Segunda cinta dirigida por Mario Soldati, punto de inflexión en la carrera de Alida Valli y, por lo visto, uno de los mayores éxitos cinematográficos de la Italia fascista, Tiempos Pasados se muestra hoy cómo un entretenido folletín, cuyas similitudes con Gone with the Wind (ambos son adaptación de libros románticos y archiconocidos ambientados en las épocas más decisivas de sus respectivos países) quizás hayan distorsionado un tanto su relevancia.

En todo caso, la cinta cuenta con varios puntos que resultan atractivos incluso 80 años después de su realización, especialmente el trabajo actoral en general, y del trío protagónico (Valli, Serato, Dondini) en particular. También destacar el esfuerzo de producción, con una ambientación de época ejemplar y un muy buen uso de las localizaciones, especialmente del lago de Lugano (al que Soldati volvería un par de años después para rodar Malombra, otra adaptación de Antonio Fogazzaro, cinta menos lograda que la que nos ocupa).

En el debe, una cierta tendencia a la reiteración de motivos que aminoran la marcha de la historia, que avanza un tanto a empellones, especialmente en su tramo final. A mayores, la cinta está claramente dirigida a un publico que conoce los hechos de fondo, ergo, los espectadores no italianos podemos perdernos fácilmente si no conocemos los intríngulis del resorgimento, cómo por ejemplo el papel que jugó Camillo Benso, conde de Cavour, o la división del territorio transalpino entre zonas de influencia de las potencias europeas del XIX.

Qué ha pasado con la industria que hacía cintas de este pelaje en España, Italia y (en menor medida) Francia? Porqué hemos renunciado a incluir en las pantallas el humor más popular? Porqué ya no se hacen juegos de palabras en las pelis españolas, de verdad tenemos tantos complejos como para no dirigirnos al español medio y preferimos dirigirnos a un hipotético espectador "universal" (Hegel, higo de fruta, que rollos místicos me estás intentando introducir por la retaguardia?), cómo intentando hacernos creer a nosotros mismos que las cintas españolas llegan al extranjero? Porqué la sátira ha muerto, tan cabreados e indignados nos ha vuelto internet que ya no sabemos reírnos de lo que nos rodea? Porqué no se representa la mentalidad del currito medio en las pantallas del Mare Nostrum?

Vivan Totó, Fernandel, Mariano Ozores, José Luis López Vázquez y, mecagontóloquesemenea, Louis Funes. Abajo los darnais y su ídolo Nolandrona con sus discursos y su solemnidad de neoviejos votantes de Vox, abajo la tontería buenrollista y correcta SJW, abajo las trincheras y la falta de sentido del humor.

El debut en pantalla grande de Andy Kaufman como protagonista contiene una idea muy buena y un diseño de producción notable, especialmente el maquillaje (a base de gelatina) de la pareja de robots protagonistas. Lástima que el desarrollo de la trama no tenga ningún interés: en vez de desarrollar y dar complejidad a la relación entre Kaufman y Bernadette Peters explicando sus motivos o haciéndolos crecer con la historia para enganchar al espectador, los guionistas se dedican a acumular nuevos personajes durante la travesía de Val y Aqua, algunos de ellos lamentables y otros, aunque cachondos, cómo el predecesor del robot tontorrón de Robocop, que no pegan para nada con la trama principal. Por lo visto, los productores parecían más interesados en hacer una cinta con robots para niños que siguiese la estela del impacto de R2-D2 y C3PO. Quizás por ello omitieron cualquier tipo de situación que pudiese despistar o aburrir a la infancia

Cómo miles de películas o series de ciencia-ficción o fantasía han demostrado, en la pantalla podemos empatizar con extraterrestres, robots, o incluso juguetes, siempre que les prestemos características y emociones humanas. En esta cinta parecen querer evitar ese sentimentalismo muchas veces tramposo, pero si las peripecias que van transcurriendo son inconexas y faltas de tensión cómo en este caso, difícil, muy difícil dejarse arrastra por lo que se cuenta.

En todo caso la idea principal de la cinta* queda ahí para que alguien la aproveche en un futuro remake, esperemos que sin secundarios tan lamentables cómo Catskills o Philco

Thriller ochentero muy bien facturado. Lo que me ha llamado especialmente la atención lo pongo en el spoiler.

Italia 1946. El neorrealismo arrasando las conciencias de la incipiente cinefilia. Ese sector de la población que dice amar el cine, lo que parece traducirse en despreciar cualquier película que no pretenda ser seria, solemne, digna de ser vista en un cineclub con posterior coloquio en el que hablar de Ibsein, Nietzsche, Ortega o Gasset. Por que, digamoslo claro, el entretenimiento popular es una forma de arte kitsch para la gente que ha nacido con el palo de una escoba introducida en salva sea la parte; no puede tomarse uno en serio una cinta en la que sus personajes se redimen, no son realistas esos cambios de actitud, los famosos arcos de los que hablan los seriefilos (otra tribu con más peligro que Gary Glitter dando clases en un seminario menor, ya que estamos).

Y si hay algo que el buen cinéfilo desprecia, son las adaptaciones teatrales. Ya se sabe, el cine es un arte visual, lo de contar historias, ya tal. Al fin y al cabo venimos contando historias desde las cavernas y ya ves tú cómo está el mundo. Dónde esté la inventiva visual de cintas tan útiles para la sobremesa cómo El Hombre de la Cámara o Berlín, Sinfonía de una Ciudad, que se quiten los relatos judeocristianos ejemplarizantes, que ya está bien de tanta moralina. El cine debe ser un arte libre, con escenarios y actitudes realistas cómo las de Hitchcock o Scorsese, eso si. ¿Qué es eso de que una película transcurra en menos escenarios que cualquier serie de relleno de Antena 3 o Telecinco? Y que pasa con Turín ¿nunca se levanta la niebla? ¡¡Vaya recurso más cutre!!

Por no hablar de los personajes, que viven sus dramas con una ligereza digna de mejor causa; ¿cómo puede soportar el sr. Travet todas las persecuciones a las que le someten sin, aprovechando la niebla perpetua de Turín, convertirse en un justiciero de la ciudad cómo Bruce Güein o Travet Bickle? Que alguien nos lo explique, por que está claro que lo realista es buscar venganza. ¿Y ese Gino Cervi repitiendo el personaje de Peppone? Que poca originalidad, por favor, basta de remakes e ideas precocinadas ¿Y Alberto Sordi haciendo de fauno? Vaya tópico hombre, vaya cliché más vergonzante. Por no hablar de ese cambio injustificable del personaje, el truco de guión más sobado de la historia... ¡¡que encima reiteran con la mujer del señor Travet!! Alguien debería prohibir que pelis tan rebosantes de buenismo hipócrita se sigan viendo, hombre ya.

En resumen, película a evitar. Salvo que alguien me diga que alguna vez la pusieron en algún programa del Garci, que entonces habrá que revisionarla con otros ojos.