Estilo personal, esta película deja en claro que la parte consciente de las personas, aquella que empuja a creer en una existencia moral es también un estilo de perversión moderna donde ir a la iglesia y desear a tu prójimo van de la mano, luchar por tu país y educar hijos reprimidos es condimento mutuo, donde sentir y estar vacío no es demoledor como lo hacen ver los dueños del imperio capitalista.

Cuando uno lo daba por perdido a don Daredevil aparece Charlie Cox y lo reivindica por completo. Mucho golpe oriental, sentidos auditivos desarrollados, piñas a lo Spartacus, sangre y sobre todo y más valioso, un héroe que siempre termina con tres o más costillas rotas.

El villano es brillante, fuerte y seco. Bodega de calidad y con pocos estribos incluyendo una gran capacidad para amar.

La vida y sus constantes desencuentros. Todo parece ser efímero, sin embargo, una sola chispa da significado a nuestras vidas. Notable papel de Brad Pitt mostrando su versatilidad a la hora de hacerse joven y sabio. Lo de Cate Blanchett es sublime y conmovedor, llena de gracia, el señor es consigo.

El trasfondo mágico en el que ambos se encuentran da a la historia el brillo para que el caso de Benjamin Button sea realmente curioso. También los personajes secundarios (accesorios) dan mucho contenido rico.

La serie toma los elementos irregulares de arrested development y así se convierte en una serie destacada. Recordar el rol de Jeffrey Tambor y su locura nos ayuda a comprender porque este papel lo realiza espléndidamente.

La familia más disfuncional posible, reúne los conflictos clásicos desde los 50's o 60's. Los secretos que salen a la luz, los traumas que se siguen desarrollando, las inconsistencias familiares y dentro, en medio de ese remolino, los sujetos que buscan vivir con lo que les sucede.

Una historia interesante aunque forzada hacia el final. Si bien el mundo de las visiones y adivinanzas es interesante siempre parece terminar en lo mismo, un tipo bueno, uno malo. Uno que intenta detener lo inevitable y el otro forzarlo. Uno que cree en el cambio del mundo, el otro que lo condena. Y así vamos cayendo en la repetición de las historias, sobretodo en los finales.

Los papeles de los protagonistas son interesantes, si bien a mi gusto les falta un diálogo con más profundidad. La figura de Farrell como el "psicópata reparador" está desgastada, sobre todo en sus papeles. Ese tipo de justicia maquiavélica que siempre está obligado a cumplir. Por otro lado, Hopkins sorprende aunque no maravilla con su "Don de sabiduría de antaño". Se debría haber explotado más la dualidad y el encuentro de esos destinos.