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España España · Barcelona
Críticas de Juankiblog
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Críticas 61
Críticas ordenadas por utilidad
7
22 de noviembre de 2017
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vicki (Ashleigh Cummings) es una adolescente rebelde visiblemente afectada por el divorcio de sus padres que un día tiene la mala fortuna de ser secuestrada por un matrimonio en crisis (Emma Booth y Stephen Curry) que la torturará y hará partícipe de sus escabrosos juegos sexuales. Pronto Vicki se dará cuenta de que, si quiere sobrevivir, tendrá que crear una brecha entre sus captores.

Hounds of Love, debut como director de Ben Young es una de esas agradables sorpresas que logran dibujarte una sonrisa en la cara y producirte una satisfacción enorme tras haberla visto, pese a la enorme colección de malos ratos que seguramente te hayan hecho pasar durante su visionado. Lo que podría haber sido una bazofia insípida como Compulsión o un festival de violencia explícita y torture-porn, resulta ser una obra muchísimo más interesante.

Sin recrearse en ningún momento en las escenas más desagradables ni mostrando su violencia de forma demasiado explícita, Hounds of Love es un excelente retrato psicológico sobre cómo funcionan las relaciones co-dependientes y las fantasías de poder. Cargada de un evidente subtexto feminista, podríamos estar hablando del mayor alegato cinematográfico a favor de divorcio que se ha rodado jamás.

El guión, firmado por el propio Young, es uno de los puntos fuertes de la cinta. Los personajes son tridimensionales, creíbles, aterradoramente humanos y las situaciones en las que se ven envueltos evitan caer en lugares comunes. Si bien es imposible huir por completo de los clichés y hasta cierto punto sea fácil prever muchos puntos claves de la historia, está tan bien contada que es difícil que esto nos moleste.

Aun con unos travellings que parecen sacados de los créditos iniciales de Shaun of The Dead y un uso de la cámara lenta muy propio de Zack Snyder, la dirección intenta no recrearse demasiado en las florituras estéticas y se centra en contarnos lo que nos quiere contar. El estilo está al servicio de la trama y no al revés. Sin distracciones innecesarias, más allá de algunos merecidos instantes de calma para el espectador.

Pero el punto fuerte de Hounds of Love son las actuaciones. Espectaculares, sin más. Emma Booth aporta presencia y fragilidad a un personaje cargado de matices, Ashleigh Cummings quizá tenga un aspecto demasiado viejoven para colar como adolescente pero sabe compensarlo interpretativamente y Stephen Curry consigue cubrir con una pátina de patetismo a quien en otras manos habría sido un tópico andante.

A caballo entre el drama y el horror, combinando sátira con tensión y dándonos unos últimos veinte minutos de infarto que nos mantendrán el culo pegado al asiento mientras atentamos a mordiscos contra nuestras sufridas uñas, una curiosa selección musical nos acompañará durante los compases finales de una película que sin lugar a dudas se merece todo nuestro amor.

Crítica original en: http://www.cineenserio.com/terror-molins-hounds-of-love/
Juankiblog
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8
16 de febrero de 2018
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tenía muchísimas ganas de enfrentarme a The Florida Project, la nueva película de Sean Baker, que hasta la fecha siempre ha logrado hipnotizarme con sus historias plagadas de personajes a veces moralmente cuestionables pero siempre profundamente humanos; esas personas a las que ni el cine ni la sociedad tiende a prestar mucha atención o a empatizar con ellos, pero que al fin y al cabo están ahí. Afortunadamente, las altas expectativas que tenía puestas en ella se han cumplido con creces.

The Florida Project, en el fondo, no deja de ser una especie de spin-off de Tangerine protagonizada por niños quinquis. No sólo por ser también un caramelo visual hortera de primer nivel, sino por su estructura que recuerda mucho a la de ésta: escenas grotescas, cómicas, emotivas, cargadísimas de mala leche y en ocasiones incluso estremecedoras se suceden orgánicamente sin que el tono general de pochez festiva y marginal se resienta en ningún momento.

