Uno al contemplar Ágora puede sacar dos conclusiones muy claras, por un lado, que Amenábar es un director más que solvente y, por otro lado, que es un apasionado de la astronomía. Ambos factores pueden definir perfectamente la película que nos presenta.

Por un lado, Ágora es un peplum clásico: con grandes decorados, algunas batallas y cierta intriga entre las clases políticas. Si el inicio es prometedor, contando con rotundo sentido del ritmo la caída de la biblioteca de Alejandría, el desarrollo con esa mezcla de clase teórica de Hipatía sobre los astros y las intrigas políticas, dejan a la película a medio camino perjudicando en gran medida el climax que requería el final. El espectador se siente frío ya que donde debería emocionarse no lo hace por la clase de historia que ha visto anteriormente, allí donde se requería un carácter épico sólo se consigue la indiferencia.

A pesar de ello, la película es interesante, muy bien rodada y con actores que cumplen sin brillantez. Amenábardemuestra que es capaz de llevar una película de presupuesto pero que es muy frío al rodar sus historias. En películas como Abre los ojos o Los otros es entendible, incluso necesario, pero ante una historia así requería de mayor emotividad.

Interesante su discurso contrario a los fundamentalismos, y sobre el uso de Dios que se ha hecho a lo largo de la historia.

A pesar de sus problemas es una película interesante, y es bueno ver a un tipo como Amenábar indagar en otros géneros, no haciendo siempre la misma película como ocurre a muchos de sus compañeros.

Realizar una película adaptando cinco novelas parece ser una labor muy complicada, si a todo ello le añadimos que cada una de las cinco novelas cuenta una aventura distinta, la labor de adaptación es aún más compleja.

Alatriste es la producción más cara del cine español, y aunque parezca mentira le falta dinero para contar una historia de tal calibre. El director Díaz Yanés ha preferido empapar la película del aroma que respira cada una de las novelas. Desde ese punto de vista, la historia queda un poco desequilibrada pero como retrato desesperanzador del Siglo de Oro es más que interesante.

La película, como las novelas, intenta reflejar una época contradictoria. Por un lado, la época histórica con más talento en nuestro país (Quevedo, Velázquez, Lope de Vega, etc.) pero por otro lado, un país inmerso en unas guerras absurdas sin los medios suficientes para hacer frente a sus enemigos. Todo ello contando desde uno de los personajes más interesante que podemos encontrar en la literatura actual, Diego Alatriste y Tenorio. A través de su figura conocemos al prototipo de mercenario del siglo XVII, por un lado, un mercenario con pocos escrúpulos, pero por otro, un hombre muy leal con todos sus compañeros.

El principal problema es que la película queda un poco desquebrajada, ya que el simple reflejo de una época no es suficiente. El montaje es bastante horroroso, algunas situaciones pasan porque sí, y por tanto el desconcierto en el espectador es total en grandes partes del metraje.

Viggo Mortensen con su marcado acento argentino puede llegar a chiririar pero según avanza la película su interpretación es más que convincente, y desde mi punto de vista, es su mejor actuación hasta la fecha. Por otro, cabe destacar a Juan Echanove que hace un Quevedo impresionante y a un Eduard Fernández que hace una brillante interpretación como amigo fiel de Alatriste.

En definitiva, una película que despertó demasiadas expectativas, sobretodo el público esperaba encontrar una película de aventuras típica y se encontró una película muy distinta. Un poco irregular en el comienzo pero totalmente descriptiva de una época según avanza. Por tanto, tan contradictoria como la época que refleja.

Pozos de ambición supone la incursión de Paul Thomas Anderson en un cine muy diferente al que nos había ofrecido hasta la fecha. Catalogado como uno de los creadores jóvenes con más talento y con los proyectos más imaginativos. Anderson rompe los esquemas y nos ofrece una película con un clasicismo brutal. En ocasiones, no es bueno porque se confunde el clasicismo con la levedad y la autocomplacencia del espectador, todo lo contrario a lo que le ocurre a esta cinta.

