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España España · Shangri-La
Críticas de Angie Banshee
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Críticas 63
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
6
9 de marzo de 2013
12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
El mundo está lleno de desalmados. Gentes que, en un momento dado, se cruzan en tu vida y te joden bien, aprovechándose de tu desconcierto y de tu impotencia frente a su falta de humanidad. Cuando esto ocurre, te sientes débil y frustrado, pues no has podido evitar que te dañen. Y esta situación va desde lo cotidiano (un simple “se rieron de mí”, “me hicieron la gran putada”, “me engañaron”) hasta lo excepcionalmente cruel, aunque posible (lo que sucede en la película). ¿Qué hacer entonces? Pues fantasear íntimamente con que tú también eres capaz de aplicarles a esos desalmados la medicina que merecen, imaginarte cual vengador justiciero, administrando venganzas sin paliativos, pues es lo que te pide el cuerpo. Por fortuna, la mayoría no pasamos de esa ensoñación pueril, desahogo imaginario para la extraña, y no tan extraña, que a todos se nos despierta dentro al vivir una situación así. Claro que yo me refiero a situaciones que, ni de lejos, rozan la gravedad de la premisa inicial que nos plantea Jordan.

La película comienza con una situación muy violenta, injusta, dolorosa y cruel, de ésas que la mayoría no hemos tenido que afrontar jamás (y a tocar madera, “a ningú que li pase”, que dicen en mi tierra). Y es por ello por lo que aceptamos con agrado la particular vendetta de la Foster, aunque no sin hacernos los pertinentes juicios morales que la situación requiere. Nuestro vengador interno (ése de nuestras fantasías) la apoya, la comprende e incluso la justifica. Pero nuestro ser racional, no tanto. Éste último sabe que “los malos” tienen en su pasado historias terribles que les llevaron a ser lo que son, que también tienen familia y seres que les quieren y, desde luego, la opción de enmendar sus errores. Ahí es donde la mayoría de los mortales nos topamos con la verdadera dicotomía: en el plano de la ficción, pensamos “ole tus ovarios, Erica, cárgatelos a todos, que no merecen vivir”; pero al darle al stop todo eso se acaba y concluyes con que no podemos construir un mundo donde cada uno se tome la justicia por su mano, donde prime la ley del Talión, el Código de Hammurabi, pues como dijo Gandhi, “ojo por ojo, y todos quedaremos ciegos”. Pero siempre te queda la duda, puesto que a ti, en la vida real, jamás te sucedió algo como lo que nos plantea la película…

Bien, por lo demás, la cinta se mueve en un terreno de mediocridad donde destacan, fundamentalmente, las interpretaciones: genial Jodie, una vez más. En mi opinión, se le podía haber sacado muchísima más “chicha” al tema si se hubiese tratado con mayor rigor y no cayendo (como evidentemente, cae) en clichés y estereotipos muy manidos. Y si bien reconozco que está bien plasmada la evolución del personaje de Erica, también son ciertas dos cosas: primero, dicha transformación necesita apoyarse en una voz en off para llegar al espectador, cosa que se podía haber solucionado con otras fórmulas que, a mi parecer, hubiesen resultado más efectivas; y segundo, he visto “descensos al infierno” mucho más convincentes que el que nos plantea Jordan.

Pese a todo, me parece una cinta recomendable.
Angie Banshee
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6
19 de febrero de 2013
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
El título de esta crítica sintetiza mis impresiones sobre una cinta bastante irregular (tanto como lo puede llegar a ser la filmografía de Stone), que contiene virtudes y defectos.

Si empezamos por las virtudes, he de decir que la película me ha resultado entretenida, lo cual suele ser consecuencia de un buen ritmo narrativo, cosa que, en mi opinión, sí tiene. Claro que, cuando decimos de un film que es “entretenido” suena un poco a eufemismo, igual que cuando decimos de alguien que nos resulta “simpático”: con ello evitamos poner de relieve las carencias que provocan que, en realidad, no nos guste lo suficiente… No sé si me explico.

¿Más virtudes? Las interpretaciones de Martin Sheen (sí, sí, hablo del padre) y de Michael Douglas. Y los cito en el orden en el que, creo, merecen mi alabanza. El primero está más que digno en su papel de secundario. El segundo está muy creíble en su papel de tiburón de las finanzas. Claro que hasta el punto de recibir un Oscar por ello, pues no sé yo, tampoco es para tanto, ¿no?

Y como no se me ocurren muchas más virtudes, pues esbocemos algunos defectos. Comenzaré por Charlie Sheen, que ni hace un buen trabajo interpretativo (siendo generosa, lo calificaría de “pasable”), ni tiene un personaje especialmente rico en matices. De hecho, así, en general, creo que todos los personajes resultan bastante planos, llevándose la palma el de Daryl Hannah, que no es “ni chicha ni limoná”.

Respecto a la realización, no diré que sea mala pero, en algunos sentidos, sí deja que desear. Por ejemplo, las escenas de sexo (muy sutiles y puntuales, eso sí) resultan “videocliperas” a más no poder. Tal vez sería injusto decir que ese tratamiento está muy manido pues, aunque estarlo, lo está, sucede que hablamos de una cinta del 87 y tal vez en aquel momento no estuviera tan visto. Al margen de ello, a mí me parece una horterada descomunal lo de las sombras recortadas a contraluz, con movimientos casi coreografiados. Se agradece, al menos, la brevedad de estas escenas toda vez que son tan cursis.

