Allá por 1972 J. Lee Thompson dirigió una de las varias secuelas de la estupenda "El planeta de los simios" (1968) -un clásico de la ciencia-ficción protagonizado por Charton Heston y dirigido por Franklin J. Schaffner- que llevaba por título "La rebelión de los simios" y en la que conocimos a César, el hijo de los monos inteligentes que habían llegado a 1991 desde un apocalíptico y lejano futuro en el que los simios dominaban la Tierra y esclavizaban a los humanos. Una extraña enfermedad había barrido a las mascotas habituales de los humanos, que habían elegido a primates de todo tipo para sustituirlas, en los años previos a una devastadora guerra nuclear que pondría punto y final al dominio del hombre. César conduciría a los simios a la rebelión contra los opresores humanos como paso previo a su supremacía en un mundo arrasado.

Por fortuna para el género, en esta revisión de 2011 titulada "El origen del planeta de los simios", el director Rupert Wyatt se ha alejado del original y ha conducido con mano firme una producción sobresaliente sobre un guión de Rick Jaffa y Amanda Silver en el que unos magníficos efectos especiales -y en concreto un sabio uso de la técnica de la captura de movimientos- ponen un marco de oro a una excelente y creíble (dentro de los parámetros de la ciencia-ficción) historia cuyos puntos de gravedad son la lucha por la libertad y la dignidad, la soberbia y a estupidez humana, la avaricia y el miedo a los avances incontrolados en genética y a las enfermedades contagiosas y que te atrapa desde los primeros minutos hasta el final de la película.

Si no la vísteis en el cine en su día, no os la perdáis en Bluray.

Mala, malísima película. El (inexistente) argumento no es más que un patético intento de justificar una inacabable muestra de efectos especiales de última generación. Los personajes no trasmiten nada, ni te interesa lo que hagan o digan. Las situaciones son inverosímiles y la resolución final es absurda. Una de las películas más estúpidas de la historia del cine, a su lado "Armaggedon" o "Deep Impact" son obras maestras de la ciencia-ficción.

¿De qué va “MONARCH”? Pues como digo en el título, de Godzilla y de sus gigantescos amigotes, conocidos como los Titanes. Sí, es una serie que forma parte de "MonsterVerse", una franquicia y universo cinematográfico centrado en una serie de películas de monstruos protagonizadas por Godzilla (cuya primera incursión cinematográfica fuese en 1954 en Japón) y King Kong, distribuidas por Warner Bros. y Legendary Entertainment, en compañía de Toho (para las películas de Godzilla).

La serie sería una continuación de la película “Godzilla” (2014), en la que el combate final entre el siempre cabreado monstruo nipón y una especie de libélulas con esteroides deja a la ciudad de San Francisco hecha unos zorros... La película no es ninguna obra maestra, de hecho a mí me pareció una completa estupidez, pero bueno, sirve para entretenerte un rato si dejas el cerebro en "stand-by".

Bueno, el caso es que la serie de Apple TV+ “MONARCH” (que es el nombre de la organización multinacional que se encarga de localizar a los "titanes" o monstruos) es, desde mi punto de vista, bastante mejor que la película citada: el argumento y los personajes son mucho más sólidos, los efectos especiales están muy bien hechos y cuenta con la participación del siempre cachondo pero ya añoso Kurt Russell como el oficial Lee Shaw. También cuenta con la participación de dos bellezones orientales: Anna Sawai (una actriz neozelandesa de origen japonés que solo mide 1,55 m, que da vida a Cate Randa) y Mari Yamamoto (actriz japonesa que encarna a la doctora Keiko Miura de los años 50).

La serie se mueve entre dos épocas: los años 50, cuando unos jóvenes Shaw, Randa y Miura investigan a los titanes y crean MONARCH con el respaldo del ejército de los EEUU, y el 2015, cuando Cate Randa (superviviente del desastre de San Francisco), su hermanastro Kentaro y su amiga Cora Mateo se conocen en Tokio y empiezan a investigar qué ha pasado con el padre de los dos primeros, Hirosi Randa, desaparecido tras los sucesos de San Francisco.

Esta primera temporada está formada por 10 episodios, Es muy entretenida, como decía, y es todo un ejemplo de una serie que es mucho mejor que la película o películas sobre las que se basa.Esta serie está entre lo más visto de Apple TV+.

Sólo añadir que Julio Verne y Edgar Rice Burroughs se sentirían orgullosos de esta serie .

