Somos cuatro gatos discrepantes (en este momento sólo 4 de 77 criticas la puntúan por debajo de 4). Entre los críticos especializados únicamente un par de valientes disidentes la ponen en su sitio.

Película de inverosimilitud extraordinaria, tiene mas trampas que una escopeta de feria, con la agravante de que las artimañas del guión son bastante groseras, pues el director ni siquiera hace el esfuerzo de meternoslas sin que se note.

Situaciones inauditas en un film de denuncia de una realidad que se presenta como plausible (spoiler).

Al cine de ciencia ficción “clásico” el paso del tiempo le sienta particularmente mal.

Los estragos del tiempo son considerables si la película en cuestión hace un alarde intensivo de efectos especiales - como ocurre en el presente filme- pues el estándar actual ha alcanzado tal excelencia que ver con ojos de espectador moderno los “cutre-trucos” que se empleaban en otras épocas del cine (merecedores incluso de un Oscar) nos provocan hilaridad y, en el mejor de los casos, si se tiene un espíritu benevolente, cierta ternura comprensiva.

Y resulta irónico que a una película que juega con la idea del tiempo, éste le haya pagado de tan mala manera.

Tras un magnifica prólogo de 20 minutos (en donde se presentan de forma magistral los personajes y se explica con nítida claridad narrativa la tesis de la “cuarta dimensión” (*)) la película deriva hacia un muestrario de paupérrimos efectos especiales de serie Z, que impide tomarse mínimamente en serio el film.

Y es que las maquetas son tan rematadamente cutres, los depravados monstruitos tan sumamente candorosos, los efectos de “cámara rápida” tan chuscos a ojos actuales que provoca no sólo que no te lo puedas tomar en serio, sino – lo que es peor- que ni siquiera sigas la película con interés.

Hay dos momentos en la película que me divirtieron especialmente:

- El descabellado y- como no podía ser de otro modo- inoperante intento de Rod Taylor de abrir dos ocasiones, robustas puertas de acero macizo de un mínimo de medio metro de grosor a base de grimosos rascamiento con las uñas. ¿Dónde andaba perdido el Director para decir un ineludible “¡¡¡Corten!!!”

- El proceso de putrefacción del cadáver de uno de los entrañables monstruitos. En un determinado momento se le “desengancha” un ojo con el divertido efecto que recuerda a esas gafas de los rastrillos navideños que incorporan dos ojos que se menean al andar del usuario...

Hay muchos momentos jocosos, pero tampoco es cuestión de cebarse con saña. Al fin y al cabo todos somos victimas y damnificados por el tiempo. Creo que en algunos relojes se incorporaba en su esfera una leyenda que rezaba: “Todas hieren, la última mata”

(*) El amigo Nolan, perpetrador de ese galimatías embarullado que es “Origen” debería analizar, con aplicado interés de escolar estos 20 minutos, y aprender como deben contarse bien las cosas. Soberbia introducción que desgraciadamente se malogra en cuanto la maquina de efectos especiales se pone en marcha.

Es curiosa la alta valoración que este documental ha tenido en los votantes de esta web y por el contrario cómo ha sido despreciada en general por parte de la critica especializada (véase por ejemplo la contundente recomendación de “quédese en casa” de 4 de los 6 críticos que han valorado esta película en la revista “Dirigido por” o el escaso entusiasmo de los críticos de la revista “Guía del Ocio” por poner unos ejemplos).

Yo me quedo en un termino medio.

Aspectos positivos del documental (concentrado en la primera hora): el montaje ágil, frenético de las diversas pruebas que se presentan denunciando las carencias del sistema sanitario de USA. Se emplean ingeniosos, brillantes y efectivos recursos formales (por ejemplo, la presentación - a semejanza de las prolijas introducciones de la guerra de las galaxias- del listado de enfermedades excluidas de la garantía medica; la identificación con rótulos en la cabeza de las cuantiosas sumas recibidas por cada congresista corrompido por las aseguradoras, etc...) Toda esta primera parte es impecable formalmente, contundente en su veracidad (p.ej, el abandono de la mujer captado por las cámaras de seguridad) y muy efectiva en su denuncia y realizada con gran sentido del humor e ironía.

