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Críticas de antonio lopez herraiz
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Críticas 1.192
Críticas ordenadas por utilidad
6
12 de agosto de 2018
26 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
A 'Megalodón' (2018, Jon Turteltaub) habría que colgarle la etiqueta de placer culpable por dos razones. Primero por el mero hecho de ser una peli donde Jason Statham se enfrenta a un tiburón prehistórico de 25 metros, con todo lo bueno ¿y malo? que eso conlleva. La otra razón es que, habiéndosele endosado semejante chaladura a un sosainas -que se forjó en las tripas de Disney- como Jon Turteltaub, 'Megalodón' flaquea precisamente en lo que cabría esperar que pinche cada nuevo trabajo del autor de 'La Búsqueda' o 'El Aprendiz de Brujo': ni rastro de imaginación o riesgos al abordar semejante proyecto, y un acabado formal mucho más convencional de lo que podríase imaginar en una aventura acuática protagonizada por un escualo gigantesco. O como el propio Jason Statham ha exclamado al verla terminada '¿dónde está la maldita sangre?'.
Sin embargo, ninguno de esos motivos me ha echado para atrás a la hora de buscarle el lado positivo a esta soberana chorrada cuya razón de ser fuera de la temporada estival es tan cuestionable como volver a ver 'Qué bello es vivir' (1946, ¡Qué bello es vivir!) pasadas las fiestas navideñas. Algunos productos nacen para ser degustados en un determinado momento del año, y el de las pelis de tiburones -con presupuestos abultados, o bien rodadas directamente para el canal SyFy- es el de las multisalas con aire acondicionado, palomitas y una coca-cola tan helada como nuestros cerebros en estos días de vacaciones. Esto es cine de verano, y la verdad es que me apetece mucho más que ir a la playa.
antonio lopez herraiz
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7
1 de noviembre de 2019
44 de 73 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mejor tarde que nunca. A James Cameron le ha tocado esperar en el banquillo -bueno, no exactamente, ha estado ocupado en otras cosillas- durante algo más de 25 años para retomar esto justo donde lo dejó. O casi. Porque en esta ocasión, para la primera película de la franquicia en la que se involucra desde 'Terminator 2: El juicio final' (1991), se ciñe a la labor de productor y autor de un nuevo argumento -guionizado por David S. Goyer, Justin Rhodes y Billy Ray- que promete ser -a ver si esta vez sí- el comienzo de una nueva trilogía auspiciada por el mismísimo padre de la criatura. En lo tocante a la silla del director, Tim Miller se limita a actuar como el conductor de un coche prestado, siguiendo las indicaciones de un GPS programado por el propio Cameron, e intentando no salirse -no más de lo necesario- de la línea descrita por las dos primeras entregas, y manteniendo vivo a su vez el crédito ganado como realizador de cine de acción tras dar la sorpresa con 'Deadpool'.
Mackenzie Davis se quita de encima la encorsetada camisa de protagonista de 'dramedias indies', simbiotizando en un solo personaje a Kyle Reese, el T-800 y la Sarah Connor de los años 90, sin cerrarse a la posibilidad de que en ella exista también una más que palpable huella dejada por la cyborg Summer Glau -pionera en eso de ser una heroína robótica en TV con 'Las crónicas de Sarah Connor- a la hora de encarar su rol. Natalia Reyes hace lo que buenamente puede como el reflejo de aquella Sarah Connor vulnerable y asustada a la que una situación fortuita obligó a pasar de ser una chica corriente a líder guerrillera del futuro.
La labor de arrear estopa contra el nuevo terminator -Gabriel Luna, al igual que Kristanna Loken hace más de tres lustros, cargando con el peso de no ser Robert Patrick- se la reparten un autocomplaciente Arnie con ganas de reírse un poco de sí mismo (a lo cual se ha ganado sobradamente el derecho) y colgar de una vez el chip de su CPU junto a la felizmente recuperada Linda Hamilton, que ya es más Terminator que el propio Terminator, dándose el gustazo de robarle al Chuache su frase más icónica, y que tras dos intentos fallidos del roble austríaco para liderar a la resistencia humana sin ella, reclama su turno para volver a la liga del cine mainstream de la que jamás debió desaparecer.
