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Críticas de Luis Guillermo Cardona
Críticas 3.333
Críticas ordenadas por utilidad
10
23 de febrero de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El 4 de octubre de 1957, la Unión Soviética lanzó al espacio el primer satélite artificial de la historia, al cual identificó como, Sputnik-1 (Спутник-1). Dicho satélite, hizo parte de una serie de cuatro que hicieron parte del programa Sputnik, lanzados (con excepción del 3°) con marcado éxito. En ruso, Sputnik significa, Compañero de viaje; pero, en la astronáutica lo asumen ya con el significado de satélite.

El Sputnik-1 tenía la capacidad de detectar meteoritos, y por eso, al inicio de <<EL GIGANTE DE HIERRO>>, lo vemos detectando al meteorito que cae a la tierra con el cual llega el gigante que, luego, en compañía de un osado y perspicaz niño demostrará que, en definitiva, “uno es lo que decide ser”, sobre todo respecto a la suerte de moral y de principios que han de regir nuestra vida. Para probar que, lo que queremos ser es totalmente consciente y definido, las tentaciones y los retos se harán presentes en plan de comprobar que podemos superarlos.

Así, al tiempo que, el pequeño Hoggart, supera sus miedos y su inestabilidad, el gigante aprende a conocer la solidaridad, el amor y la ternura, y consigue sensibilizarse con los esmerados cuidados que le brinda el pequeño aventurero… y seguidamente, el joven escultor, Dean McCoppin. Se probará aquí, la primera Ley Existencial: la Ley de Compensación.

Debemos recordar que, entre 1953 y 1962, el mundo padecía la llamada Guerra Fría, un enfrentamiento entre el bloque occidental-capitalista (en cabeza de los Estados Unidos de Norteamérica) y el bloque del este-comunista (liderado por la Unión Soviética). Esta rivalidad involucraba las contradicciones ideológicas, los conceptos de sociedad, los criterios políticos, el armamentismo… y hasta la moral. En especial, la sociedad estadounidense vivió en un terrible pánico existencial, porque siempre les han inculcado -falsamente- que si se posiciona el comunismo perderán todo lo material que puedan tener (y a la mayoría es lo único que les importa).

Por esto, cuando entra en escena el inefable investigador, Ken Mansley, vemos el pánico que siente al pensar que, El Gigante de Hierro, pueda ser un instrumento de los países comunistas para atacar y probablemente destruir a su prepotente imperio… y cuando el gigante demuestre que puede ser lo que lo inciten a ser…

Lo que hace bien valiosa a ésta película con la que debutara el ahora fuerte realizador, Brad Bird, es que puede disfrutarse plenamente viéndola como historia infantil, donde un niño alecciona a un gigante que, como cualquiera de nosotros, tiene su lado noble y su lado agresivo, pues, la historia consigue tocarnos las más variadas fibras con sensibilidad, nobleza, emprendimiento… sin que falten los relajantes toques de humor. Por otra parte, y como ya lo hemos visto, la trama puede enfocarse en su serio planteamiento de los fantasmas que rondan a la sociedad americana (¿y europea?) donde se siguen imponiendo los prejuicios y el egocentrismo, sobre la justicia social y la colaboración.

Aunque se han dado argumentos en torno a un indebido lanzamiento de la película para explicar su falta de éxito en las taquillas, creo que la razón apunta más a un posible bloqueo autoimpuesto por la productora Warner Bros., cuando al fin se captó la segunda lectura que contiene la película, con la cual las instituciones estadounidenses no quedan muy bien paradas.

Por suerte, <<EL GIGANTE DE HIERRO>>, está siendo ahora debidamente reevaluada y tras su lanzamiento en DVD, la acogida crece como se merece. En lo personal, creo que estamos ante una obra maestra.
Luis Guillermo Cardona
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8
20 de febrero de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
En términos académicos, el poder es esa capacidad o potencia que hace posible alcanzar un fin.

El poder puede ser usado de diferentes maneras, y no hay nada más expedito para probar el carácter de un hombre. Aunque es cierto que, en ocasiones, es indispensable el uso de la fuerza y la violencia para poder contener y/o evitar la improcedencia, el abuso de estos recursos convierte al poder en tiranía, más cuando su uso es para contener o reprimir a alguien que está haciendo una acción procedente y ajustándose a las leyes.