“LA PARADOJA DE ANTARES” no sólo es una de las mejores películas dramáticas realizadas en España en los últimos años, sino que también es -que yo recuerde- la primera producción de ciencia-ficción “dura” rodada en nuestro país y con un resultado sobresaliente. Y ello pese a contar con un presupuesto mínimo, un set de rodaje de apenas 15 metros cuadrados y casi una única protagonista, pero poco importa eso cuando tienes detrás de la cámara a alguien que sabe muy bien lo que quiere, Luis Tinoco, que también es el creador de un guion casi perfecto, y a una actriz en estado de gracia (Andrea Trepat). El resto del elenco también hace un muy buen trabajo, en especial Jaume de Sans (el padre) y Aleida Torrent (la hermana), aunque sólo los veamos en videoconferencias y a otros actores sólo los escuchemos en conversaciones telefónicas. Y no podemos dejar de mencionar al youtuber y divulgador científico José Luis Crespo, cuyo canal Quantum Fracture suma millones de seguidores, que sale en los minutos iniciales de la película entrevistando a Alexandra.

Luis Tinoco, veterano supervisor de VF/X (es decir, de efectos visuales, habiendo trabajado en superproducciones como “Interstellar”) y director de cortometrajes (en uno de ellos, “Caronte”, de 2017, ya conjugaba hábilmente drama y ciencia-ficción) nos regala una ópera prima soberbia, toda una declaración de amor a la ciencia, pero también una advertencia de los sacrificios personales que puede suponer llevar esa búsqueda del conocimiento al extremo. Alexandra se debate durante hora y media de película entre su vocación, que pocos comprenden (incluso sus colegas astrofísicos, que no creen mucho en eso del SETI), y su humanidad, entre darlo todo por un Primer Contacto que puede cambiar la historia de la humanidad o estar junto a su padre moribundo en sus últimos instantes. Y Tinoco consigue que los espectadores hagan suya esa disyuntiva vital gracias al maravilloso trabajo de Andrea Trepat y a un guion en el que se nota el trabajo de documentación pero que huye del efectismo y la sensiblería y que Trepat hace suyo desde el minuto uno. Finalmente, no puedo dejar de mencionar la estupenda banda sonora, obra de Arnau Bataller (también responsable musical en el premiado “Caronte”), que destaca los momentos más emotivos de la película con maestría.

Ojalá se hicieran en España más películas como esta. De momento, puede disfrutarse en servicios de streaming como Amazon Video y se la recomiendo a todos los que les gusten las buenas historias bien contadas y que sientan atracción por la ciencia, ya como profesión, ya como afición. Pero no se la recomiendo a terraplanistas, magufos varios y cuñaos de barra de bar porque no les va a gustar.

“MOMIAS” (2023) es una producción de animación española que va orientada a un público muy concreto: los niños y niñas de Educación Infantil y, a lo sumo, los que están en los dos primeros años de Educación Primaria. Esto es, la chiquillería englobada entre los 3 y los 8 años. La historia no da para más, así que a los adultos que acompañen a la chavalada al cine les aconsejo llevarse unos auriculares para escuchar música o algún podcast interesante y así esperar a que la película termine e irse con los críos a merendar. Tranquilos, la peli es corta (apenas 88 minutos), así que no habrá que aguantar demasiado. Otra opción es verla en casa y así tener a los peques entretenidos un rato mientras se aprovecha para barrer o preparar la cena.

Dicho esto, desde el punto de vista técnico, la película de Juan Jesús García Galocha es técnicamente correcta, pero eso, como el valor a los soldados, se le supone a este tipo de producciones. No puede decirse lo mismo desde el punto de vista artístico, pues en ese terreno está por debajo de otras propuestas recientes del mundo de la animación cinematográfica patria, y no me refiero a la última de Tadeo Jones (“La tabla esmeralda”), que tampoco es nada del otro mundo, sino a la referencia absoluta en animación española tanto en el aspecto técnico como el artístico: “Mortadelo y Filemón contra Jimmy el Cachondo” (2014), que dejó el pendón (y no me refiero a Ofelia, sino al estandarte) tan alto que lleva casi 9 años sin ser superado. Supongo que es cuestión de presupuesto.

Ah, en la película hay algunos números musicales. Las canciones son absolutamente insustanciales y olvidables, y de hecho, una de ellas, el que se desarrolla en la ópera londinense, es mala a rabiar. Es evidente que los autores nunca han estado ni en una ópera ni en un buen musical.

Sigo en el “spoiler”.