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España España · Shangri-la. Andalucía
Críticas de Maggie Smee
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Críticas 376
Críticas ordenadas por utilidad
6
1 de abril de 2017
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Según narra San Mateo (Mt 4, 1-11) Jesús estuvo en el desierto cuarenta días y cuarenta noches con el fin de ayunar además de meditar, donde fue tentado por el diablo. Esta es la premisa del film de Rodrigo García “Últimos días en el desierto” que nos llega con algo de retraso, pocas copias y en plena cuaresma. Su finalidad ha sido hacer algo de taquilla, pero no nos engañemos, no es una película para el gran público. Es más, será uno de eso títulos que incluso con el paso del tiempo no va a contar con muchos adeptos, incluyendo a los que se consideren creyentes practicantes. Su visionado no resulta fácil y para colmo no está del todo conseguida, pero en ella hay ciertos aspectos interesantes.

Hay que reconocer que Rodrigo García al menos se la ha jugado, aunque no le haya salido bien del todo. Le ha echado valor, aunque en su contra hay que decir que también le ha echado pretensiones, pero en su esfuerzo se aprecia “seriedad” y una sobriedad por la que pocos hubieran apostado, que era la línea más acertada a seguir. No le veo ningún paralelismo, como algunos han señalado, con Scorsese y su “Última tentación de Cristo” afortunadamente. Más bien ha sido, al menos yo lo veo así, un intento de acercarse a la austeridad de Pasolini o a Dreyer. Nada que ver con los títulos épicos de De Mille, de la época dorada de Hollywood o de George Stevens con su “La historia más grande jamás contada”, que era un proyecto acariciado por el mencionado Dreyer y que acabó convirtiéndose en una de las últimas superproducciones religiosas, sorpresivamente todo un fiasco en taquilla, a pesar de contar con uno de los repartos más relumbrantes que se recuerden.

Pero el objetivo de emular a los directores mencionados le ha venido grande, que es donde García ha errado. No ha tenido la capacidad aunque sí, en algunos momentos, honestidad, y eso, para los tiempos que corren, es más de lo que en principio pudiera parecer aunque no haya redondeado su objetivo.

García ha sacado partido de su equipo. El reparto, que no llega a la media docena de personajes, sin aspavientos de ningún tipo, cumple, sobre todo Ewan MacGregor en su doble cometido, aunque mejor como diablo que como Jesucristo. Y no es que esté mal como Jesús en absoluto, pero creo, y esto es muy subjetivo, que cuenta con una sonrisa demasiado contemporánea, piel pálida y una mirada pícara más que benevolente, además de resultar terrenal, incluso con tatuajes (¿?). Todo esto hubiera estado bien, este alejarse del posible “cliché” al que estamos acostumbrados si la película hubiera funcionado, pero al no ser así desde luego no juega a favor.

Curioso que el desierto en que han rodado, Emmanuel Lubezki, uno de los mejores fotógrafos del cine, haya sido capaz de darle un aire a tierras lejanas, de una nada adivinable California. Pero no la ha fotografiado como si se tratara de un film de Malick. Ha sido capaz de darle otro registro, como cuando trabaja con otros autores, que es capaz de adaptarse a otras necesidades, imprimiéndole un clima agreste pero sin preciosismo. Y la banda sonora que firman Danny Bensi y Saunder Jurriaans también es destacable, desarrollando un trabajo que nada tiene que ver con la maravillosa labor de Peter Gabriel para el mencionado film de Scorsese.

