El amor entre dos lesbianas, una militar de carrera (fumadora que cogerá cáncer de pulmón) y una chica muy poquita cosa. La primera, al descubrir que va a morir sin remedio, intenta que su pensión le sea asignada a la otra. Esto provoca una dura lucha entre los poderes fácticos del estado y las dos chicas, que se verán apoyadas por un grupo de defensa gay. Después de una dura lucha, la pareja de lesbianas sale ganando, hasta que en 2015 (bajo la administración Obama) queda plenamenete reconocida.

Se trata del desarrollo del muy complicado matemático estadounidense Nash. De una parte, sufre alucionaciones constantes, que le perseguirán hasta el fin de sus días. De la otra, nos encontramos delante de un matemático del máximo calibre. Con el paso de los años y la mejora de la medicina, conseguirá, lentamente, dejar de lado sus paranoias alucinatorias hasta conseguir el Nóbel. Ahí es el único momento en el que la cinta patina un poco, pues en su discurso, se limita a dar las gracias a su esposa. Por lo demás, exceeleentes interpretaciones de Russell Crowe, Jennifer Conelly y Ed Harris.

Buenas actuaciones de Naomi Watts, Ewan McGregor y Tom Holland. Alguna de las escenas es especialmente buena, como cuando una anciana de 74 años discute con un niño mucho menor la maravilla de las estrellas y le cuenta que no es posible saber cuál de ellas está viva y cuál muerta. El tsunami coge por sorpresa a toda una familia en la piscina, de vacaciones. Se producen escenas de pánico (ahí es dónde se podría y debería haber dramatizado más). Después de multitud de giros la familia logra regresar a casa a bordo de un avión medicalizado en perfectas condicones.

Una serie de atracadores, a cual más extraño, se reúnen para dar un golpe que en principio debía ser fácil. Tarantino, emulando a Hichckok, sale un poquito en la película. Pero la policía los está esperando. Hay un tiroteo, y algunos de los atracadores mueren. (Tarantino, por ejemplo) Enseguida comprenden que hay un traidor. Michael Madsen ha pillado a un policía que lleva en el maletero y lo lleva dentro. Lo ata a una silla, enciende una radio y sintoniza un canal que pone música de los 70. Baila y le corta una oreja al policía. Después coge una lata de gasolina, y sin dejar de bailar, la vacía sobre el pobre individuo. Saca su zippo y entonces el traidor, tumbado en el suelo, le dispara y lo mata. Van llegando atracadores al lugar y el final, absolutamente genial, se disparan entre ellos. Tan sólo queda uno de vivo, que coge las joyas robadas y se marcha.

ción de dos militares húngaros. Estos, que conocen bien las armas, quedan admirados de los Colts automáticos de los americanos. Saben que están prohibidos. Todo se complica por la novia de uno de los componentes de los americanos, que ha traicionado a su raza y se ha vendido al General. El final es de órdago. Unos pocos americanos acaban con cientos de mexicanos, aunque dejan en ello la vida. Y cuando todo ha terminado, aparecen unos mexicanos bandidos que le preguntan al examigo de Willian Holden si quiere acompañarlos a cometer fechorías. Este se levanta, se ríe y se apunta.