Creo que así se debería más bien tratar esta película: No hay derecho a la manipulación. Durante el tiempo de la películas es una y otra vez el deseo del querer manejar los sentimientos de quienes estamos observándola, pero no hay derecho a que jueguen con nuestros sentimientos de esta manera. La excusa de la llave no se la cree nadie y qué me dicen del final tan poco creíble y más bien latoso.

No hay derecho a que se siga explotando historias a partir del sufrimiento de varias personas que realemente lo han perdido todo, que han perdido a sus seres amados en circustancias poco deseables. Esta historia es un ejemplo del cuándo se debe censurar una obrar poco compasiva.

Muchos pueden llegar a decir: La película no valía la pena, que el guión estuvo soso, que los efectos fueron malos, que esperaban más, que una cosa y otra. Pero para alguien que se la leído los libros, que ha estado a la expectativa de la película y que sabe que es encantarse por algo en la vida, esta película gustó.

Por Dios el cine es la oportunidad que el arte nos brinda para soñar y recrear la existencia, es la oportunidad de disfrutar y dejar atrás las tensiones, los malos días y hasta las angustias que genera el estar corriendo de un lado a otro. Esta es de esas películas que te brindan esa oportunidad del descanso. Dejemos de una vez por todas de idealizar y más bien desdiquémonos a disfrutar lo que la vida nos regala y lo que el arte nos obsequia.

Es una película fresca, donde se busca ante todo relajar al espectador. Me ha encantado Sofía Vergara, muestra gran talento para la pantalla grande, con su peculiar acento latino - Colombiano; a esto es lo que llamo talento original. La música es sensacional y el discurso de Hilary Swank hace recordar épicos discursos de películas clásicas. Una apusta interesante para los días finales de este nefasto 2011 para el mundo, tal vez es hora de volver a recordar los propósitos hechos, pero sobre todo, intentar que no se queden solo en sueños o buenos propósitos, sino en realidades presentes.