Powers desliza su brazo sobre la chica, espectacular siempre, para demostrar la hegemonía patriarcal de la sociedad. En el fondo es una crítica al uso de modelos con cuerpos extraordinarios en el cine. Se ríe de ellos. El mini-yo es un alter ego, una forma inteligentísima de expresar nuestros deseos más ocultos. Sus películas alcanzan una brillantez no visible en sus capas más superficiales. Hay que ahondar en sus conceptos.
¿ESTO CUELA? NOOOOO!!! Austin Powers es una chorrada como la copa de un pino y Barbie lo es igualmente, solo que en vez de un señoro machistoide han puesto a una "muñeca" feminoide. Puro marketing, vaya. Lavado de cara de la empresa o ni siquiera eso: un producto banal que pone mucha pasta en publicidad y que muchos alaban para no desentonar (hay experimentos que demuestran la poca capacidad que tenemos para llevar la contraria si se genera una opinión firme en sentido opuesto).
Obviamente, la película está bien hecha y su formato técnico es impecable: la pela es la pela, pero de ahí a producto profundo filosófico y demás, pues no.

Confusión. No soy mucho de Lanthimos y sigo sin serlo, aunque reconozco que esta película tiene algunos aspectos que sí me han gustado:
1.- La escenografía, la recreación del barco en ese océano virtual; las ciudades, esas calles de edificios doblados que recuerdan al expresionismo alemán (como otros críticos han destacado antes que yo). Es la parte que más destaco junto con el vestuario y los efectos especiales de maquillaje: Dafoe, espectacular.
2.- Pues sí, Dafoe, espectacular. Pero no solo en su aspecto físico, sino en todo su personaje y su recreación. Mi debilidad por este actor. Que no digo yo que la Stone no lo haga bien, pero no lo veo para tanto en una actriz profesional. Obviamente, sabe hacer bien su trabajo (cada cual que saque sus propias conclusiones. A Hollywood le van estos personajes exagerados).
3.- El uso original de la cámara y su versatilidad. Aquí me divido, porque Lanthimos hace casi siempre lo mismo: idea muchas formas de enfoque y movimiento de cámara, pero solo al principio de la película, luego parece cansarse de ese alarde técnico y pasa de él. Por otro lado, tanta variedad artística en el uso de la cámara puede resultar cansina y, ciertamente, no creo que siempre esté justificada por la narración. Anticipo algo que me disgusta de Lanthimos: le encanta llamar la atención de forma innecesaria.

Por supuesto, hay varias cosas que no me gustan de la película y casi todas están relacionadas con la narración:
1.- No me entusiasma (es algo personal) que el 90% del tiempo el personaje de Stone crezca a partir del sexo y que se dedique muy poco a su crecimiento en otros aspectos (la pareja del barco es la excepción y la despacha rápido). No tiene sentido que llegue al gusto por la ciencia y la medicina a través del sexo. Esa parte científica no se desarrolla porque, claro, eso no escandaliza a nadie. Desde luego, se obvian otros aprendizajes en música o arte, pero de sexo era mejor no obviar nada: falta un poco de sadomasoquismo (sale algo, pero muy poco tiempo) y de orgías, pero eso no hubiera encajado en el mundo anglosajón.
2.- El tono humorístico de algunas partes sexuales sí me gustó, pero lo veo algo pensado para agradar al público. Se nota que Lanthimos quiere llamar la atención, escandalizar, pero sin exagerar, ¡¡no vayamos a cagarla con los americanos!!

En conclusión, Lanthimos es un gran director y un gran cineasta, pero no es para mí. Su narrativa no me interesa casi nada, ni su supuesta filosofía (no sé yo si el feminismo radical ve con buenos ojos eso del empoderamiento a través de la prostitución). Destaco su originalidad (algo forzada para impresionar) y su fabulosa escenografía. Gran Dafoe, igualmente.