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Críticas de Shinboneniná
Críticas 807
Críticas ordenadas por utilidad
5
25 de abril de 2010
25 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
El bautismo cinematográfico de un director que suscitó muchas expectativas pero que nunca acabó de ofrecer lo que prometía, presenta algún que otro aliciente como la aparición del ya por entonces consagrado Eastwood y la de otro gran actor, a la sazón en sus comienzos, el Nota, en la época en la que más o menos debió de haber ido al Vietnam. Es un típico producto taquillero con algunos apuntes de cine independiente (nunca he sabido muy bien qué es eso, la verdad) que mezcla varios subgéneros, la road movie, la buddy movie y el tradicional cine de atracadores de bancos más o menos simpáticos.

El principal problema que le encuentro al asunto es su exagerado metraje y la innecesaria dilatación de algunas situaciones, en especial lo referido a la presentación de los personajes. Otro problema es la indumentaria de Bridges, pero ése es de otra índole. Por cierto, es el mejor del reparto y ya se postula como actor a tener en cuenta.

En definitiva, una de acción años 70, con estupendas pinceladas musicales estilo Creedence, que podía haber estado mucho mejor, pero que le sigue ganando la partida a la mayoría de películas del género que se hacen en nuestros días, con bastantes más medios y mucho menos oficio.
Shinboneniná
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1
19 de abril de 2008
48 de 74 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película definitiva sobre la Guerra Fría sin género alguno de dudas: es imposible empeorarla. En realidad es una comedia agridulce que combina con maestría la denuncia social (es de juzgado de guardia) con el género matrioska, pues esconde múltiples lecturas bajo cada una de sus capas de subnormalidad. A esta monumental cebolla no le falta de nada: supervivencia, tiendas de deportes, malos con bigote, la KGB, ghost, bonitos paisajes, autocine, barbacoas, uniformes, estulticia a raudales, patriotismo sensiblero, perdón por la redundancia… por Dios y por la Virgen, ¡La III Guerra Mundial! ¡Y en comedia! Milius, eres un genio.
Asumí el discurso de uno de los personajes (¿qué coño pinta ahí Harry Dean Stanton?), cuando dice que “no podemos permitirnos las lágrimas de ahora en adelante”, así que aguanté como un campeón y acabé tragándome esta pequeña obra maestra. Tiene unos golpes que uno no puede parar de reír. Estoy seguro de que fue la fuente de inspiración para las parodias gamberras de la factoría Abrahams-Zucker. Yo, es que me descojonaba viéndola, sobre todo con las secuencias bélicas. A ver si aprendes algo, Spielberg. ¿Y el discursito al calor de la hoguera, del amigo Boothe? Ya hubiera querido Gila parodiar así la guerra. De mea. Pero, ¿cómo podían contener la risa reproduciendo esos diálogos? Pedazo de actores. Creo que Jesús María Norris, más conocido por Chus Norris todavía no le ha perdonado a Milius que no le incluyera en el reparto.
Nadie supo verlo en su momento, pero es una película que se adelantó a su tiempo. Tanto, que se pasó de frenada y volvió a Atapuerca. Los años parecen no haber pasado por ella, su piojosidad es inmarcesible. Y qué banda sonora, habrá que felicitar al señor Poleduris Polculis. Si hubieran proyectado esta película en los cines del bloque comunista, la Guerra Fría hubiera durado menos que un pedo en una mano. Gracias, Patrick, por no marcarte un chotis.
Shinboneniná
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6
25 de abril de 2008
45 de 68 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película interesante pero ampliamente sobrevalorada que recrea (que no denuncia) la situación de violencia, miseria y corrupción que afecta a los barrios marginales de las megalópolis tercermundistas, en concreto, a las favelas de Rio de Janeiro. Los aspectos técnicos son impecables: fotografía, ritmo, montaje (lo mejor), empleo de la banda sonora… Pero le falla un pequeño aspecto: la historia. Apenas distinguimos unos pocos protagonistas cuyo único objetivo es matar y morir, donde los personajes carecen de entidad y quedan reducidos a una maraña de asesinos e hijos de puta de todo pelaje, edad, sexo y condición. Por otra parte, la visión que se da de semejante caos es claramente condescendiente. No veo por ningún lado esa carga social que se le ha atribuido a la película. Me parece una obra hiper violenta sin ningún tipo de trasfondo, aunque con gran acabado. Como película de acción en clave pseudo documental y basada (no sabemos hasta qué punto) en hechos reales, el producto cumple con creces. Como cine social o similar, cero patatero, se limita a mostrar, y a menudo a recrearse, en la violencia más gratuita, sin análisis, sin causas, sin efectos, de manera casi apologética. Puro efectismo.
Shinboneniná
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5
21 de enero de 2010
64 de 107 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace unas semanas revisé otra de las patas del trípode de la trilogía fordiana sobre la caballería estadounidense, ‘La legión invencible’. La decepción de entonces quedó ya plasmada.