Porque la cinta es una fiesta. Una fiesta sobre la crisis, sobre el fin de la infancia, sobre economías paralelas y sobre la ironía que representa el vivir al lado de Disneyland sin poder permitirte pagar una entrada. El milagro es que todos sus mensajes se entiendan perfectamente sin que el director nos los tenga que restregar por la cara de forma constante, aunque Baker tampoco sea un cineasta que se caracterice por su sutileza. El guión consigue ser provocativo, subversivo y borrico sin necesidad de ocultar el enorme corazón que tiene y no le cabe en el pecho.

Con una nominación merecidísima al Oscar a mejor actor secundario, Willem Dafoe nos ofrece una de las mejores interpretaciones de su carrera. O, como mínimo, una de las más tiernas. A veces cuesta ver a este hombre en papeles agradables, por lo que se agradece un cambio de aires de vez en cuando. Pero las dos grandes sorpresas actorales vienen de la mano de Bria Vinaite y Brooklynn Prince (aka. Lo Más Bonico del Planeta) en el papel de madre e hija en una relación muy complicada pero cargada de una ternura creíble pese a las circunstancias.

Quizá no sea perfecta, quizá el ritmo flojee un poco durante el segundo acto, quizá haya demasiadas distracciones por el camino, pero su final es completamente redondo. Los últimos cinco minutos de The Florida Project son tan poéticos, tristes, bellos y conmovedores que no puedo hacer otra cosa que no sea recomendársela a todo el mundo, aunque sea plenamente consciente de que alienará a gran parte del público y que más de uno querrá tirármela por la cabeza después de verla.

Crítica original en: http://www.cineenserio.com/the-florida-project-festividad-marginal/
Juankiblog
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8
30 de septiembre de 2017
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este fin de semana se estrena en nuestro país la película de autor más esperada del año. Me refiero, obviamente, a Operación Concha, de la que hablaremos más tarde. Pero también se estrena Madre!, la nueva cinta de Darren Aronofsky que viene cargada de polémica y que es la única que puede hacerle sombra al film de Antonio Cuadri en su batalla por el sexto o séptimo puesto de la taquilla española mientras los espectadores seguirán acudiendo en masa a ver la secuela de Tadeo Jones o La Lego Ninjago Película.

De Aronofsky siempre espero que me joda la cabeza, que me destruya psicológicamente hasta límites insospechados mientras su imaginería visual se me queda grabada en la retina para el resto de mi vida. Y se le suele dar bien. Tiene talento. Después de todo, es uno de los pocos directores que hasta la fecha han conseguido que la presencia de Jared Leto en pantalla no me repugne. Y, desde luego, ha sido el único que ha conseguido que le tenga miedo a una nevera.

Os podéis imaginar mi cara después de ver Madre! y descubrir que no sólo no me ha horrorizado en ningún momento, sino que encima ha conseguido que me divirtiera y me lo pasara como un enano con este cruce lisérgico entre La Semilla del Diablo y Project X. Si la idea era perturbarme, traumatizarme y frustrarme como espectador, el listón de la recién acabada tercera temporada de Twin Peaks estaba muy alto. El timing no ha sido el más adecuado y las escenas más pretendidamente provocativas a estas alturas arrancan más carcajadas que indignación.

Que el feedback americano no os lleve a engaño: ésta no es una película impredecible ni muchísimo menos. A los 5-10 minutos el más avispado empezará a olerse la tostada, y si a la media hora de metraje no ha pillado ya la alegoría no será por falta de subrayados. Intentando destripar lo menos posible para no arruinarle a nadie la —inexistente— sorpresa, aquí Aronofsky juega con las convenciones del cine de terror para contarnos una historia que ya nos sabemos de memoria y enfatizando especialmente en el ascazo que da la humanidad.

A nivel interpretativo, Jennifer Lawrence y Javier Bardem hacen lo que pueden con unos papeles escritos vagamente de forma deliberada, buscando transmitir un concepto más que un personaje. Esto no es algo malo y Nolan hizo exactamente lo mismo hace unos meses con Dunkerque. No hay ningún problema, pero que nadie espere unos protagonistas complejos. Michelle Pfeiffer, Ed Harris y sobre todo Kristen Wiig (sic) están ahí sólo para pasárselo bien y hacer el canelo. Y lo mejor es que todo sale, de verdad, de deporte.