Y por último, la banda sonora, mi adorado Stewart Copeland (uno de los mejores bateristas que el mundo ha dado, por cierto) aquí no está nada fino. En fin, siempre nos quedarán dos buenos temas de Sinatra y de los Talking Heads.
Angie Banshee
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8
14 de febrero de 2013
23 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
…sino un amor obsesivo, enfermizo y, sin embargo, puro, bello en toda su tragedia, intenso y tremendo como pocos.

Lo cierto es que cuando comencé a ver la película creí que su argumento permanecería incrustado e inmóvil en ese concepto de amor platónico, propio de la juventud, cuya intensidad suele ser inversamente proporcional a la edad y madurez del enamorado. No es que dicha idea me motivara demasiado, la verdad, pues una ya pasó por aquellas etapas pueriles en las que nada parece ser más hermoso que aquello que se desea y no se tiene, o que, como en este caso, se tiene sólo a ratos y de forma incompleta. Y es que, desde el prisma de la juventud más inocente, parece que el paraíso no es sino lo inalcanzable. Suerte que crecemos y descubrimos que la felicidad es mucho más tangible y terrenal que el espejismo de lo ideal.

Pero dejemos de filosofar y volvamos a la cinta. El caso es que me equivoqué, pues la película no se anquilosa, sino que progresa, tal vez no en la dirección de una esperada y sana madurez (por parte de ninguno de los dos personajes), pero sí en el sentido de que se van añadiendo hechos y detalles que van enriqueciendo la línea argumental. Y ahí entra lo físico, hecho clave para reafirmarme en que esto no es la historia de un amor platónico. De hecho, pienso que ésta es, en realidad, la historia de dos personas que, aunque crecieron, jamás maduraron. Una fue incapaz de dotar de realidad, de ponerle freno, en fin, de superar (para aprender) una idea efímera y fantasiosa de lo que es el amor, a costa, claro, de la felicidad propia (¡qué frustrante!). La otra, del mismo modo, pasó la vida persiguiendo estrellas fugaces, dejándose arrastrar por destellos perecederos, incapaz de reconocer la plenitud en aquello que permanece al alcance de la mano. Dos personas víctimas de su propio idealismo, a las que la vida se les escurrió entre unas manos que pretendían apresar el aire. Toda una epopeya de la insatisfacción.

En definitiva, la película es una obra bella (aunque llena de desasosiego), digna de ser visionada por todo aquél que se considere cinéfilo. Puede que no todos conecten por igual con el argumento pero, de cualquier forma, merece la pena ser cómplice, durante algo menos de hora y media, de unos jóvenes y guapísimos Joan Fontaine y Louis Jourdan.

Por cierto, hoy es 14 de febrero, así que ¡feliz San Valentín! Y que viva el amor, claro.
Angie Banshee
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6
3 de enero de 2013
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vamos a ver si la película me ha gustado o no…

Me gusta: El arranque. Apenas han transcurrido 10 minutos de cinta y ya se ha liado parda. Entramos de cabeza en el meollo, sin preámbulos, cosa que, según en qué casos, se agradece.

No me gusta: El detective caricaturizado. Me pongo de mala leche cada vez que saca la afeitadora eléctrica.

Me gusta: Que me acojona sobremanera el binomio “terror - muñecos antiguos” (descartado, pues, el petardo de Chucky), más aún si son de ventrílocuo. Como precedente impactante, aún recuerdo a Hugo, el protagonista del quinto cuento de “Al morir la Noche”, dirigido por Cavalcanti. Billy no es Hugo, pero aceptamos pulpo porque queremos pasar un mal rato.

No me gusta: Que hasta Rita la Cantaora sabe que pasearse con Billy es una temeridad, pero el prota, con todo el pastel que se ha encontrado en casa, no parece darse cuenta.

Me gusta: La fotografía, la ambientación. Genial la escena del motel con la silueta de Billy apareciendo y desapareciendo con la intermitencia del neón.

No me gusta: Que Wan se haga guiños a sí mismo. Vale, hombre, que Saw ha roto con la pana, pero se nos ha subido un poco a la cabeza el asunto, ¿no, señor Wan?

Me gusta: El final, aunque el giro apeste a pretencioso (ya sabéis, se ha convertido en una moda) está logrado y pone un punto y final que, al menos a mí, me ha dejado buen sabor de boca.

Conclusión: Que no seré yo quien diga que ésta es una buena película de terror, pero tampoco me voy a traicionar a mí misma, de forma que, sin rubores, me quedo con el “me gusta”. Y, por cierto, yo sí he pasado miedito…
Angie Banshee
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5
28 de diciembre de 2012
4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pues eso, que este hombre (al menos en la película que nos ocupa) mezcla patochadas humorísticas infames, al nivel de los más tremebundos Pajares y Esteso, con destellos de genialidad y humor brillante en lo que, creo, podría incluso ser un homenaje al grande entre los grandes, Charles Chaplin, aunque salvando diferencias, claro. Y es por ello que digo que me desconcierta. La película contiene momentos colmados de majaderías ramplonas en los que he estado a punto de darle al stop y desistir, pero no lo he hecho. ¿Por qué? Pues porque ha habido otras escenas con las que me he descojonado e incluso he pensado “qué bueno”. Total, que con una de cal y una de arena he llegado al final de la cinta y, mira tú por dónde, le voy a dar el aprobado por la mínima.

La película, por lo demás, no tiene virtudes reseñables. Si me apuras, la premisa inicial, en fin, el enredo que plantea, pues tiene cierta gracia, pero pare usted de contar. Los personajes son de vergüenza ajena y la actuación de Nicoletta Braschi es penosa.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Angie Banshee
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