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España España · Abroad (de momento)
Voto de Shinboneniná:
3
Drama. Thriller El astrofísico americano David Sumner (Hoffman) se traslada a vivir al pueblo de su mujer, en Gran Bretaña. Es un hombre reservado y tímido que vive absorto en sus investigaciones y procura evitar cualquier disputa. Sin embargo, la violencia de ciertos individuos del pueblo llega a tal extremo que Sumner, situado entre la espada y la pared, reacciona con las mismas armas que sus agresores para defender a su mujer y su hogar... Obra ... [+]
26 de marzo de 2010
54 de 87 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay un lugar en las islas británicas donde la consanguineidad ha hecho estragos. Todos sus habitantes son una pandilla de degenerados. Ellos, una caterva de salidos que en lugar de pensar con la materia gris lo hacen con la materia rosa, la que va por dentro del escroto. Ellas, unas calentorras zorritas que gustan de recibir su merecido, las muy pu... Sarna con gusto no pica, dicen. Pues bien, en tan pintoresco paraje recala una no menos pintoresca pareja formada por un astrofísico americano con pinta de panoli y su atraciva mujercita, oriunda del lugar, para más señas.

Este retrógrado y simplista planteamiento, que al mismísimo Sáenz de Heredia le hubiera parecido anticuado, es sin embargo celebrado mayoritariamente, por lo que veo, como obra de culto por la simple razón de venir firmado por Peckinpah, autor de westerns notables pero también de apologías gratuitas e infumables de la violencia como la cinta que nos ocupa. Donde esté una buena escopeta, que se quite el álgebra, y tira más pelo de coño que carreta de bueyes. Eso por supuesto.

La misoginia del director nunca se reveló tan burda. Presenta a la mujer, en especial al personaje de Susan George como un compendio de tres elementos básicos: poco cerebro, un par de tetas, y una surtida gama de gemidos -o histéricos alaridos, según la ocasión. Hoffman tampoco sale muy bien parado, aunque al final acaba sacando el genio. Como para no ponerse de mala hostia, con el coñazo que dan las gaitas y las risitas del gilipollas caza ratas.

Todo son tópicos y muchas situaciones están tan exageradas que resultan ridículas. El montaje no ayuda demasiado. Su supuesto dinamismo sólo me transmite pomposidad y y efectismo zafio. Y eso que me gusta Peckinpah. Malos y buenos son grotescos, caricaturas de personalidades anormales, en todos los sentidos. El más creíble es el tonto del pueblo, al que Warner presta su habitual cara de pasmado.

Ya lo dice el refrán, el hombre se hace a palos, y la mujer a empujones.
Shinboneniná
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