'Terminator: Dark Fate' (2019, Tim Miller) no está a la altura de sus dos primeras predecesoras, pero al menos sí es el 'Terminator 3' que me habría gustado ver hace 16 años.
antonio lopez herraiz
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2
19 de diciembre de 2020
39 de 63 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo mires por donde lo mires, e independientemente de la opinión que te despertase la 'no exitosa' reincursión de Christopher Nolan en los terrenos del metaespionaje con 'Tenet' -que admito de antemano no haber visto, lo siento-, hay que reconocerle a Warner Bros el meritorio atrevimiento de haber sido la única major cinematográfica que, en el pandémico año de (des)gracia de 2020, le ha echado pelotas suficientes (u ovarios amazónicos) para no abandonar ni dejar totalmente huérfanas de blockbusters a las moribundas salas cinematográficas. O al menos, claro está, así ha sido para los países donde 'esto' no se ha estrenado simultáneamente en cines y la plataforma HBO MAX. Pero ojo, porque habría sido necesario echarle pelotas y valor para estrenar esta 'Wonder Woman: 1984' en cualesquiera estación del año.
Nada en el formidable prolegómeno de las olimpiadas amazonas o las proezas superheroicas de centro comercial te prevén contra lo que viene a continuación: aproximadamente desde que Chris Pine es exorcizado en Juan Sánchez Villalobos de Ramírez de 'Los Inmortales 2: El desafío' (1991, Russell Mulcahy). Ejerciendo como los archienemigos de turno, la nerd y asalvajada Kristen Wiig junto a un Pedro Pascal que va picando al tuntún, como Max Lord, de Donald Trump, del Lex Luthor de Gene Hackman o la galería de cucamonas faciales que sólo le funcionan a Nic Cage.
Una verdadera pena que el público se termine perdiendo el sorprendente regreso al circo superheroico DC de la auténtica y más celebérrima heroína amazona. Pero desgraciadamente, para entonces, más de la mitad del aforo -2 o 3 personas- ya habían desalojado la sala.
¿Veredicto? 'Wonder Woman 1984' (2020, Patty Jenkins) es más mala que un brote de Coronavirus en Chernobyl.
antonio lopez herraiz
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3
16 de septiembre de 2018
23 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nada más visionar los primeros trailers se olió la tostada y, teniendo en cuenta que sus mismos guionistas están a los mandos -uno de ellos como realizador-, era de prever que la cuarta aventura del depredador alienígena se convertiría en una secuela apócrifa de 'Una pandilla alucinante' (1987, Fred Dekker), donde sus protagonistas, reconvertidos en adultos al más puro estilo 'It' (Stephen King, Ed. Bolsillo), cambian a los monstruos clásicos de Universal por un cazador del espacio exterior.
Para Shane Black -guionista en la sombra del primer film, y el primer actor que moría en el mismo- esto de sentar catedra en la franquicia creada por de Jim & John Thomas no resulta novedoso. ¿Acaso no era ya 'Depredador 2' (1990) la traslación a un escenario gore y fantástico de otro de los personajes surgidos de su cabeza, el teniente Roger Murtaugh ('Arma Letal') interpretado por Danny Glover? No es tampoco la primera vez que Fred Dekker -aquí coguionista- fuerza a un grupo de actioners y un icono del fantastique para que compartan sudor y sangre con un compañero de fatigas en edad escolar. Ahí queda para el recuerdo (infausto, eso sí) su pueril 'Robocop 3' (1993). Aunque la idea de un viajero intergaláctico tratando de capturar a un chavalín autista tras colarse, accidentalmente, en un canal de comunicación alienígena, no está muy alejada de una hipotética reformulación sci-fi de 'Mercury Rising' (1998, Harold Becker).