Si el poder se utiliza con el propósito de debilitar al otro y abusar de él, se convierte en prepotencia, y más que un poder es un signo de debilidad y cobardía… y cuando el búmeran regrese, habrá de causar un dolor terrible y multiplicado. En cambio, el poder que se obtiene con el amor y el compromiso, con la fidelidad y el servicio, ni se espera ni se reclama, jamás se exige y nunca se impone… y es eterno, leal y transparente.

“Si el conocimiento da poder y el poder corrompe -se preguntaba alguien- ¿Cómo podrá sobrevivir la especie humana?” A esto hay que decir que, el conocimiento que da como resultado a un ser corrompido que abusa del poder, es apenas medio conocimiento, porque le falta lo esencial: Espíritu de convivencia, Respeto plural y Entendimiento de las inamisibles leyes existenciales, y por estas razones, más tarde o más temprano, está condenado al fracaso.

Lo que más me gusta de, <<EL SEÑOR DE LOS ANILLOS: LA COMUNIDAD DEL ANILLO>>, es que es una decantada recreación de las maneras como los diferentes seres vivos (aquí no todos humanos) asumen el poder según su entendimiento: Algunos lo usan con profunda sensatez y rechazan el exceso de poder cuando presienten que podría dañarles. Otros lo anhelan por el simple deseo de salirse del común, pero sin medir las consecuencias; y unos cuantos -los más denegados física y mentalmente- lo ansían, de manera enfermiza y obsesiva, para someter a los demás y hacerse temer. Las anécdotas son muy depuradas y efectivas, y un cúmulo de aventuras, magistralmente filmadas, se van desenvolviendo, con un encantador grupo de personajes que, denominado La comunidad del anillo, pretende deshacerse de una suerte de poder que bien presienten que no traerá ventura a nadie.

Peter Jackson, logra, por fin, la adaptación que se merecía la ya clásica colección de obras de J.R.R. Tolkien, pero, más que él, se merecen el crédito: El diseñador de producción: Grant Major, por una labor que es arte depurado con una belleza que deslumbra. El director de fotografía: Andrew Lesnie, por el logro de unos planos ‘imposibles’ de una estética fascinante. Los encargados de los efectos especiales, que nos hicieron sentir niños gozando de lo lindo con un gran puñado de ‘inexplicables’ trucos. El departamento de maquillaje, que logró extraer belleza de la fealdad más horrenda; y, entre otros, el compositor de la banda sonora, Howard Shore, que logró inspirarse como lo requería una obra de esta magnitud.

No todo es perfecto, desafortunadamente: Lucen muy mal las pequeñas trampas de Jackson para lograr algunos efectos dramáticos (véase las ‘muertes’ de ciertos hobbits, por ejemplo), y algunas actuaciones, como la de, Liv Tyler, o la de los chicos que interpretan a, Pippin y Merry, nos dejan más helados que calientes.

Pero, salvo esto, puedo decir que hacía rato no pasaba un par de horas de tanto ensueño y tanto deslumbre como las que nos ofrece, <<EL SEÑOR DE LOS ANILLOS>>, en esta primera parte.

Y la historia continúa…
Luis Guillermo Cardona
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7
19 de febrero de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Habría que llenar varios libros del mismo grosor de una guía telefónica para registrar los casos de hombres (y mujeres) acusados de un delito que no cometieron. En su condena primó la ligereza, el prejuicio, el racismo, la xenofobia, la discriminación… y hasta la furia de una turba irracional con ansias irrefrenables de desahogar su ira contra una sociedad donde la justicia rara vez funciona. Desde las escuelas debería enseñarse que, todo hombre, sin importar su raza, su nacionalidad, su religión… o su ideología, tiene derecho a un juicio justo e imparcial antes de dictar sentencia. Esto es Justicia. Cualquier juicio con sesgos es Tiranía.

De estas cosas nos habla la película, <<SOMBRAS EN EL RANCHO>>, un western dirigido por, Nathan Juran, segunda de tres ocasiones -“Gunsmoke” (1953) y “Drums Across the River” (1954), fueron las otras dos- en que se reunía con el recordado actor, Audie Murphy, a quien tenía en muy alta estima. El punto de partida fue la novela de Kenneth Perkins, “Three were Thoroughbreds”, la cual publicó en 1939, siendo primero llevada al cine por el director, George Sherman, como “Relentless” (1948).