Sobra decir que una propuesta así no es para todo el mundo. Ya no sólo por sentido común, sino por la cantidad de hostias que se ha llevado por parte de la audiencia norteamericana. Siendo sinceros, me cuesta poco empatizar con ellos teniendo en cuenta la publicidad engañosa con la que se ha vendido el film. Si nos ceñimos a los tráilers, Madre! es una cinta de home invasion encabezada por la protagonista de Los Juegos del Hambre y el malo de la última de Piratas del Caribe. Y a ver. Técnicamente lo es. Pero no.

Quien sepa un poco a lo que va, conozca la trayectoria del director y quiera que le follen la mente igual se queda un poco frío. Pero aun siendo más lúdica que estremecedora, quizá sea uno de los descensos a los infiernos más asfixiantes y deliciosamente misántropos que se han rodado jamás. Sus últimos veinte minutos son una locura que, de verdad, me alegro de haber podido gozar en pantalla grande. Quizá no sea perfecta, quizá sea un batiburrillo de metáforas escrito durante delirios de fiebre, pero su catarsis final compensa con creces todas sus irregularidades.

Crítica original en: http://www.cineenserio.com/madre/
Juankiblog
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9
3 de marzo de 2016
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todo aquel que haya tenido la oportunidad de ver Eternal Sunshine of the Spotless Mind (me niego a llamarla ¡Olvídate de mí!, porque entonces sólo pienso en la canción de Iguana Tango) o Being John Malkovich, sabrá perfectamente cómo se las gasta el señor Charlie Kaufman, uno de los mejores guionistas estadounidenses que ha parido madre. Sus obras siempre gozan de un insano equilibrio entre surrealismo, humor amargo y pochedumbre.

En cuanto llegó a mis oídos la noticia de que Charlie Kaufman se aliaba con parte del equipo creativo de Community, mi erección sólo podría compararse en dimensiones a la Gran Muralla China. Kaufman junto al director Duke Johnson —artífice del magnífico especial navideño de la segunda temporada—, el productor ejecutivo Dino Stamatopoulos y el showrunner Dan Harmon pusieron en marcha una campaña de crowdfunding para financiar un mediometraje en stop-motion sin que hubiera ningún gran estudio implicado y pudieran así tener toda la libertad creativa que necesitaban.

La única razón por la que me siento un poco menos sucio al pensar que no llegué a tiempo para aportar mi granito de arena en dicha campaña es saber que consiguieron duplicar su meta inicial sin demasiados problemas, ampliando entonces las ambiciones de su proyecto y convirtiéndolo en el espléndido largometraje que hoy nos ocupa.

Después de un largo tiempo —casi tres años, si no me equivoco— siguiéndole la pista muy de cerca y aun así recibiendo información a cuentagotas, por fin tuve el placer de sentarme en la butaca para ver si Anomalisa estaba a la altura de las enormes expectativas generadas. Lo mejor que puedo decir es que el resultado final ha sido tan inesperado como fascinante.

Recomiendo encarecidamente enfrentarse a Anomalisa sin ningún tipo de idea preconcebida, pues puede llevar a decepciones bastante razonables. No leáis la sinopsis, no veáis el tráiler, no leáis las críticas (no, ahora ya te jodes, ya es tarde). Sería una tontería, porque cualquier cosa que sepáis de la cinta no puede prepararos en absoluto para lo que Kaufman y Johnson han rodado. Lo más seguro es que os sintáis perdidos durante los primeros veinte minutos, pero no tardaréis en ir atando cabos si os dejáis llevar y conectáis con la arriesgada propuesta.

Porque, todo hay que decirlo, no es una película fácil. El ritmo es pausado, el tono surrealista, los personajes no son especialmente queribles y la historia que nos cuentan resulta de lo más triste y descorazonadora. Nos encontramos aquí con el Kaufman más pocho desde la ya mencionada Eternal Sunshine of the Spotless Mind. Quien la haya visto sabe que eso son palabras mayores.

Anomalisa necesita un tiempo de reposo y asimilación después de su visionado. Es de esas películas que, cuanto más las repasas en tu cabeza, más te gustan. Y más te destrozan por dentro, huelga decir.