Una película que posiblemente no pasará a la historia del cine, pero que como decíamos, tiene ciertos valores. Sobre todo para estudiosos del tema que bien les vendrá para ilustrar cualquier posible debate, sobre todo en tertulias para seminaristas.
Maggie Smee
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5
24 de septiembre de 2015
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
“La visita” parece que es la película de M. Night Shyamalan que mejor recibimiento ha tenido en años, tras una serie de fiascos en taquilla, que además supusieron un duro varapalo crítico: de haberlo ascendido al cielo por “El sexto sentido”, por el que fue nominado al Oscar, a la obtención del Razzie al peor director por “Airbender, el último guerrero”.
En “La visita” parece que hay un intento por parte de su director y guionista de volver a lo que más éxito le dio, el cine de terror, pero con ciertas variantes que, según algunos, ha sido renovador en cierto modo, por la inclusión de más dosis de humor, en ocasiones más que negro yo diría que escatológico. Se ha prescindido de renombres, se ha vuelto a un presupuesto más ajustado y sus aportaciones fantásticas, a veces excesiva, se han reducido. Y en eso ha consistido su “renovación”. Poco hemos aprendido de los fracasos anteriores ya que su maduración no ha sido más profunda. Seguimos aficionándonos a contar historias cuya base descansa sobre palillos de dientes, donde el más mínimo planteamiento hace que la inmensa trampa cruja o se tambalee. El argumento parece sacado de esas reuniones juveniles- nocturnas, a la luz de una hoguera, que se contaban historias “de miedo” y donde lo único importante era el “golpe de efecto”, es decir, el “susto”, por lo que “La visita” sabe a poco, mucho más por sus créditos finales, que aunque provoquen entre los más jóvenes algunas risas, delata el alma de la película: un cuentecito de miedo para los más pequeños donde no queda poso inquietante.
Ante esta propuesta poco quedar por hacer: o te lo tomas sin darle muchas vueltas como mero entretenimiento o, si te lo tomas en serio ni siquiera participas y te indigna. Opté por lo primero por una razón muy simple: al menos M. Night Shyamalan, aunque las situaciones irrelevantes las prolonga demasiado, quizás para hacer tiempo y que la película alcance la duración mínima, sabe crear cierta tensión en las escenas de “suspense”. El reparto cumple dentro de sus posibilidades y el resto se limita a sus funciones. No es gran cosa, cierto es, pero a mí me entretuvo, aunque con cierto esfuerzo, ya que su historia central y destacable daba para un corto más que para un largometraje.
No sé si serán los primeros pasos hacia una renovación “seria”. En la próxima vuelve a coincidir con Bruce Willis, o al menos eso es lo que hay oficialmente, eso si no hay ningún desencuentro y sale Willis disparado (nunca mejor dicho) del rodaje, como parece que acaba de ocurrir en la última de Woody Allen, por lo que espero que al menos presente un guión esté pulido y busque, más que crear “el efecto” en recrear la causa, ya que sabe crear atmósferas. Eso cuanto menos, nada nuevo, ya lo hizo en gran medida con “El sexto sentido”, su película más conseguida, pero para cuya receta parece que no ha encontrado progresión. Lo más arriesgado sería romper con ese patrón y buscar otras fórmulas, como la protagonista de esta película, que va cámara en manos buscando honestidad para su documental.
Maggie Smee
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1
25 de mayo de 2013
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
He escogido como título del comentario (“El niño es nuestro”) una película de Summers, ya que este thriller con tintes infantiles se podía haber titulado también así. Es curioso ver como cada año va degenerando más y más el cine de acción. Sus tramas cada vez son más pueriles, con personajes que no pueden ser catalogados ni como tales ya que son más bien meros distintivos, sin más fondo, planos, como si se tratase de un video juego más que de cine: el bueno, el malo, la mujer florero, etc. Pero dentro de una combinación que argumentalmente es de lo más previsible, y que en las escenas de acción, a pesar de contar con muchos efectos de sonido, montaje y aliñado con mucha hemoglobina, no son creíbles y todo parece destinado a adolescentes agresivos más que para un público adulto. De hecho, lo que “interpreta” Clive Owen se asemeja a Tadeo Jones, que no a Indiana Jones, ni por asomo, carece de esa madurez, sino más bien lo dicho, Tadeo Jones, un mero dibujo animado que mueve a la risa por su patetismo en un contexto supuestamente adulto. Paul Giamatti borda con punto de cruz el peor papel de su vida. La Bellucci, muy mona ella, es un anexo, la concubina de la historia, casi un pegote irrelevante que simplemente está ante el reclamo de los más testosterónicos, como ocurre en estos productos desde hace décadas, donde la mujer no desempeña ningún rol con peso y casi sin ninguna lógica, simplemente presta su presencia al protagonista. En este caso con el agravante de que no se enseña carnaza y la única escena donde se dan un revolcón es vergonzosa no ya porque se vea poca carne, sino por lo que en ella ocurre y que no vamos a contar. Si hubiera habido al menos una exhibición gratuita y vistosa de sus anatomías lo hubiéramos entendido todo, pero tampoco ha sido así, como también es habitual: violencia toda la que quepa, pero mucho pudor en cuanto al sexo. No hay sudor, ni química, ni nervio, solo coreografías para que todo quede vistoso y demostrando, una vez más, que un mal actor en manos de un buen director se puede salvar pero en caso contrario, como los presentes, un buen actor se hunde en manos de un mal director. Al menos su protagonista, Owen, no acepta que a ni animales ni a los niños se les mate o se les haga sufrir, que eso le enoja mucho, y sus mensajes, además de obvios son positivos, aunque volátiles, ya que enseguida se nos olvida cuando va asesinando a todo el que se tercie, como si se tratase de un mal cómic. Su duración no llega a la hora y media y parece que dure más… Y, lo siento, me niego a seguir hablando de este subproducto tan estúpido como inútil que ni siquiera vale para “matar” el tiempo.
Maggie Smee
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3
28 de abril de 2022
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
La verdad es que “La abuela”, de entrada, tenía ciertos elementos atractivos que me llevaron a verla: el guion de Carlos Vermut, que me atrae lo que él pueda llegar a escribir, la producción de Enrique López Lavigne, que ha llegado a embarcarse en proyectos arriesgados, y sentía curiosidad cómo se desenvolvía con todo esto Paco Plaza, su director. Aunque parezca una obra pequeña, su presupuesto se aproxima a los cuatro millones de euros y se trata de una coproducción con Francia, arropada por Sony para Amazon, casi nada. No sabía nada más, y por desgracia todo queda ahí.

