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España España · Madrid
Críticas de Pedro
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Críticas 265
Críticas ordenadas por utilidad
6
29 de octubre de 2008
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por su dificultad al trasladar el texto a imágenes carece la película de uno de los requisitos que el autor de la novela en que se basa consideró imprescindible para afrontar esta historia: abordarla sin saber absolutamente nada sobre lo que trata. John Boyne a lo largo de sus páginas sugiere más que muestra; y Mark Herman, aun intentando sugerir, sin embargo muestra más de lo que sugiere. Esta diferencia en el modo de contar los hechos finalmente se deja notar.

El relato de Boyne se narra desde un punto de vista infantil y con un lenguaje sencillo, aunque por su temática y desenlace no sea recomendable para menores de 13 años. Es precisamente ese contraste entre el estilo y el contenido lo que, en lugar de conseguir lo pretendido, hacen que a la novela le falte el punto de chispa que produzca un auge dramático. La idea es muy buena, pero el libro aun reuniendo calidad y a pesar de haber cosechado un considerable éxito de ventas allá donde se ha publicado, se queda a un paso de ser una obra literaria imperecedera. Se echa de menos una pluma más firme, de estilismo más depurado, para tratar una historia con mucho potencial.

El argumento general de la cinta aparece bastante bien adaptado y es fiel salvo en algunos detalles. Arrastra ese mismo contraste de la novela e igualmente se echa en falta un director que hubiese plasmado con más garra la historia; siendo incluso esos detalles que la diferencian del original los que en muchos casos aceleran el ritmo inapropiadamente y dan de modo explícito lo que el libro simplemente sugiere con mayor originalidad.

Así por ejemplo encontramos escenas, como la de los dos niños en el comedor de la casa mientras uno de ellos limpia las copas, que en el libro se alargan consiguiendo un clima previo de tensión sobre lo que va a suceder; o como el desenlace, que mientras en la novela se prolonga en el tiempo y se muestra algo más sutil, aquí se rueda con mayor efectismo e inmediatez.

En resumen, el resultado es una película interesante, rodada con suma corrección, buena dirección artística, con una banda sonora y fotografía también correctas, pero que deja la impresión de haber podido dar mucho más de sí por la buena idea de un relato que pudiendo ser desgarrador sólo emociona a medias. Nos quedamos un poco sentados junto a la valla que separa los mundos de cada niño sin penetrar a fondo en ellos.
Pedro
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6
22 de mayo de 2008
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos ante un musical ideado como un cóctel de situaciones acordes a lo que sugieren diferentes canciones de "Los Beatles". Así se alternan momentos románticos, psicodelia -aprovechada para experimentar con composiciones surrealistas de las imágenes y explosiones de colorido-, protestas o revoluciones, igual que en la propia evolución musical del grupo de Liverpool.

Es precisamente en los barrios obreros del Liverpool que vio nacer a la banda inglesa donde arranca esta historia, para trasladarse luego al Nueva York de los sesenta con la guerra de Vietnam y las protestas crecientes contra la administración estadounidense como fondo. Nos cuenta las peripecias de un grupo de jóvenes de distinta procedencia (unos de familia acomodada, otros de clase baja) a los que el destino termina uniendo. Y si bien no lo hace con un desarrollo argumental que sea especialmente lleno de fuerza, sino más bien con una historia convencional centrada en una relación de pareja, lo cierto es que la ambientación, la coreografía de algunos números y su puesta en escena resulta más que entretenida. Algunas escenas, como la interpretada por Joe Cocker con el tema "Come Together" arreglado por él mismo, conforman por sí mismas un videoclip de excelente calidad.

En total, 33 temas de homenaje a John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr entre los que se pueden escuchar en versiones de distintos músicos "With a little help from my friends", "Let it be", "Strawberry fields for ever", "Hey Jude", "All you need is love", "Lucy in the sky with diamonds" y tantas otras que forman ya parte ineludible del imaginario musical del siglo XX. Todo aliñado con cortas apariciones en pantalla de algunos de quienes han hecho los nuevos arreglos, como el mencionado Joe Cocker o Bono, y algún que otro cameo estelar como el de Salma Hayek.

Reconozcámoslo, si "Los Beatles" supusieron una revolución en la forma de hacer música en el siglo pasado, esta película no va a suponer nada ni remotamente parecido para el séptimo arte, pero al menos se deja ver bastante bien y se hacen cortas las dos horas de duración incluso aunque uno no sea un beatlemaníaco.
Pedro
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6
23 de enero de 2008
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Puede verse con cierto interés este cuarto trabajo de autor del joven director Shane Meadows, sobre todo si se intenta disfrutar de alguna buena toma montada junto a una dinámica y sugerente banda musical a modo de videoclip artístico. También supone el lanzamiento de una nueva promesa de interpretación para el cine británico -el niño protagonista Thomas Turgoose-, que con merecimiento se ha visto recompensado en los premios del Cine Independiente de Reino Unido, y con quien no desentonan las actuaciones del resto del reparto de las que también puede disfrutarse.

Hasta aquí lo bueno. A partir de ahí, el argumento nos propone una reivindicación de lucha contra el racismo describiendo la historia de un grupo de skins dividido entre los moderados y los xenófobos violentos, todo visto fundamentalmente desde la óptica de un chaval de doce años sin las ideas aún demasiado claras. Salvo algunas escenas de mayor envergadura, sencillamente el devenir para contarme algo tan obvio perdiéndose en descripciones y anécdotas internas del grupo, me interesa poco o nada, hasta en ocasiones rozar el aburrimiento por inclinarse a típicos relatos de películas propias de serie B sobre jóvenes con sus discusiones de pandilla y escarceos amorosos pero en plan "skin" en lugar de niños bien o pijos.

