Una cinta con cierta crítica social sobre cómo vivimos, nuestras pautas ideales de una vida establecida por unos cánones sociales determinado regido por alguien que siempre se encuentra por encima nuestra, decidiendo por nosotros y guiándonos sobre cómo podemos y debemos actuar. La película va sobre todo eso, un modelo de vida, otorgando un cierto nivel de suspense,- no lo llamaría formalmente terror- que termina cansando, sobre todo en la parte media del film.

Una película interesante, con claras influencias de The Twilight Zone, algo repetitiva en la parte media pero que se deja ver por ese mensaje social podríamos decir y también por la actuación sobre todo de Imogen Poots.

Estamos en una etapa donde la información, el marketing y las ganas de llegar al gran público sea como sea, provoca que en trailers, videos y material audiovisual de las películas se muestre más contenido del que se deba. El aficionado cinematográfico o el espectador llega a las salas de cine con muchísima información. Los trailers de la cinta de Daniel Espinosa no han sido una excepción a tal caso y ya veíamos muchos de los detalles que se vieron en el film, un detalle que saca de quicio a cualquiera que quiera tener una experiencia más o menos disfrutable en el cine.

Se intuía que nos encontraríamos ante una mezcla de Alien de Ridley Scott con Gravity, de Cuarón, entrelazando una cinta de terror con detalles de supervivencia en el espacio, en este caso, en la Estación Espacial Internacional. Y ése es el mayor problema que tiene la película, que recuerda más de lo necesario, no solamente a esas obras, sino también a otros clásicos de la ciencia ficción y el terror, como pueden ser La Cosa, Sunshine, etc. A esto deberíamos unirle los fallos de guión y las conversaciones entre los protagonistas, mediocres, sin olvidarnos de las maniobras, actuaciones y protocolos que realizan cuando las cosas se ponen feas, que son muy poco creíbles. Sabiendo que se trata de un grupo de astronautas, con una preparación enorme en todos los sentidos, capaces de saber actuar en situaciones de alerta máxima, sea la que sea, es increíble como deciden hacer lo que les vengan en gana llegado el momento. Un desastre en ese sentido.

No todo es negativo en la película de Espinosa, y hay que destacar el diseño de esa forma viviente extraterrestre, con sus características fisiológicas y biológicas, esa enorme inteligencia que demuestra en todo el metraje. Después los efectos especiales y la factura técnica merece una mención sobresaliente, sin olvidarnos de las situaciones de terror y tensión, que están muy bien dirigidas.

Una película con sus pros y sus contras, convirtiéndola en una obra que no destaca de manera notoria, que no llegará a ser un referente en el género, pues recuerda ya a otros clásicos, pero que entretiene y cumple su cometido. Correcta, sin más.

Película de tono periodístico basada en los hechos reales de los pegotes y bulos que se inventaba Stephen Glass cuando escribía en el The New Republic de Whashington D. C para tener relevancia, estar en la ola, ser alguien de referencia en el sector del periodismo. Una cinta que cumple con su objetivo de trasladar qué ocurrió, además de explicar, no de manera muy compleja ni profunda, cómo funciona una revista de cierto prestigio como es la citada en este caso, en el aspecto de edición, corrección, contraste de información, fuentes, etc. Esa parte que revela cómo es el trabajo de un periodista de una máxima publicación es bastante interesante así como la investigación de cómo se descubrió todo el pastel.

Lo que no me terminó de convencer es el elenco de actores, sobre todo el protagonista, Hayden Christensen.

Lejos de las pretensiones de una película de tintes políticos, de investigación sobre unos hechos de grandes dimensiones; nada de eso se encuentra aquí. Se deja ver.

