Cuando uno ve una mala película, su primer impulso es contar la cantidad de defectos a los que ha tenido que asistir durante su visionado. En el caso de "La caja Kovak" yo he tratado de dar un par de pasos atrás tratando de entender las lagunas de su guión (alguna de ellas, las más groseras, las pongo en spoiler). Y después de pensar llego a una sola conclusión: la pereza.

Uno tiene una idea. Le parece buena y la empieza a desarrollar. La trama va creciendo en su cabeza, pero empiezan a surgir puntos oscuros. Partes que no encajan, piezas que no se colocan mansamente en su lugar del rompecabezas. El buen guionista lucha con la historia, cambiando, corrigiendo, haciendo que todo encaje. Eso hace un guinista trabajador. Y lo que consigue es que la pintura final sea redonda, aunque no se parezca necesariamente a su primera idea. De ahí sale una buena película.

En "la caja Kovak" no ocurre eso, pues los guionistas son dos vagos redomados. La historia parece interesante, pero la pierden la cantidad de sinsentidos que sólo pasan desapercibidos para un niño de 4 años. El resultado final es una sepultura muy blanqueada por fuera, pero llena de gusanos por dentro. Eso es "La caja Kovak".

Airbag es una película muy graciosa. Y punto.
Pero no creo que pretendiese nada más. Ni nada menos.

Sin embargo Airbag es una de esas obras que pierde con el segundo visionado. No sé muy bien por qué pero algunas películas que recuerdas con muy buen sabor de boca cuando las vuelves a ver te decepcionan. Eso me pasó con esta película.

Al final lo único que recordaremos de Airbag será el antológico papel de Manquiña, que gracias a esta película entró en el coto del cine español.

Seguro que la gente que hizo esta película quedó muy satisfecha y orgullosa del trabajo realizado. Eso está bien. Eso es lo mejor que le puede pasar a un director. Pero, ¿debe ocurrirle lo mismo al público?

Si fuese así podríamos decir que la película ha conectado, y que aquel que fuese al cine a ver algo se marchaba de él habiendo visto lo que pretendía.

¿Qué puede pretender alguien que va a ver "La vida empieza hoy"? Si buscas emociones con la vida sexual de varios ancianos de distinto pelo, saldrás contento del cine. Quizá la película de Mañá consigue eso a ratos. Quizá haya gente que vaya al cine a ver eso y tal vez le guste esta película.

Si en cambio buscas una historia, una historia que a lo mejor puede transmitir un mensaje (pero que el mensaje no te lo metan con calzador), entonces esta película pasará por delante de tus ojos casi sin que te des cuenta. Es lo que me ha ocurrido a mí con "La vida empieza hoy". Me veo incapaz de sentir empatía por ninguno de sus personajes (dejando aparte la diferencia de edad), y todo en la película me produce un hastío y una modorra difícilmente soportable.

Dicho lo anterior, soy consciente de que habrá un sector de público (posiblemente femenino, de mediana edad, con carencias afectivas) a la que esta película le parecerá una joya del cine. A mí, no.

Generalmente, los intentos serios de retratar una realidad deshauciada tienen una buena acogida cinematográfica. Y el personaje más colgao de todos, si resulta creíble, encumbra al actor al olimpo.

Algo así pasa con After. Me gusta el modo en que Rodríguez cuenta la historia, hilvanando la acción desde el punto de vista de los personajes narrando en tres capítulos. La trama se enriquece con datos que hacen que el espectador conozca nuevos ángulos.

Pero al menos yo enmarco la historia en su contexto. ¿Es ése verdaderamente el destino final de una generación? Bueno, en todo caso será el destino de 3 personas a cada cual más patética que se refugia en las drogas como último recurso.

Los actores cumplen esa función autodestructiva, en particular Guillermo Toledo. No recuerdo ninguna película en la que Toledo esté mal. Sí recuerdo haberlo visto en truños como "Crimen Ferpecto", pero bueno él sale donde puede. Alguna escena podría haberse rodado de modo distinto, pero él lo habría hecho igual de bien.

Con Tristán Ulloa no puedo. No me lo creo de cura, de triunfador ni de fracasado. Es un actor que no me dice nada. El niño que hace de hijo suyo transmite más que él cada uno de los fotogramas de la película.

Blanca Romero es víctima del papel menos trabajado por los guionistas. ¿Es golfa o no es golfa? ¿Es leal o no lo es? ¿Es amiga de los animales o maltratadora? Si el objetivo es que el personaje transmitiese confusión, está conseguido. No sé de qué va esa tía. En fin, que me abstengo de opinar.

En resumen: película durilla, bien narrada con personajes chungos.

Rollazo insoportable.
A la media hora de película pensé seriamente si pararla, porque les aseguro que no me importaba nada el final.

Para hacer críticas a la religiosidad parece que necesitamos la censura. Berlanga hizo una excepcional película con "Los jueves, milagro". Con la democracia tenemos "Año mariano" y "No somos nadie". Para atrás, como los cangrejos.

Claro que aquél era Berlanga y éstos son unos enchufados que disparan con balas ajenas.