Un accidente sirve de excusa narrativa para desgranar el momento que atraviesan dos familias italianas. La película se divide en tres capítulos que presentan cómo discurre su vida, a través de la mirada de tres de los personajes principales, para finalmente encajar todas las piezas y encontrar el significado del título del largometraje.

El estilo de dirección de Paolo Virzì redunda en beneficio de la verosimilitud de la obra. Abundan los primeros planos y la cámara en mano, sin artificios técnicos ni movimientos extraños. Todo ello aporta naturalidad a la puesta en escena. De hecho, por momentos parece que los actores improvisan sus diálogos.

Con la actual crisis económica como telón de fondo, somos testigos directos del desmoronamiento moral de un pequeño universo de individuos (y por extensión, del ser humano), movidos por la mentira y la ambición frustrada, y también por el destino fatal.

La recomiendo a los que gusten de películas de historias cruzadas con moraleja final.

Me encantó este corto. Revela una gran maestría técnica por parte del director, ya que todo el metraje es un plano-secuencia filmado en un valle, en los primeros momentos de un nuevo día. Y si por la forma resulta un film atractivo, no lo es menos por el contenido y el mensaje que transmite. Se nos cuenta el intento de un grupo de refugiados de cruzar a otro país, siendo detenidos por la policía antes de conseguirlo. Reconozco que el tema social no me suele gustar en las películas de ficción, prefiero evadirme de la realidad. Pero en este caso está todo tan bien planificado, tan bien rodado, que el mensaje me llegó y me impresionó.

Drama sofisticado, sostenido de principio a fin por la brillante actuación de Julianne Moore.

Hasta determinado momento, mediado el metraje, me pareció interesante, casi buena. Empezaba a concebir la esperanza de haber descubierto una pequeña joya desconocida para el gran público. Pero al ocurrir cierto conflicto, los personajes comienzan a ir a la deriva, sin un guión sólido que les proteja, de tal forma que el interés cae progresivamente en picado. La película acaba encallando, puesto que el desenlace no hay por donde cogerlo y da vergüenza ajena por el tiempo perdido y los recursos malgastados.

El inicio de esta comedia negra es interesante, por su tono costumbrista urbanita, con el que en apariencia se pretende diseccionar los entresijos de una familia actual de clase media-alta. Sin embargo, la trama deriva demasiado pronto hacia el relato criminal esperpéntico con influencias tarantinianas. Los criminales resultan demasiado caricaturescos (mención especial para el de Ernesto Alterio), y ello le resta credibilidad.

Lo mejor: el homenaje (voluntario o no) a Blake Edwars y su guateque, aunque una llama no sea lo mismo que un elefante.
Lo peor: el cameo de Iniesta, por absurdo y gratuito.

Eso fue lo que me atrajo. Ese cartel molón, y que es australiana.

Como se suele decir por aquí, no hace falta que la veáis. Ya la he visto (sufrido) yo por vosotros.

Un jovencito Mel Gibson coprotagoniza su primera película. Por eso, se le disculpa que sea mala a rabiar.

La historia está más vista que el tebeo. Cuatro amigotes cogen un coche y se van de vacaciones por Australia. Conocerán chicas, harán surf, beberán cerveza...