Las películas de grandes monstruos, del género Kaiju siempre han sido muy esperadas por el gran público sobre todo a mitad del siglo XX y muy prolíficas por aquellos años, sobre todo en el mercado japonés, en el cual el éxtasis por este tipo de películas alcanzaba cotas altísimas. Con la tendencia en la actualidad que existe en Hollywood en el cual grandes compañías quieren crear y expandir sus propios universos de personajes, Warner no puede ser menos--y se unen a Marvel, DC, Universal-- y quiere también hacer lo propio con Kong y Godzilla, enlazar líneas argumentales y unir ambos en futuras películas.

Artísticamente este Kong es sobresaliente, cada plano está estudiado al milímetro para causar un impacto visual, la iluminación, la fotografía, esos encuadres para que veamos la diferencia en cuestión de tamaño entre las criaturas de la isla y los personajes. Una absoluta maravilla, además con esa estética setentara situada en el marco histórico tras la guerra de Vietnam, con esa música. Maravilloso.

Todo en esta película, si lo comparamos con otros films donde sale King Kong, tenemos a un mono mucho más grande, más visceral y agresivo en las contiendas y peleas, sin olvidarnos del papel de vital importancia y el rol que tiene en el equilibrio natural y medioambiental de la isla y sobre todo, y para mi tiene un grado de suma importancia, tiene una connotación de sentido común en muchas de las situaciones que ocurren, pero no roza el nivel de despropósito de sensibilidad que le querían dar en otras películas pasadas. En ese sentido esta película se distancia de otras del mismo corte aportando una explicación del porqué de todo y dando una posible vía para que se siga explotando en futuros proyectos. Lo que no termina de convencer son los actores, sus interpretaciones, personajes planos, sin evolución, tocando los clichés de este tipo de personajes militares, desaprovechados y en diversas ocasiones, provocando vergüenza ajena a la hora de realizar algún que otro chiste. A excepción de esto último la película tiene un ritmo colosal, una factura técnica incuestionable y momentos que el espectador y fan de este tipo de obras nunca olvidarán. Muy recomendable.

Es complicado encontrarse a día de hoy en la cinematografía de cualquier país películas de terror que sorprendan y conmuevan al espectador y fan del género. Conforme van pasando los años las sorpresas van a menos y tanto productores como directores más afamados tienen que comerse mucho más la cabeza para cumplir objetivos comerciales. Atrás quedaron épocas donde el cine "giallo" marcaba tendencia o donde Carpenter, Craven y compañía creaban obras maestras del terror. Quién no se acuerda de la década de los 80 y esos "slashers" de principio de los 90. Inolvidable.

Uno de esos directores actuales que más aman el género fantástico-terror es Guillermo del Toro, solamente tenemos que repasar su filmografía. Es un hombre que si vemos sus entrevistas, sabe de lo que habla, es un estudioso y no es un mero director que lleva a buen puerto sus proyectos-que también-, es que ama lo que hace, le gusta desde mucho antes de dedicarse profesionalmente al cine. De pequeño se empapaba de cómics, novelas, relatos, se veía series de terror. A día de hoy pocos hay en el mundillo que pueda relatar a tal nivel su afición por el género.

Su última película, "La Cumbre Escarlata", es una cinta de drama romántico en un marco de terror que encuadra a la perfección, uniendo tan bien esas dos partes que tiene la película. Puede que el primer tramo del film abuse de un ritmo algo más lento, pero necesario para desarrollar todo lo que está por venir en la recta final. Visualmente, a nivel de producción y fotografía el bueno de Guillermo del Toro nos vuelve a deleitar con una belleza plástica sin igual, el maquillaje, la vestimenta de los personajes, los decorados, la fotografía; todo es magistral en ese sentido. El nivel de los actores bastante decente y la historia, aún siendo la típica historia de amor con aristas tristes y violentas, se fundamenta en los grandes clásicos, pero aderezado con fantasmas. El mayor problema de la cinta radica en cómo está contado, en su estructura narrativa, en su ritmo, pudiendo haber dinamitado la película con algo más de sustancia, pero a pesar de eso, cumple las expectativas sobradamente.