La historia podría resumirse en la condena, sin juicio previo, que hace la turba de un pueblo contra un joven que sirvió de guía a una caravana, cuyos viajeros hombres fueron masacrados por los indios. Lo que ocurrió y por qué ocurrió, se irá desvelando poco a poco cuando, ayudado por Tigre -un indio yaqui al que salvara la vida-, Jim Harvey, el condenado, consiga escapar de la prisión.
Estamos ante un western de serie B, en el que se consigue dejar plantada una nueva denuncia contra los linchamientos y las condenas a priori, al tiempo que se reivindica esa conciencia y esa intuición femenina que todavía no aprendemos a valorar. Aquí las tres mujeres, en especial, Laura Saunders y Louella Buckley, son magníficos ejemplares de hembras definidas que saben cuál es su lugar.

Punto aparte se merece ese jamelgo, por algunos subvalorado, llamado Tumbleweed (Planta rodante), al que terminaremos amando cuando demuestre sus virtudes… no es por nada que, de su nombre, surge el título original de la película. ¡Ah, cuántas veces los animales son más sensatos que la “especie superior”!

Nathan Juran, director de origen rumano al que se conoce principalmente por sus labores como diseñador de arte y por filmes de género fantástico y ciencia ficción (“The 7th Voyage fo Sinbad”, “The Brain from Planet Arous”,“Attack of the 50 Foot Woman”…), consigue un singular western en el que entremezcla varios subgéneros y donde consigue una eficiente dirección de actores entre los que sobresalen: Chill Wills, como el sheriff incorruptible; Lori Nelson, la bella rubia que sabrá elegir lo que le dicta su mente y su corazón; y entre otros, Roy Roberts (Nick), el hombre que, quizás recordando lo que ocurriera con él mismo alguna vez, querrá devolver el bello favor que le hizo la vida.

Juran -apremiado seguro por la austeridad presupuestal-, no se detiene en detalles que considera superfluos y prefiere ahondar en la psicología de sus personajes y en la dinámica de la historia. ¿El resultado? Un filme que entretiene con coherencia y significación.

Título para Latinoamérica: EL PRECIO DE LA TRAICIÓN
Luis Guillermo Cardona
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8
15 de febrero de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La Guerra Fría, fue un largo y vergonzoso período en el que, los Estados Unidos de Norteamérica y la Unión Soviética (al que se sumarían sus respectivos aliados), tras haber creado una fuerte sinergia durante la II Guerra Mundial (1939-1945), de repente comenzaron a rivalizar cuando el Presidente, Harry S. Truman, publicó la llamada Doctrina Truman (Truman Doctrine, 12 de marzo de 1947), con la que se proponía contener la expansión del comunismo en el mundo. Al año siguiente (4 de julio de 1948), el propio Truman amplía su doctrina comprometiéndose a impedir los levantamientos populares que tuvieron lugar en Grecia y Turquía, así que envió fuertes sumas de dinero para mejorar éstas críticas economías y fortalecer a los ejércitos represores. Desde entonces, EE.UU., jugó a convertirse en el policía del mundo… y un mal policía porque, allí donde hubiese cualquier tipo de insurrección -aunque fuese contra dictaduras y tiranías que tenían sojuzgados a los pueblos-, ellos entraban a apoyar a los gobernantes y sus ejércitos, con tal de impedir que se expandiera el “comunismo”.

Surgió, entonces, la NATO (OTAN entre nosotros) que todavía subsiste, y la gran mentira de Truman (que la repiten todos los subsiguientes presidentes estadounidenses) para entrampar a su pueblo y a su Congreso, fue la célebre frase, que funcionaría si se aplicara cómo debe ser y no en contravía: “La política de los Estados Unidos debe ser apoyar a los pueblos libres que resisten intentos de subyugación por parte de minorías armadas o presiones externas"…

En el marco de este gris período que se desarrolló entre 1947-1985 (y sobre el que habría mucha tela que cortar), es que transcurre la historia del Barco Destroyer USS Bedford, el cual es comandado por el capitán Eric Finlander, una suerte de fanático, tan obsesionado por acabar con un submarino ruso que navega las aguas de Groenlandia sin manifestar el más mínimo plan de ataque que, cuando el reportero Munceford, le dice: “Usted no está cazando ballenas ahora”, de inmediato nos acordamos del capitán Ahab de la novela, “Moby Dick”, también obsesionado por salirse con la suya aunque, en su caso, es contra un cachalote blanco.

