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Críticas de Carnforth Greville
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Críticas 31
Críticas ordenadas por utilidad
9
12 de febrero de 2014
0 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
<<...La medida más importante del siglo diecinueve, aprobada gracias a la corrupción urdida por el hombre más puro de América...>>

Esta frase, pronunciada por el gran Tommy Lee Jones, encarnando magistralmente al congresista Thadeus Stevens, resume toda la trama de esta espléndida película sobre uno de los mayores genios políticos que los Estados Unidos han dado al mundo: Si George Washington fundó los Estados Unidos, puede decirse, con toda justicia que Abraham Lincoln refundó la nación, a costa de enormes sacrificios, sufrimientos y pérdidas.

Steven Spielberg ha desmitificado al presidente Lincoln, dando una imagen más creible del gran Padre de la Patria, al que muestra soportando el terrible peso de una nación en guerra civil, reelegido tras un primer mandato de cuatro años, durante el cual la jóven República se ha venido desangrando en una lucha fratricida.

El empeño por sacar adelante la Decimotercera Enmienda a la Constitución, aquella que dará carta de naturaleza al final de la esclavitud, después de la cual ningún tribunal ordinario podrá cuestionar -al menos teóricamente- la libertad de todos los ciudadanos norteamericanos, permanece de manifiesto del pricipio al fin de la película, dejando los avatares de la guerra en un segundo -no por ello menos ominoso- plano.

Daniel Day-Lewis interpreta portentosamente a un pragmático Lincoln, atormentado por la pesadilla de la guerra, la oposición de su propio partido e -incluso- de su propio gabinete de gobierno. Un hombre envejecido prematuramente, agotado tras dirigir la nación durante cuatro años de enfrentamiento entre compatriotas, obsesionado por liberar a los esclavos antes de que termine la guerra.

La familia del presidente constituye otra fuente de pesadumbre para éste, al planear, como un doloroso recuerdo, la muerte de uno de sus hijos y el empeño del primogénito en alistarse en el ejército. Mary Todd Lincoln, (a la cual da vida la encantadora Sally Field), se debate entre sus obligaciones de Primera Dama y su angustia de madre que ha visto morir a un hijo de corta edad, que teme perder al mayor y tiene terribles remordimientos, por creer que mortifica aún más a su marido, ya suficientemente agobiado por sus tareas de Presidente.

La obsesión por los detalles, característica de Spielberg, se pone de manifiesto, a lo largo de las abundantes dos horas del filme, que se hacen cortas, gracias a la cadencia mantenida en todo momento, que combina instantes de tensión con episodios ciertamente divertidos.

La fotografía es sencillamente magistral: Más que escenas, la cámara plasma cuadros de época, adivinados en las fotografías que todos conocemos de ese periodo histórico. El doblaje en español es otro acierto: La voz no le sale del cuerpo a un Lincoln fatigado, abrumado por el peso de una carga a todas luces desmedida para las fuerzas de un hombre normal.

Secundarios de primera fila como el ya citado Tommy Lee Jones, David Strathairn, James Spader o Lee Pace, completan el reparto de esta espléndida película que apetece visionar una y otra vez, para disfrutar en su justa medida los detalles y las anécdotas de la misma.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Carnforth Greville
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