Aunque seguro que será la mierda más sobada que leeréis en casi cualquier crítica de este film, lo cierto es que de primeras llama mucho la atención el hiperrealismo de su animación. Nunca había visto nada parecido con esta técnica. Lo primero que se plantea el espectador es por qué han decidido rodar Anomalisa en stop-motion si al fin y al cabo terminan pareciendo actores reales. No se tarda demasiado en descubrir el motivo por el cual esta película no habría funcionado tan bien en otro formato, pero es imposible no quedarse picueto a primera vista.

Sin ánimo de destripar más de la cuenta, el reparto de voces es también fantástico. Jennifer Jason Leigh, no contenta con el papelón que nos ofreció en The Hateful Eight, también nos obsequia aquí con una interpretación acojonante de principio a fin. David Thewlis tampoco se queda muy atrás, pero desde luego el que se lleva la palma es el inmenso Tom Noonan en el que posiblemente sea el papel más difícil de toda la película.

Los personajes son retratados desde una fría distancia autoimpuesta por las propias reglas de la cinta, pero aun así resulta imposible no empatizar con ellos pese a que sus comportamientos sean deplorables en muchas ocasiones.

Es una película de Charlie Kaufman, insisto, parece una tontería tener que aclarar que el guión es magnífico porque hasta su peor película se saca siempre la chorra en ese aspecto. Pero hay que decirlo. Aquí se ha marcado un guión hipnótico, atrapante, humano, triste y extrañamente divertido por momentos.

Entre toda la pochez que impregna el metraje, resulta inesperado encontrarse con algunas notas humorísticas bastante efectivas. Se nota aquí, sospecho, la mano de Dan Harmon, ya que su sentido del humor es muy reconocible. Anomalisa está muy lejos de ser una comedia, como he llegado a verla catalogada en alguna parte, pero se agradece que evite también ser un completo dramón por el bien de la integridad emocional del espectador.

No me sorprenderá demasiado saber que esta anomalía pasará completamente desapercibida para el gran público, más allá de algún que otro espectador despistado al que le parecerá un tostón de cabo a rabo. Pero quien sea capaz de desprejuiciarse sabrá valorarla como lo que es, una auténtica joya de la animación en particular y del cine en general.

Crítica original en: http://www.criticronico.com/2016/03/anomalisa.html
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Juankiblog
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4
11 de enero de 2016
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando vi por primera vez el tráiler de Combustión en el cine, sin tener constancia alguna de la existencia de la misma hasta ese preciso momento, goterones de sudor frío recorrieron mi frente. Goterones provocados por la extraña certeza de que, tarde o temprano, terminaría viéndola.

Aquello que parecía un repulsivo exploitation de producciones ya de por sí bastante jodidas como 3MSC con cierto regustillo a Fast & Furious no podría resultar, de primeras, menos apetecible para mí. Sólo la posibilidad de tener que verla alguna vez me atormentaba todos y cada uno de los días de mi vida.

Y, cómo no, me terminaron invitando al pase de prensa.

No era un pase de prensa al uso. Normalmente, los pases de prensa suelen ser por la mañana en algún cine marginal y sólo acuden periodistas, críticos de verdad o frikis como yo que por algún motivo consiguen acreditarse. Pero en este caso el pase fue en un Cinesa y a las 18:00. Mal presagio. Mis temores se confirmaron cuando, al llegar, me preguntaron si estaba acreditado o si venía "por lo de Tuenti". No tardé en descubrir que el pase era tanto para prensa como para los ganadores de un concurso que tuvo lugar en aquella red social.

Resumen: La sala estaba llena de canis y periodistas. Ya mal.

Seré honesto. A los 5 primeros minutos estaba deseando salir corriendo de aquella sala, viéndome abrumado ante la incesante oleada de caspa y cutrez a la que me sometieron. A los 10 minutos pasé por una etapa de resignación en la que me fui acostumbrando poco a poco al nivel de lo que estaba viendo, y comenzando a tolerarlo sorprendentemente bien. Llegados los 15, una extraña diversión masoquista comenzó a apoderarse de mi ser. Y para cuando ya habían pasado 20, debo confesar que aquello se convirtió en un tour de force en el que no podía parar de reír y de gozar como un auténtico gorrinazo, disfrutando, recreándome y rebozándome entre la mugre que desprendía cada fotograma de aquella película y sin importarme todo el product placement que se empeñaban en vomitarme a la cara.