No parece descabellado intuir que 'Predator' (2018, Shane Black) correrá la misma mala suerte crítica y comercial que sus dos secuelas precedentes, y a mi modo de ver, injusta para la primera de ellas, la realizada por el jamaicano Stephen Hopkins. Si existe una pega que se le podría achacar no es que falte alguno de los ingredientes adscritos a la corta filmografía como realizador de Black, mal que les pese a los indeseables vampiros de Fox que han mutilado su tercio final en la sala de montaje, sino haber recaído en el mismo error que su predecesora, supliendo la carencia de un protagonista carismático por un reparto coral donde sólo destaca la inusitada vis cómica del ex-Punisher Thomas Jane como un veterano de Afganistán con síndrome de Tourette.
Por lo demás, Shane Black reivindica con sobrada holgura su facilidad para combinar ese gamberrismo de 'enfant terrible', dialogos punzantes, violencia a tutiplén y un moderado sentido del espectáculo, sin otorgarle una prioridad casi exclusiva a lo último, como ocurrió en 'Iron Man 3' (2013, Shane Black). Tal como se ha dicho, éste es con toda seguridad el vehículo palomitero dirigido por Shane Black más cercano en espíritu a 'Dos Buenos Tipos' y 'Kiss, Kiss, Bang, Bang'. 
Soplan todavía vientos favorables para la nostalgia ochentera, lejos de arreciar como un temporal que comienza a remitir, pero el público sí da síntomas de haberse vuelto más selectivo con según que marcas. A lo cual, dicho sea de paso, contribuye el hecho de que se haya generado un justificable hype de rechazo mediante críticas negativas a los tijeretazos en su metraje -que no al trabajo real de Black-, y un desafortunadísimo, torpe (¿e involuntario?) autoboicot instigado por la actriz Olivia Munn, situada muy por debajo del listón instaurado por Elpidia Carrillo, María Conchita Alonso y Alice Braga. Igualmente no es que pudiese hacer mucho para defender el que, con toda seguridad, ya es el rol femenino peor escrito de toda la saga.
En resumidas cuentas. Si un depredador sangra, se le puede matar. Si una franquicia se queda sin ideas, también.
antonio lopez herraiz
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3
15 de octubre de 2021
28 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
¡Enhorabuena, Sony! ¡Felicidades, Avi Arad! Por fin habéis encontrado la forma de consumar la conectividad formal con el alma mater cinematográfica de Marvel. Y para ello sólo habéis tenido que parir un producto para todos los públicos al que, en justicia, hubiese convenido titular 'Venom: Simbionte ladrador, poco mordedor'. Porque salvo por coincidir con el nombre del antagonista del alienígena meriendasesos que se pasa toda la película amenazando con un festín de cadáveres imaginarios, aquí no se come, mata o se despedaza ni al apuntador.
Woody Harrelson continúa engrosando el fructífero (e infame) historial de esas interpretaciones suyas incapaces de desprenderse de dos herramientas imprescindibles: la peluca y la falta de sentido del ridículo. Y ojo, porque Naomie Harris no se le queda rezagada. Michelle Williams rasca minutejos para volver a impartir catedra en su especialidad: la de permanecer todo el tiempo con cara de no entender un carajo de lo que está rodando -con suerte, ella misma no tardará en confirmarlo en un futuro cercano-.
Ah sí, también sale Tom Hardy poniendo cara de gilipollas, por lo que no tiene nada nuevo que aportar a su interpretación anterior.
Me parece que al final la única matanza que he experimentado tragándome este tostonazo inofensivo es la de las expectativas que depositaba en él.
Venom ya tiene su 'Spiderman 3'. Y eso que solamente van por la segunda.
antonio lopez herraiz
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