He estado mirando por encima algunos comentarios de los que escriben en prensa, que por cierto nadie le ha dado una opinión negativa, como mucho muy contados le han dado una opinión regular, siendo algunos usuarios los que han mostrado claramente su disconformidad y con los que coincido.

Me gustaría saber qué entienden algunos por terror, incluyendo a los críticos profesionales: ¿Les asusta la vejez? ¿Pánico a la enfermedad? ¿El pavor les entra por tener que cuidar a un familiar? No sé. Es cierto que vivimos en una sociedad ridícula, de piel muy fina, de terrores muy infantiles y muy burgueses, a los que les asusta algo natural. Dicho sea de paso que los que se niegan al cuidado de sus familiares, sean ellas o ellos, suelen ser seres egoístas y flojos, que no aportan nunca apoyo de ninguna clase a nadie, y es más, cuando ellos tienen un problema, suelen suponer una carga monumental para quien sea, aunque sea para su vecino. No todos valen para ello, eso es cierto, y siempre pueden delegar, por las causas que sean, las responsabilidades en una residencia, cosa que la pobre protagonista, una modeli estupenda que trabaja en París, podía haber hecho a los cinco minutos de verse en este lío, pero claro, hubiera durado todo menos que un anuncio.

Es muy personal, pero no he tenido miedo en muchos años que me he dedicado a ello, la vejez no me aterra, es más, si no cumples años mal asunto, eso tendría que asustar. Y allá cada cual, pero más patético me resulta alguien con la cara de goma totalmente estirada para ocultar su edad y que no puede desenvolverse con naturalidad intentando aparentar quince años.

