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Críticas de Jark Prongo
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Críticas 231
Críticas ordenadas por utilidad
7
24 de diciembre de 2013
22 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y de nuevo Quentin Dupieux rompe toda expectativa que pusiésemos tener previa al visionado de Wrong Cops y todas aquellas que se fuesen creando conforme el film se desarrolla. Originalmente concebida para ser un corto –y condicionadas sus tramas paralelas muy posiblemente por ello- termina por convertirse en una película de humor en la que aprovecha para seguir definiendo las normas y la lógica del mundo distópico de ficción que viene creando desde Steak y ampliando con la enorme Wrong: ambas pertenecen al mismo plano y sus personajes cohabitan ese mundo (los chicos de Steak ahora son policías, si bien siguen siendo unos marginados, y al protagonista de Wrong se le hace vecino de uno de los agentes de la ley), por los que quedan sujetos a esa inversión de normas que ocasionan sucesos que trastocan sus vidas mientras el espectador experimenta una extrañeza similar ante cada evento. Ese es otro de los grandes logros de Quentin, el nunca poder predecir qué va a pasar a continuación, algo que siempre debería de celebrarse porque, además, no busca la sorpresa desde la incongruencia para con la lógica interna que ha de sostener el mundo que crea, sino que siempre se respeta esta y cada reacción resulta lógica ante la acción que la desencadena, por mucho que proceda y se desarrolle en una ficción donde la única lógica que sostiene todo parece ser precisamente la ausencia de ella, la anti-lógica.

Wrong Cops es divertida. Mucho. Hay sketches –una vez más- muy Flying Circus: el policía privado de la vista suplicando a quien le acaba de cegar con un spray anti violación que le enseñe las tetas, que quiere verlas; el otro agente que llena la bañera de agua para suicidarse sumergido en ella metiéndose un tiro; toda la escena de la reunión con el directivo de una discográfica (donde Dupieux aprovecha para alabar y vejar simultáneamente su jitazo Stunt mientras satiriza el funcionamiento de la industria musical a finales de los noventa); todos y cada uno de los fotogramas congelados, deliberadamente torpes y paródicos respecto al uso que se suele hacer de ellos en Hollywood, casi un reírse en la cara de Scorsese o el británico Guy Ritchie. Claro que hay mucho más por debajo. Existe una clara y evidente crítica a los brazos ejecutores de la Ley, aquí traficantes, asesinos, modelos porno amateur o sátiros salidos, si bien queda soterrado un poso comprensivo respecto a estas conductas que tiene de base el considerarle humanos: la cagan, pero también intentan enmendar sus errores o muestran anhelos e inquietudes exactamente iguales a las de cualquier ciudadano de a pie. Y quizá la cosa que más les humaniza y ya casi extinta en cualquier film desde hace años: la férrea voluntad de faltar a todo colectivo de forma gratuita, demostrando que prima su condición de humanos sobre la de policías. Años ha que no veía una película con tanta imprecación contra individuos de otras etnias y razas, niños, impedidos y homosexuales.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jark Prongo
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8
29 de enero de 2017
20 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
”No no need for a baseball bat
Don’t need no knife for a sharp attack
No excuses no looking back
We think too much about the things we lack”.