Sin duda, Mark Rascovich, el escritor de la novela, “The Bedford Incident” (1963), tuvo en mente la novela de Herman Melville al momento de caracterizar a su protagonista y el guion que se encargara a, James Poe, contiene una buena dosis de tensión, y sobre todo, una valiosísima carga psicológica donde, la psicopatía y el fanatismo a ultranza, quedan eficientemente modelados.

Al capitán Finlander, lo obsesiona la idea del “zafarrancho de combate” (término que describe la preparación táctica y armamentista de una embarcación para afrontar una acción de guerra) y sus hombres actúan más obedientes de su prepotencia que por convencimiento de que esté haciendo lo correcto. Lo que ocurrirá entre él y algunos de los tripulantes (Munceford, el Dr. Potter, Ralston… y el contraalmirante Schrepke, un alemán que se cambió de bando), es digno de verse y hasta quizás podamos vernos reflejados en alguno de ellos.

Quienes disfruten, como nosotros, de los estudios psicológicos, se sentirán muy a gusto con esta película que ha significado el debut en la dirección de, James B. Harris, productor a quien conocíamos por su asociación con, Stanley Kubrick, en la realización de, “The Killing”, “Paths of Glory” y “Lolita”.

Richard Widmark y Sidney Poitier (primer filme en toda su filmografía donde la raza no es mencionada en ningún momento de la trama), muy bien secundados por Martin Balsam, James MacArthur y Eric Portman, tienen aquí otro de los puntos fuertes de sus extensas filmografías.

Título para Latinoamérica: AL BORDE DEL ABISMO
Luis Guillermo Cardona
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Chile, la memoria obstinada
MediometrajeDocumental
Canadá1997
7,4
213
Documental
9
15 de febrero de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Unos de los 36 combatientes que se quedaron en el Palacio de la Moneda con el presidente Salvador Allende, durante el Golpe de Estado perpetrado por las fuerzas fascistas con el apoyo de EE.UU., será quien acompañe al director, Patricio Guzmán, para visitar de nuevo la restaurada Casa de Gobierno y recordar algunas cosas de las que sucedieron aquel fatídico día que, los chilenos consecuentes, siguen recordando como uno de los más aciagos de su historia.

Guzmán, quedó tan marcado con aquel período de la historia chilena que, él mismo, inmortalizó con los trascendentales registros que convirtiera en el documental en tres partes titulado, “La Batalla de Chile”, que ya no consigue sustraerse de él y sigue escarbando en la historia cualquier hecho o entrevista que le permita complementarlo. Así que, no será solo Juan, el guardaespaldas del presidente, quien nos cuente algunos de sus recuerdos y lo ocurrido con algunos de los combatientes que acompañaron a Allende, sino que también habrá valiosos registros acerca del resurgir del famoso himno, “Venceremos”, que compusiera Sergio Ortega…

Ahondaremos en lo sucedido con el osado camarógrafo, Jorge Müller Silva, cuando apenas cumplía 27 años… Compartiremos el sentir actual de doña Hortensia Bussi, la perseverante y nostálgica viuda de Allende… Sabremos apreciar el papel que jugó el tío Ignacio en la preservación de aquel célebre documental que, luego, recibiría numerosos reconocimientos alrededor del mundo… y también presenciaremos el sentir de los jóvenes estudiantes de hoy, cuando por fin, “La Batalla de Chile”, consigue verse en su país de origen, ya que nunca pudo exhibirse comercialmente.

De nuevo, el comprometido director -todavía exiliado en Europa… aunque confiamos en que la reciente llegada al poder de, Gabriel Boric, posibilite su regreso-, acierta de pleno con la selección de materiales para este nuevo documental que nos conmoverá hasta las lágrimas, cuando vemos, y comprendemos, que el presidente, Salvador Allende, seguirá hasta la eternidad en la mente del pueblo chileno, ávido de justicia y dignidad.

“La historia no se detiene ni con la represión ni con el crimen -diría, Allende, en su discurso de despedida-. Esta es una etapa que será superada… pero, el mañana será del pueblo, será de los trabajadores”.

<<CHILE, LA MEMORIA OBSTINADA>>, es otro documental imprescindible para los historiadores y para todo aquel que se interese por la política latinoamericana.
Luis Guillermo Cardona
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