Segundo round. Aunque no de forma tan intensa, vuelvo a sentirme frustrado después de rescatar la obra inaugural del tríptico cinematográfico. La mayoría de elementos se repiten (en la otra más bien, que es posterior), con pequeñas variaciones. Wayne, McLaglen y el resto de secundarios están, a mi parecer, más afortunados que en el capítulo dos. La historia tiene una mayor carga dramática, y el episodio amoroso entre la joven pareja de tortolitos es menos melindroso que el de ‘She Wore a Yellow Ribbon’. Del mismo modo, la presencia de los indios apaches es mucho más consistente. Pero el discursito patriótico y la presentación del conflicto como una especie de lucha entre iguales, por mucho que intente soslayarlo, acaban chirriándome de manera escandalosa. Incluso contando con el tradicional apego de Ford por los valores castrenses, incluso contando con que es de 1948, recién acabada la II GM y en los albores de la GF. Incluso siendo fan de Ford, de Wayne y de Fonda. Sinceramente, ha envejecido, y mucho. Al menos a mí ya no me dice casi nada.

Puede que para el historiador del cine sea una película de capital importancia, pero bajo el prisma de un espectador medio no resulta un film especialmente apasionante.
Shinboneniná
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3
26 de marzo de 2010
54 de 87 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay un lugar en las islas británicas donde la consanguineidad ha hecho estragos. Todos sus habitantes son una pandilla de degenerados. Ellos, una caterva de salidos que en lugar de pensar con la materia gris lo hacen con la materia rosa, la que va por dentro del escroto. Ellas, unas calentorras zorritas que gustan de recibir su merecido, las muy pu... Sarna con gusto no pica, dicen. Pues bien, en tan pintoresco paraje recala una no menos pintoresca pareja formada por un astrofísico americano con pinta de panoli y su atraciva mujercita, oriunda del lugar, para más señas.

Este retrógrado y simplista planteamiento, que al mismísimo Sáenz de Heredia le hubiera parecido anticuado, es sin embargo celebrado mayoritariamente, por lo que veo, como obra de culto por la simple razón de venir firmado por Peckinpah, autor de westerns notables pero también de apologías gratuitas e infumables de la violencia como la cinta que nos ocupa. Donde esté una buena escopeta, que se quite el álgebra, y tira más pelo de coño que carreta de bueyes. Eso por supuesto.

La misoginia del director nunca se reveló tan burda. Presenta a la mujer, en especial al personaje de Susan George como un compendio de tres elementos básicos: poco cerebro, un par de tetas, y una surtida gama de gemidos -o histéricos alaridos, según la ocasión. Hoffman tampoco sale muy bien parado, aunque al final acaba sacando el genio. Como para no ponerse de mala hostia, con el coñazo que dan las gaitas y las risitas del gilipollas caza ratas.

Todo son tópicos y muchas situaciones están tan exageradas que resultan ridículas. El montaje no ayuda demasiado. Su supuesto dinamismo sólo me transmite pomposidad y y efectismo zafio. Y eso que me gusta Peckinpah. Malos y buenos son grotescos, caricaturas de personalidades anormales, en todos los sentidos. El más creíble es el tonto del pueblo, al que Warner presta su habitual cara de pasmado.

Ya lo dice el refrán, el hombre se hace a palos, y la mujer a empujones.
Shinboneniná
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