La parte negativa. En la segunda parte del film, Moore exalta por comparación diversos sistemas sanitarios, dedicando la ultima media hora a Cuba. El Sr. Moore, emprende un viaje hacia la isla, viaje que es el que amargamente emprenden en dirección contraria cientos de cubanos cada año (sólo los que llegaron a México ascendieron a casi 1.300 en 2008) huyendo del (al parecer del Sr,. Moore) paraíso comunista.

El problema de esta parte es que no oímos al Sr. Moore ni una sola palabra de critica ni reprobación de tan ominoso régimen dictatorial en donde desde hace 50 años se conculcan los derechos humanos y las libertades básicas de sus ciudadanos (véase Informe de Amnistía Internacional año 98 http://www.amnesty.org/es/region/cuba/report-2008.) Al contrario, el Sr Moore presenta las denuncias contra esta régimen de forma infantil y burlesca. Con la coartada ideológico del “¿Libertad, para que? leninista, Moore viene así a mirar con cierta simpatía cómplice al régimen cubano, pues al menos “allí” incluso tienen garantizados otros derechos no amparados en USA.

En un país donde no existe libertad de prensa, donde la norma es la oscuridad informativa, ¿alguien se cree de verdad que el Sr. Moore ha ido espontánea y libremente mente al hospital que ha querido? ¿No le habrán amañado la visita, Sr. Moore para que Ud. vea lo que ellos quieren que vea?. ¿No habrá ido al Hospital donde reciben tratamiento los miembros del Comité Central del PPC?

Lo mejor: la presentación formal de la denuncia contra el sistema sanitario de EEUU
Lo peor: Que instrumentalice para su denuncia el sistema sanitario de una dictadura, dictadura que sólo le merece al Sr. Moore un elocuente silencio cómplice

Emocionante documento que presta voz a las victimas de la banda nacional-socialista ETA.

Sobrecogen las grabaciones de los niños que posteriormente fueron asesinados por aquellos que promueven un delirante proyecto de instauración de una dictadura marxista leninista de “chapela” y que, al parecer, consideran también a los que andan con chupete y pantalón corto como órganos represores del “estado español” y por lo tanto objetivos de su violencia irracional.

El documental refleja una sociedad atenazada por el miedo, en todos sus estamentos y ramificaciones, nos habla de ese Ayuntamiento que en vez de recordar al político asesinado en el lugar donde murió, utiliza ese mismo sitio para situar los contenedores de basura; de una Iglesia Católica Vasca complaciente con la violencia (un día encabezada por el siniestro obispo Setién) que sermonea acerca del sufrimiento de “todas las victimas de la violencia venga de donde venga" equiparando a verdugos y victimas en un totum revolutum y confusión ética deleznable, de una sociedad en donde una rata etarra mata a Ramón Baglietto, político que años antes había salvado a su verdugo cuando era niño de morir atropellado; de una sociedad enferma en donde la explicación de algunos a la muerte de tanto inocente fue el terrorífico “algo habrán hecho”, donde los terroristas clavan dianas pintadas en las casas de sus victimas, persiguiendo con saña a sus familiares incluso de haber aniquilado a sus seres queridos...una sociedad en donde 200.000 personas han tenido que exiliarse de su tierra.

A diferencia de Medem, mas conocido a raíz de su documental como “el pelota vasco”, el director se pone valientemente del lado del bien, de la verdad, de los que sufren, toma partido hasta mancharse pues aquí no hay equidistancias ni conflicto que valga, ni diálogo para “entender los diversos puntos de vista” ni madre que la parió, aquí hay unos delincuentes y unas victimas, unos nazis y unos judíos, unos que quieren instalar una dictadura delirante y los que defienden la libertad...unos que matan y otros que mueren asesinados...

Los familiares de los 1.000 asesinados por ETA encontrarán cierto consuelo en este emocionante documento. Por todos ellos gracias, D. Iñaki

Me gusta mucho el subgénero de fugas carcelarias pero me fastidia en la misma medida las faltas de verosimilitud de lo que se cuenta.

Esta película recurre al consabido “basado en una historia real” para tratar de colar al espectador las patentes inverosimilitudes que la recorren de principio a fin (spoiler)