A Ghost Story es una película con personalidad, que, tanto en la realización como en el guión, no puede pasar desapercibida porque lo que cuenta y cómo lo cuenta llevan la impronta de David Lowery (Peter y el dragón, En un lugar sin ley, entre otras) que es un tipo que, sencillamente, hace cine. Los planos, secuencias, el tempo, las ideas, están medidas, y muy bien ajustadas al género. Sin embargo, como ya pasara en En un lugar sin ley, donde efectivamente el producto deja también un buen sabor de boca a cine, el resultado mientras se degusta es un tanto desconcertante: todo (tanto la ejecución como el guión) parece indicar que va hacia un lado, después a otro, y finalmente vira, algo que no es malo en sí, pero que quien más lo sufre son las emociones, que se van quedando demasiado indemnes (no así en Peter y el dragón, que sí logra conectar al espectador con la obra). En definitiva, un film con muy buenas intenciones pero que adolece de garra para adherir a un espectador que solo al final consigue engancharse.

Aniquilación es una película bien rodada, bien empaquetada, con una buena fotografía y una buena ambientación (aunque abusa un poco de planos generales). Las interpretaciones, aunque sobre todo Portman, son también precisas. Sin embargo el guión flaquea conforme avanza la película, en un quiero y no puedo que termina por aburrir, por inclinarse quizás demasiado hacia el plano de la acción y poco hacia el plano del desarrollo profundo de la historia y de los personajes. Porque, si bien es cierto que la tensión y las dudas sobre qué está pasando las mantiene hasta el final, el contenido se merece más mesura, y no unos personajes tan empaquetados; lo que se supone, porque nunca queda claro, que se está contando se merece más detenimiento, más explicación, y no dejarlo todo a cuatro frases sueltas y a la supuesta metaforización del asunto en imágenes.

"Doña Clara" se toma su tiempo, como su protagonista, para decir todo aquello que dice, y dice mucho. Es una obra sin prisas, que se cocina a fuego lento, esperando el momento oportuno para ofrecer la imagen precisa. En cada momento sabe mostrar con suma elegancia lo que está faltando, sin alardes, sin forzar nada y, a pesar de su metraje, el espectador va recibiendo siempre, la espera tiene su recompensa. No da nada mascado, pero tampoco deshilachado, y sabe dar la puntada precisa rematando el traje en todo momento.
En cuanto a la trama, combina el costumbrismo de sus personajes con un tema de purísima actualidad como lo es el problema de la vivienda, todo engarzado perfectamente. Los personajes están muy bien dibujados, resaltando en todo momento la estupenda interpretación de Sonia Braga, que encarna el papel con mucho carácter y naturalidad.
Muy curioso el tratamiento de la imagen, con unos zooms que al principio descolocan y chirrían pero que después se tornan naturales y precisos.
Gratísima sorpresa.

Vela o no, puedes echar el rato o puedes emplearlo en dar una vuelta por el parque, como quieras. Daré una nota discordante con la norma, no me ha parecido una película tan buena. Sí, partamos de que no me gusta el género y por ende soy bastante ignorante al respecto a cerca de sus códigos, lo que implica a su vez que no sé si será buena o no dentro de ese marco. Intuyo no obstante que sí, que efectivamente a los amantes del género les puede parecer buena, pero vista desde fuera (desde muy afuera como digo) me ha parecido una película normalita, con más agujeros que un queso emmental (sí, entiendo el marco en el que se acoge, es una fantasía y hay que suspender el juicio de lo “real”, pero es que constantemente se está bordeando un límite muy fino entre lo verosímil o no, personas que se comportan como personas pero luego tienen reacciones inverosímiles). Pero bueno, se corre un tupido velo (más tupido que la mantilla de la Macarena) y se acepta barco, pero aún así, formalmente hay cosas que no me gustan:

A base de estirar, si no se puede (o no se sabe) estirar, se acaba rompiendo la cuerda. Y aquí Yates quiere que la gallina siga poniendo huevos, pero, como suele decirse, "cuánto te quiero perrito pero pan poquito". No basta con reunir un buen elenco de actores y actrices, no basta con los fuegos de artificio digitales, no basta con el viaje del héroe, y no basta con el tirón de la saga. Hay que ponerle, al menos, más cariño porque lo que le faltaba a la historia es que el interés se focalice ya sólo en un árbol genealógico, si tal o cual o quién es hermano de o hijo de no se quién. Todo muy culebronesco. Un ocaso de la saga, por otro lado, tristemente muy previsible. Ni una obra maestra en la tercera entrega hará merecer la pena esta larga agonía...