Combustión es mala. Terriblemente mala. Pero es imposible no pasárselo bien con ella.

Tal y como me temía, no deja de ser un mero intento de rascar algo del éxito cosechado por películas como 3MSC y secuela. Comparten productora y pretensiones. Y el esquema, aunque con algunos cambios, no deja de ser el mismo: mojabragas por excelencia como protagonista, historia de amor pastelosa, inverosímil y que bordea constantemente la vergüenza ajena, algún toque de acción repartido con cuentagotas para que los canis alfa no se aburran demasiado... Pero lo más divertido, lo que menos me esperaba, lo que se me escapó por completo cuando vi aquellos tráilers es que —como giro inesperado—, Combustión no sólo juega a ser la versión descafeinada y sin carisma de Fast & Furious. También quiere ser la de Drive.

Esto va completamente en serio. No es un comentario anecdótico. Hay momentos en los que esta película, muy conscientemente, imita planos y situaciones muy concretas de la cinta de Nicolas Winding Refn. Joder, ¡si hasta el título se parece! Mi teoría es que el título original iba a ser 'Conducción', pero se rajaron en el último momento.

Clasificarla en un género es harto complicado. No es un thriller, porque las cosas se ponían más chungas en cualquier episodio de Al Salir de Clase. No es de acción ni de carreras de coches porque hay 4 tiros y 2 carreras repartidas en dos horas de película. Y si nos metemos en la historia de amor, es tan absurda, moral y éticamente cuestionable que dudo muy seriamente que a cualquier persona le pueda parecer bonita.

Entonces, ¿qué es Combustión? Pues una basura, copón, ¿no lo he dicho ya varias veces?

Pero una basura inclasificable. Culpa del guión firmado por Carlos Montero y Jaime Vaca. Lo sorprendente no es que haya hecho falta 2 personas para escribirlo, sino que les hayan pagado. El mayor problema que tienen es que, cual serie de Globomedia, no tienen claro en ningún momento cuál es el foco principal de atención. Gracias a ello, el ritmo sufre unos altibajos que serían la envidia de cualquier montaña rusa. A veces quiere ser un thriller, luego quiere ser un drama romántico y al final termina siendo un anuncio de Tuenti.

Porque, ¡oh, sí! El product placement en esta película roza lo obsceno. Nos obsequian con planos detalle de los móviles, tablets, portátiles y demás productos de Sony que utilizan los personajes. También habrá enormes carteles de Coca-Cola ávidos de protagonismo. La mejor escena es cuando el villano investiga la identidad del protagonista. En cualquier otra película hackearía bases de datos de la policía o mierdas por el estilo. Pero aquí no. Aquí hace una búsqueda en Google para ver si encuentra su Tuenti.

Parte positiva: la dirección de Daniel Calpasoro, siendo completamente justos, no está nada mal. No tiene pinta de haber manejado un presupuesto excesivamente generoso, pero ha sabido aprovecharlo como es debido y al final este exploitation no es tan chungo a nivel técnico como podría haberlo sido.

¿Y qué sería de una mala película sin unas malas interpretaciones? Puestos a hacer las cosas mal, qué menos que llevarlo hasta las últimas consecuencias. Tirón de orejas, en este sentido, para Alberto Ammann, puesto que es el único que desentona con el resto del reparto al ofrecer una actuación medianamente aceptable. Adriana Ugarte también representa una pequeña decepción, su actuación es bastante mala pero a ratos sabe disimularlo. Menos mal que los secundarios, casi todos recién sacados de las series de televisión más insufribles, saben perfectamente dónde se han metido y se comportan exactamente igual que en la pequeña pantalla. Me quito el sombrero ante María Castro, imposible discernir si está en una película o en otro capítulo de Sin Tetas No Hay Paraíso.

(Continúo en spoiler, sin ser spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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