Metiéndonos ya en el asunto,lamentablemente “La abuela” es un mejunje de varias películas, bien envuelta, faltaría más, con el dineral que hay de por medio, pero a la que al poco de comenzar se descubre que se les ha cortado en la turmix batidora cual mayonesa. Me molesta, y mucho, llegar a esta conclusión, pero no me queda otra. La película está mal estructurada, es tramposa, aburrida y no termina contando absolutamente nada. Han pillado lo peor de “Amor” de Haneke, recordando demasiado a “La llave del mal”, y mezclando cosas de “La semilla del diablo”, “La visita” “La monja”, una pizca de “Babadook” y “Pesadilla diabólica” de Dan Curtis, así de entrada.

El dueto (más que duelo) de actrices entre Almudena Amor (¿se nos presenta como el relevo generacional de Ariadna Gil?) y Vera Valdez (en un difícil cometido) cumple en muchas de las escenas, pero en otras están vendidas, y tampoco nos impacta, quedando el resto del elenco secundario en el olvido, poco importan porque son personajes de relleno.

Como antes decíamos, la factura técnica bien, aunque las únicas nominaciones a los Goya fueron a sus efectos especiales, nada destacables, y la banda sonora de Fatima Al Qadiri, que busca más el efecto que otra cosa.
Evitando hacer saña, que desde luego se podría hacer y mucha, terminamos en la zona del spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Maggie Smee
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6
12 de julio de 2014
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dice la publicidad de este film que se trata de “el mejor thriller alemán desde La vida de los otros”. Tampoco es que nos hayan llegado muchos, por desgracia, pero a pesar de haber sido seleccionada por Alemania para representarla los “Oscars” como mejor film de habla no inglesa, cuando una película en su promoción tira de la fama de otra, en la mayoría de los casos se trata de una película menor. En ese aspecto hay que decir que su distribuidora no debía haberle dado ese aspecto de película mediocre cuando en absoluto es así, por mucho que se sepa que si se estrena en pleno verano y casi sin promoción hay que ser rentable sea como sea. Su género es el thriller- denuncia de un caso real entre Alemania y Noruega bastante interesante y del que yo no tenía ni idea. Quizás por ese motivo la película quede algo pequeña, porque su argumento es magnífico, pero su guión desaprovecha muchas posibilidades. Pero por otro lado hay que reconocerle que ese “desaprovechamiento” se debe a que se la han jugado, lo cual ha sido muy arriesgado, ya que adoptan el punto de vista más difícil de la situación, su protagonista, mujer de vida turbulenta, con muchos secretos que no quiere que sean desvelados y que moralmente puede ser un obstáculo para que conecte con la audiencia más tradicional. Se le puede achacar cierta frialdad en su desarrollo, pero es porque carece en su dirección del pulso que en estos casos podían haber tenido por ejemplo Schlöndorff o Von Trotta, pero insisto en reconocer ciertos resultados positivos en su dirección y en su propuesta, aunque no llegue a la altura de otras de su género dentro del mismo cine alemán. “Dos vidas” se inclina más por una línea analítica más que por un estilo claramente comercial. Cuenta con un notable reparto con un buen trabajo actoral de todos, sin excepción, sobre todo de su protagonista, Juliane Köhler e incluyendo la sorpresa de encontrarnos en un emotivo personaje de reparto a Liv Ullmann, gran actriz y directora (más interesante de lo que muchos piensan: intelectual, erudita, con personalidad y que puede aparecer en películas dispares tanto de estilos como de nacionalidades). El resto de los factores cumple formalmente, sobre todo el trabajo de fotografía, que juega desde la modestia pero con el acierto de alternar diferentes soportes y cromatismos para mayor veracidad. Queda un film que al menos creo merece verse, que no contará con fervor popular pero que al menos mira, con sinceridad, unos hechos que avergonzarían a cualquier país. Y ellos (a los alemanes me refiero) han tenido el valor de rodarla y de enviarla como representación de su país. Eso sí que es magnífico, y creo que a nosotros aún nos queda llegar a ese nivel con nuestros asuntos pendientes en la Historia. Creo que el saber airear las bragas con temas tan comprometidos es ante todo un signo de madurez, cosa que se demuestra en estos casos y que benefician no sólo a la imagen de una industria sino incluso a la de un país.
Maggie Smee
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