En resumidas cuentas, si quiere usted ver una película con calado sobre skinheads y un mensaje semejante de fondo, mejor vaya al videoclub o a la sección de cine de la biblioteca y busque "American History X" de Tony Kaye, donde tal vez no encuentre la misma conjunción artística entre música e imágenes, pero a cambio verá un trabajo brillante de Edward Norton y un guión narrado con buen pulso que difícilmente le defraudará.
Pedro
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7
26 de agosto de 2006
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película de Paul Greengrass no es una de catástrofes estadounidense al uso: “Aeropuerto”,“El coloso en llamas”,“El puente de Cassandra”…Paul prescinde de los tópicos de este tipo de cine y los sustituye por una crónica de los sucesos del 11-S que, aunque no absolutamente fidedigna (no hubo testigos que pudieran detallar todo lo sucedido), sí que basada en un proceso documental, incluidos testimonios de conversaciones telefónicas con los pasajeros antes de su muerte, al que ha añadido la hipótesis más lógica de lo que pudo ocurrir.

Este planteamiento y la ausencia de actores conocidos destacados, unido a la planificación del rodaje, al uso de la cámara en mano y los primeros planos muy expresivos, y sobre todo al hecho fundamental de que nadie puede ver "United 93" sin disociarla del posiblemente suceso mundial más impactante para quienes nos ha tocado vivir este momento de la Historia, hacen de la película algo muy próximo a la realidad y nos mete en los huesos y la piel de esos pasajeros, principalmente en una última parte llena de tensión.

¿Es esta última parte realmente una recreación fiel? Sabemos que no, pero desde luego producen hilaridad las críticas desde ciertos sectores que denostan toda la película por considerarla propaganda de la versión oficial frente a unas –éstas sí que sí– delirantes teorías sin prueba alguna de cazas que derribaron el avión, e incluso que lo derribaron por error y sin que hubiese siquiera sido secuestrado… ¡Como si en caso de ser todo un montaje los muertos de verdad hubieran sido huérfanos y ermitaños sin allegados que pudieran decir: “falso porque conmigo no habló nadie desde ese avión”!

Por tanto, uno puede o no creerse lo recreado en el avión a pie juntillas, pero no cabe duda de que es la hipótesis más verosímil. Los pasajeros, ya conscientes debido al retraso de su vuelo de lo ocurrido en el Trade Center y el Pentágono, de un modo u otro, provocan al enfrentarse a los terroristas la caída del avión, no movidos tampoco por patriotismo o innata heroicidad, sino por algo mucho más lógico y prosaico: instinto de supervivencia. Su única salida para seguir vivos era intentar eso.

Esto nos cuenta Greengrass, alejándose, a pesar de ser difícil en un documento así, también de partidismos, desde un punto de vista lo más objetivo posible donde no hay motivos, buenos ni malos, sino hechos… Hechos donde todos (terroristas y pasajeros) actúan como personas independientemente de la ideología o patrón que los mueva. Y aunque nos queda claro quién es verdugo y quién víctima dentro del United 93, vemos rezar a unos y otros, oímos despedirse de sus familiares a unos y otros, palpamos el miedo en unos y otros… Y esto nos deja la reflexión (que en ocasiones nos descoloca) de si por las circunstancias del mundo que nos ha tocado vivir no son en verdad unos y otros víctimas de algo que está por encima de todos ellos.
Pedro
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7
12 de febrero de 2006
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si bien "Manderlay" no borda la excelencia del guión que hacía de "Dogville" una obra maestra, no deja ésta de ser una buena película donde de nuevo en un microcosmos se nos presenta una historia universal, que aunque se nos ha vendido como una crítica a Estados Unidos y se centra en el racismo allí localizado, no deja de ser sino un auténtico dilema sobre el sistema de gobierno de los hombres.

La puesta en escena teatral no ha variado respecto al anterior trabajo de Lars Von Trier. Esa continuidad parecía a priori un riesgo, ya que lejos de provocar el impacto y la sorpresa original, ya sabemos lo que vamos a ver. Sin embargo, la película supera ese riesgo sin sufrir demasiados daños, y una vez más el escenario minimalista dota de mayor protagonismo al actor, a su expresividad y al diálogo, haciendo que el espectador se introduzca concienzudamente en la narración.

Las interpretaciones son buenas, aunque aquí reside quizás uno de los puntos flojos respecto a su predecesora. Bryce Howard, sin dejar de ser efectiva, no tiene la fuerza interpretativa de Nicole Kidman para el papel de la protagonista Grace. Y aunque tal vez sea una impresión muy personal, si bien la factura es como decía semejante a "Dogville", en la primera veíamos una planificación en escena y una composición fotográfica algo más variada y con planos más cuidados que ahora.

Si el final de "Dogville" era sorprendente y lleno de inusitada fuerza de tragedia con paralelismos bíblicos, aquí asitiremos a un final también con cierta sorpresa pero más cargado de ironía y sarcasmo sobre la condición humana que de tragedia.

En cualquier caso, un buen trabajo y una historia bien narrada, que nuevamente es sólo denostada por personas en cuyas críticas pueden apreciarse con facilidad más los prejuicios hacia las ideas controvertidas de Lars Von Trier que una verdadera crítica de arte cinematográfico.
Pedro
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