A grandes rasgos, lo que más destaca de "Frozen" es el diseño de animación, que alcanza unos impresionantes niveles de realismo. También vale la pena verla por los innumerables momentos en que hace reír a partir de situaciones totalmente fuera de lo común.
No obstante, de ahí en fondo, es otra película de animación que se suma a una muy larga lista. El guión es bastante predecible, a veces incluso aburrido, los personajes son planos, como para insistir en que, como es una película de animación, solo debemos llevar a los niños al cine. Al final, el sabor de boca que deja es agridulce, de algunas cosas muy bien hechas junto a otras que se dejaron de la mano para dar al traste con el efecto general.

Cuando veo las críticas que le hicieron a esta película, no me parece que sea para tanto. De vez en cuando, la gente se vuelve extraordinariamente mojigata si no le adaptan su cómic preferido al pie de la letra. El director no es ni un Akira Kurosawa, ni un Alfred Hitchcock, ni tampoco es John Carpenter. Tampoco el antihéroe del señor Reeves se escapó de "Gone With the Wind", pero lo único que quiere es salvar su alma combatiendo del buen lado, y en ese empeño, yo le creo.
No le doy más de lo que tiene porque tampoco creo que se merezca el cielo, hay una buena dosis de predictibilidad en el guión y Tilda Swinton es el ángel más poco creíble que he visto en una película, pero hay algunas tomas y secuencias realmente originales. Tampoco soy especialista en cine, a lo mejor esas tomas que digo son pura imitación, pero nadie se atreve a decir que los efectos especiales no son de primera. Malo que eso solo no baste para hacer una buena película.

Cuando terminé de ver "The Shawshank Redemption", me pregunté por qué con siete nominaciones, no obtuvo ningún premio. Luego entendí que "Forrest Gump" había sido la mejor... Sin embargo, es bien obvio que premiando algunas películas se cometen enormes injusticias con otras. Y me pregunto: ¿por qué nunca la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de EEUU ha entregado un Oscar doble? Y me respondo: porque tuvo la oportunidad en 1994 de premiar "The Shawshank Redemption" junto a "Forrest Gump", y no lo hizo. Desde entonces, se han dado cuenta de que esa oportunidad no se va a repetir. Esta es la película más sinceramente conmovedora que he visto en mucho tiempo; algo que solo podía salir de la dupla Stephen King - Frank Darabont, si a ello le sumamos un Tim Robbins, un Morgan Freeman y un William Sadler. Única desde todos los puntos de vista.

Jamás desde los días de "Ciudadano Kane" se había visto tanta genialidad en blanco y negro. Indudablemente Spielberg se merece el lugar que ocupa en la historia del cine. Una trama que no decae, unos actores increíblemente precisos en la interpretación, fotografía y banda sonora magistrales. Algo con lo que no se pierden tres horas frente a una pantalla.

Relato de dos horas y media que es como subirse a la montaña rusa de la fobia al matrimonio, a ratos rozando los límites de la misoginia. No recomendable para parejas al borde de la ruptura, matrimonios en crisis o enamorados de menos de tres meses de relación.
Parte 1: esto es lo que es, sin disfraces, sin eufemismos y sin Nicholas Sparks. No hay nada de hermoso en las crisis y menos matrimoniales. Lo peor aflora. Te conviertes en la clase de individuo que detestaste toda tu vida. Salen a relucir todos tus peores instintos: suicidas, homicidas, parricidas. Sobra la infidelidad y el deseo brilla por su ausencia. Lo mejor de la película es tal vez la fiel descripción del techo de vidrio que se vuelve tu vida: tienes miedo de pisar en cualquier sitio, porque sabes que puede ceder bajo tu peso y sepultarte, o en el mejor de los casos, desatar otra tormenta dentro de la tormenta. Rosamund Pike la clava. ¿Ben Affleck? Bueno, está. Todos comenzamos en la conmiseración y terminamos en un crescendo de sentimientos encontrados, en el que predomina la aversión. ¿Cómo es posible que alguien sea tan imbécil como para hacerle daño a la mujer ideal? Quiero decir, ¿vieron esa figura?
Parte 2: Breve transición en la que empezamos a adivinar que no todo es lo que parece. Empieza en lo peor: la presión de completos desconocidos, de los medios, de la policía, hasta de tu propia familia. El único que cree en su inocencia eres tú, y la peor parte es tratar de convencer al resto cuando no tienes nada más que una historia sin pies ni cabeza. Las piezas están colocadas: comienza el juego...
Parte 3: Laberinto de mentiras que van cayendo unas sobre otras, como piezas de dominó. La que parecía ser la víctima se convierte en una femme fatale psicótica, egocéntrica y manipuladora de la peor clase. De nuevo, Rosamund Pike lo hace tan bien, que a gusto la habría estrangulado lentamente con cuerdas de piano. Pero hasta ahí. Los secundarios no convencen mucho, excepción hecha de Tyler Perry y Kim Dickens. Ben Affleck se limita a poner su cara de tipo bueno no. 5 y a decirle a su mujer que sigue teniendo un coeficiente intelectual promedio y que no va a caer de nuevo en sus trampas. La peor parte es Barney Patrick Harris... perdón, Doogie Patrick Harris y su intragable personaje del obsesionado. No me lo creo por un segundo. Menos mal que lo que dura en pantalla es lo que un merengue en la puerta de un colegio. El final... todo termina tan condenadamente mal que es genial, simplemente.
La evaluación general gana mucho con la banda sonora de Rezner y Ross, la fotografía de Cronenweth y la impecable dirección de David Fincher. Como es natural, Fincher pone el dedo en la llaga y lo remueve de forma enfermiza, hasta que algo tan retorcido como la película misma y que habita dentro de todos nosotros, nos empuja al placer.