Neo Violence, The Tough Alliance

Nocturama es la actualización a hoy día de La Tercera Generación. No es difícil ver en la pareja protagonista un remedo de Andreas Baader y Ulrike Meinhof, ambos los más idealistas. El asesinato de Jurgen ponto tiene aquí su eco en el de otro banquero en su piso por el equivalente a La Segunda Generación de las Baader Meinhof. También tiene sus peculiaridades: la célula que forman los chavales de la obra de Bonello casi más que atentados – por el cómputo de víctimas- lo que hacen es vandalismo de alto standing, atacando pilares institucionales (el Ministerio de Fomento), empresariales y financieros (el rascacielos, a lo El Club De La Lucha, y el banquero) y culturales (timbran a casa de Alizee y se marchan sin responderla nada). También prenden fuego a la efigie de Juana de Arco, algo que hay que poner en línea con aquel episodio de Los Simpsons y Jimbo, Kearney y Nelson negándole el saludo a Bart por haber degollado la estatua de Jebediah Springfield, algo de veras imperdonable, cosa que luego la masa enfurecida del pueblo se encargará de recalcar antorcha en mano. En Nocturama la banda de delincuentes ocasionan cierto número de muertes, si bien esta no era su intención de base. No tienen unas reivindicaciones claras y a buen seguro tampoco muy claro qué pretenden, pese a que a la hora de ejecutarlo funcionen sincronizados que ni un reloj suizo. Se dan ciertas pinceladas a la procedencia economico-social de algunos de ellos y a los anhelos de otros, siendo, cómo no, el pijazo cuyo padre es amic de un ministro el que más siente la opresión del pueblo chileno en los setenta pese a ser el francés al que le faltaban dos décadas para nacer, un clásico siempre. Lo que sí las consecuencias, en línea con La Tercera Generación y lo que sucede siempre en la vida real: cuatro pobres diablos que tuvieron la mala suerte de estar donde no debían a la hora que tampoco muertos, y la segura garantía de que la represión se fortalecerá en la misma medida que los derechos civiles se supriman. Porque si con Andreas y Ulrike al menos se tomaron la molestia de montar un juicio pantomima mientras apañaban sus muertes ahora ya no, ahora se te liquida en el acto bajo la premisa de posible pertenencia a Isis o lo que toque.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jark Prongo
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6
9 de noviembre de 2016
15 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
”But the lights are too bright when you see all the dirt
I know it hurts.”

It Don’t Rain In Beverly Hills, Dean And Britta

Mañana Será Otro Día es la película menos preocupada por aparentar ser moderna en su forma de toda La Escuela de Barcelona y de forma simultánea la que menos envejecida queda a medio siglo de su estreno. Del resto de obras de Jordá, Nunes, Aranda y otros, si se rasca bajo la superficie, no deja de quedar una equivalencia al modernismo de garrafón que pueda tener un joven de hoy día por creerse mejor que cualquier otro por escuchar músicas poco comunes, es decir, nada. Aquel aperturismo a la Nouvelle Vague y el Free Cinema fue valioso tanto en cuanto supuso conocer otras soluciones formales sin mucho desfase temporal, pero nada más.

La historia ya es otro cantar. Resulta casi universal. Sonia Bruno y Juan Luis Galiardo son dos pobres diablos que se mudan a Barcelona buscando cumplir su sueño de triunfar en el mundo del espectáculo, y ni a ir tirando llegan los pobres. Es la clásica historia de sueños rotos, solo que Jaime Camino ni condena a los personajes (cuando ya truncado su objetivo la una termina en la prostitución y el otro siendo matarife empotrado de un mafioso local) ni moraliza ni mucho menos pretende hacer una alegoría disuasoria, algo muy común en el cine español de los sesenta. Todo caso lo contrario: que después de las penurias vividas Sonia Bruno y Juan Luis Galiardo terminen por irse de Barcelona al Levante igual de inconscientes y animosos que al principio del film sí que resulta moderno de verdad.

En el guión participó el inmenso Román Gubern, teórico del cine que justifica los momentos meta, los planos autoconscientes sobre el ejercicio de voyeurismo que es el cine (ese plano desde la perspectiva de un catalejo), la transición de comedia amable y ligera a drama comedido tirando a tocho y los planos a lo screen test de Andy Warhol. El enorme Luis Ciges suelta un ”joer que es que mi cuñao dice que te pué de salir el niño sin uñas” a colación de los presuntos males del uso de la píldora abortiva. Y encima hay un plano desde el interior del ascensor de un hotel en ascenso (años después homenajeado en el Sueñan Los Androides de Ion De Sosa) y otro de Galiardo corriendo tras el taxi de Sonia en la Gran Vía de las Corts de Barcelona que es que son sublimes.
Jark Prongo
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6
27 de abril de 2009
24 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los Domingos, Castilla La Costra TV, reina indiscutible de las autonómicas y cadena que aboga por estirar SIEMPRE el formato cinematográfico para adaptarlo al televisivo y que así su anciano público no pierda detalle de las fascistadas que obra Paco Martinez Soria, proporciona grandes satisfacciones a mi resaca y servidor. Infrapelículas por donde desfilan todos los grandes de la actuación española en papeles alimenticios con una desverguenza absoluta y varias copas de más filtradas acompañados de señoritas profesionales de la actuación, lo suyo y/o ambas cosas. Vamos, la felicidad etílica.

