Es evidente que de Van Damme, lo mismo que de otros actores, no se puede esperar otra cosa que acción, pero al menos esta vez ha sido entretenido.
La impresión general al ver la película es la de estar viendo una de Jackie Chan pero sin Jackie Chan. Las coreografías de las peleas son de ese tipo acrobático típico del cine de Hong Kong de la época y con esos toques de humor salteando la increíble (por poco creíble, no porque haya mucha) violencia. Lo que pasa es que Van Damme no tiene la gracia de Chan, aunque lo intenta (como también lo intentó en alguna ocasión Stallone, por ejemplo, con resultados mediocres).
Ni técnicamente, ni interpretativamente, aquí nadie va a ganar un Oscar. Ni lo intentan. Lo que si intentan es hacer un cine comercial de consumo, gastando poco para intentar ganar un puñado de dólares.
Respecto al supuesto anuncio que comenta Borja, se podría entender desde el punto de vista del guión como, por un lado que el usar deportivas falsas justifica que se rompan y propicie escenas cómicas y por otro que si no son falsas a ver que marca acepta que les pase eso a sus productos. Por cierto, la carrera de rickshaws es muy divertida.

Si dejamos a un lado lo inconsistente del guión, lo increible de las situaciones o lo que es la historia en general, lo que queda es una entretenida peliculita de sobremesa de fin de semana para ver comiendo pipas o medio echando una siesta.
Las interpretaciones, los efectos especiales, el presupuesto... todo es justito pero resultón. Vamos, que para ser una tv movie no está del todo mal.

Como la mayoría de las películas de Elvis, esta se salva por su presencia y por las canciones y, afortunadamente, muchas canciones de la primera época (loving you, Teddy Bear...), con un Elvis en su mejor forma y con The Jordanaires, su mejor grupo de acompañamiento.
Sobre las interpretaciones, el guión y todo lo demás: lo justo para completar el metraje.
Eso si, Elvis es el Rey y si bién este film es mejor que el primero (Love me tender), no tiene la fuerza de los siguientes (Rock de la carcel y sobretodo El barrio contra mi).

Una vez dejado claro que impacta más la atracción Armageddon de Disney París que los efectos de esta película y que si por un casual se para la tierra la física dice que ¡pum!, ¿qué es lo que queda?. Pues queda un entretenido telefilm sin pretensiones al que no se le puede pedir ni rigor científico ni interpretaciones de Oscar. Los efectos especiales son siempre el mismo, pero cumplen con su cometido e incluso los actores, al no ser conocidos aportan mas "credibilidad" a la increible trama.

Yo soy de los que no entienden como Chuck Norris, con su nula expresividad y dotes interpretativas ha conseguido hacerse un lugar en el Olimpo (de segunda) cinematográfico. Claro que eso también lo consiguió Victor Mature por ejemplo.

El caso es que la premisa argumental de este film no está del todo mal (otra cosa es la resolución) y Ted Post, que nunca fue un gran director, había realizado la primera secuela del planeta de los simios con (casualidad) James Franciscus y un par de películas bastante decentes con Clint Eastwood. Y ahí está la cosa Chuck no es Clint.

El hecho de que la primera patada giratoria marca de la casa no aparezca hasta pasada una hora supongo que pondrá de los nervios a los fans de Chuck, pero no es la falta de acción de la primera parte la que daña el conjunto, es lo mal actor que siempre ha sido Chuck Norris.

A pesar de todo, si se ve sin pretensiones no deja de ser un entretenimiento simpático para nostalgicos.