al extraño periplo de una chica que despierta en una habitación en unas condiciones poco habituales, desnuda y reducida al tamaño de un insecto. Comenzará un divertido periplo por el apartamento para buscar ayuda y llamar la atención del zarrapastroso de su novio.

Consigue una animación bastante solvente y fluida teniendo en cuenta la escasez de presupuesto, siendo realizada boceto a boceto, reduciendo los acabados y depurando genialmente los trazos y el coloreado. Una historia cómica y divertida que aprovecha bien el espacio y los elementos para crear una entretenida tensión en los diez minutos que dura. Recomendable.

Para estudiar la moción de un caballo al galope, Edward Muybridge, capturó la imagen-movimiento en 1878. Valiéndose de 24 cámaras disparadas sucesivamente tras la rotura de unos hilos al ser atravesados por el propio animal en su avance. La virtud dinámica de un ser vivo se inmortalizaba por vez primera y se recreaba, fotograma a fotograma, en una síntesis precursora del futuro arte cinematográfico.

Más de ciento treinta años después, Koji Yamamura homenajea la voluntad pionera de Muybridge en tanto que al deseo genuinamente humano de detener el tiempo y enmarcar la vida en Muybridge's Strings. Los recuerdos y los sueños de una madre anónima al dar a luz a su hijo se entrelazan con la pasión y la inventiva del histórico fotógrafo en esta obra de arte sensitiva y sensible. Produciendo imágenes de cariz poético y surrealista profundamente evocadoras que se cristalizan gracias a una animación con la que ya despuntó en «Un médico rural» (2007). Combinando varias técnicas artesanas (puntillismo, dibujo minimalista, tintado) y virtuales (sombreado, grafismo, coloración) en un sofisticado proceso creativo. Yamamura nos demuestra una vez más como se pueden alcanzar grandes cotas de creatividad artística sin renunciar a la autoría independiente que le caracteriza.

Una obra de madurez que fluye y se transforma al ritmo del Crab Canon de Bach para conseguir instantes sublimes de vida y movimiento, de vida en movimiento y de movimiento en vida.

Tras la sugerente «Eve no Jikan» y la curiosa mini-serie «Patema Inverted», Yasuhiro Yoshiura nos presenta otra interesante propuesta de distopía o falsa utopía, enmarcada en el proyecto AnimatorExpo creado directamente para su estreno online. La base para la historia, que para este caso sirve como sinopsis, es la siguiente:

La humanidad tal y como la conocemos en nuestros tiempos se ha extinguido, dejando atrás solamente algunos trazos de cultura. Una nueva humanidad, rehecha tras las cenizas de la debacle, forma un sistema de gobierno autoritario que se encarga de revisar el legado audiovisual de la vieja humanidad para comprender el motivo de su extinción y no cometer sus mismos errores.

Un divertido ejercicio de imaginación sobre un futuro catastrófico donde la desconexión absoluta con el pasado y la falta de memoria colectiva condicionan y dificultan la recomposición "correcta" de la "historia" y las imágenes de "realidad" humanas.

Con una animación fluida y bien trabajada al nivel de calidad media que acostumbra el estudio Trigger, se despliega como un buen chiste, cuyo final es un golpe de efecto tan inesperado como gracioso.

Primer corto vedado tras su estreno en la URSS. Según los búrocratas por lo "nocivo y macabro" de sus imágenes; condenando a su creador, Andrei Khrzhanovsky, a dos años de servicio en las fuerzas armadas.

Se trata de un cortometraje entroncado en la estética surrealista (que anticipa en un modo más barroco y demencial a la fantástica "Planeta salvaje", 1973) que, de forma satírica, critica al absurdo y desalmado sistema burocrático del régimen soviético. El arte pictórico, escultórico y cinematográfico sumados a la música atmosférica del compositor Alfred Shnitke se unen bajo el elemento de la armónica de cristal en un caótico universo de cut-out animation.

Brillante alegoría de la liberación donde la figura del artista/músico lucha contra la hipocresía de una sociedad sumida en la podredumbre económica y la corrupción moral de quienes les gobiernan. Una sociedad donde se cohíbe al individuo y se censuran las manifestaciones artísticas que no respondan a los absurdos idearios de un sistema decadente. ¡Viva el arte libre y libertario!