Ayer tocaba Las Ibéricas FC. Qué gozo inmenso para el alma, señores: el Gómez Bur paseando su increíble donaire, pero vestido con un chándal inenarrable y acompañado de un silbato que no dudaba en chiflar como si fuese un alcoholímetro, mirando fuera de plano a veces con cierto nerviosismo por si le levantaba la copa el apuntador; Fernando Fernán-Gómez constantemente cabreado con su señora, levantando mucho pero que mucho la voz y profiriendo amenazas a todas luces inconstitucionales hoy día; Tip y Coll paseandose por allí haciendo necedades; Máximo valverde, ÉL, EL HOMBRE, haciendo de furgolista sueco que, por algún extraño motivo que quizá tenga también que ver con el churre, el despiporre, el jolgorio y la cosa loca en general, hablaba con un muy particular acento andalusí con matices rusos e incluso gangosos, anticipándose involuntariamente al advenimiento de Arévalo; Rafaela Aparicio a lo bipolar, como es ella: lo mismo se desmalla que se reincorpora a la chanza metiendo gritos cacofónicos...
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Jark Prongo
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5
15 de julio de 2010
18 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entre aminjos, y sin vergüenza. Así fue hecha esta película, de las últimas de Fulci. Si a la hora de reunir al equipo de producción no faltaron ni familiares de Umberto Lenzi y el propio Lucio, en la sala de montaje no le dolieron prendas en meter casi un 50 % de metraje hecho para pelis de otros colegas, sobre todo en lo que a escenas sangrientas respecta. La sinopsis es ésta, matiz arriba matiz abajo: a Fulci se le pira la mocha cosa mala por culpa de tanta sangre y tanta teturcia, por lo que va a un psiquiatra que, lejos de ayudarle, lía aun más la cosa, puesto que le da por matar a mucha gente (indoors y outdoors) con un chándal con capucha feísimo, e intenta cargar el muerto al bonachón de Lucio, mesmerización previa mediante. Y pasan cosas, casi todas de índole sangrienta y erótica, como en las teles locales de vuestras pedanías.

Con tan necio sustento argumental, Fulci se marca un primer tercio sobresaliente, donde hace repaso de toda su carrera fantástica, a veces en plan reflexivo y otras en plan autoparódico. Revelador es el plano que abre el film, plano cenital que va cayendo sobre la testa alopécica de este titán, el cual se encuentra elucubrando en alto diferentes formas para acabar con la vida de varias féminas (guiño a la repulsa que produce su obra en toda mujer corta de miras, especialmente desde El Descuartizador de Nueva York, que le granjeó el titulo de mayor misógino de la historia del cine), y termina con un inserto de un gato devorando el cerebro de Fulci. Ele, ni los títulos siquiera y ya nos ha dado uno de sus hostiones visuales. Y no queda ahí, pues después hay un momento metaimpagable, donde aparece el mismo Fulci quejándose de una secuencia filmada por su yo en la ficción (él mismo, vaya) en la que se ve una de sus clásicas ablaciones visuales, la agresión al ojo filmado simultaneada con la agresión al ojo del espectador marca de la casa; antes de esto había amenazado varias veces al público con una motosierra, como en el magnífico plano inicial de Nueva York Bajo el Terror de los Zombies, sólo que en esta última apuntaba con un pistolón a los espectadores. Lo dicho, gigantesco.

Lástima que después abandone este juego posmoderno para ir filmándose a sí mismo entre insertos gores sacados de otros metrajes, convirtiendo todo en un thriller torpón salpimentado de decapitaciones (hay más que en Trauma, de Argento, que ya es decir) y tetas de pezones generosos cual María Fontaneda. Que está muy bien, claro que sí, pero lo que para un fan es simpático (Fulci andando cual león marino fuera del agua, cagándose cuescos entre zancada y zancada), para el espectador medio es una gilipollez. Mediterránea, pero una gilipollez.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jark Prongo
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