Pozos de ambición impregna cada fotograma de una gran dureza: la crudeza de los paisajes, la mirada perturbadora de Daniel Day- Lewis, el credo que práctica Paul Dano. Convierte a la cinta en una película difícil de ver: por su temática, por la forma de comportarse de sus personajes y por su música (excesivamente experimental para mi gusto).

La ambición y la visión codiciosa (ya no tan contemporánea) del antihéroe en busca de su beneficio propio ha sido plasmado en numerosas ocasiones en el cine. Pero la película de Anderson no explora en el motivo de su comportamiento sino simplemente lo da por hecho. Quizás aquí la película peca de falta profundidad en un tema tan importante para entender al personaje.

Lástima que Anderson no mantenga el pulso narrativo en la última parte de la cinta. Donde un uso horroroso de la elipsis y una escena final bastante discutible están a punto de echar por tierra dos horas de buen cine.

Daniel Day-Lewis hace una interpretación maravillosa, pocas veces una interpretación tan al límite es tan efectiva.

Creo que con los años la película cogerá mayor protagonismo hasta convertirse en un clásico y puede ser que la nota de un servidor sea modificada en futuras fechas. El tiempo lo dirá.

Cassandra's Dream vuelve a hablar del sueño de ascender socialmente de la forma que sea. El hombre en su condición de humano es capaz de las acciones más atroces pero también por su misma condición es capaz de arrepentirse. Este tema no es nuevo en la filmografía del director neoyorquino. Ya lo trató en Delitos y faltas, haciendo un profunda reflexión sobre lo perdido ya sea por temas amorosos o por una acción que nos aleja, aunque sea paradójico de lo conseguido. En Match Point, Allen quería reflexionar sobre el papel que juega la suerte en cada acción humana y para ello decidía construir un marco y una reflexión sobre el ascenso social. Quizás Cassandra's Dream deba mucho a Match Point.

En esta película los diálogos brillantes prácticamente desaparecen, es un película alejada de lo que nos tiene habituado el director. Aunque no parezca una película de Allen y quizás el guión sea errático y un tanto estancado en algunas fases del metraje, Allen tira de oficio y sigue demostrando que su clasicismo y su forma de rodar nada efectista, pero si efectiva, relanza la historia a un final, que aunque un tanto precipitado, te mantiene en tensión. El uso de la música (de Philip Glass) cuando conviene o el uso del silencio, tan habitual en su cine, conmueve en varios momentos de la cinta.

Para esta película cuenta con un reparto totalmente británico. Ewan McGregor representa al hombre que espera ascender socialmente. Su manera de entender la familia cambia según avanza la cinta. El personaje de Colin Farrell tiene muchos más matices, adicto a las drogas sus intereses futuros son más modestos. Farrell sorprendentemente cumple, hay ocasiones en que uno piensa que va a sobreactuar pero no llega a ese punto. Mención aparte es el personaje de Tom Wilkinson, episódico pero profundo e interesante. Allen tendría que haber profundizado más en este personaje.

Desde mi punto de vista no potencia lo suficiente el guión. Allen podría haber cuidado más la historia. Su obsesión por rodar una película al año hace que siempre pienses que la historia pueda dar para más. Sin embargo, estamos ante una película con la suficiente calidad. Es apasionante el papel que desempeña la familia y como se utiliza para conseguir unos determinados propósitos.

En definitiva, obviamente Woody Allen da para mucho más. El gran disfrute que nos han producidos sus películas hace que siempre esperes el máximo de él. Allen tendría que dosificarse más y cuidar más sus guiones, sin embargo, a pesar de ello, su cine sigue siendo interesante y divertido como en Scoop o dramático y entretenido como Cassandra's Dream. Ya falta menos para la película del año que viene.

El cine de Clint Eastwood está lleno de antihéroes o de perdedores que mediante las nuevas oportunidades que plantea la vida buscan la redención a las acciones pasadas. Estas situaciones las hemos podido ver en películas como El jinete pálido, Sin perdón o en Million dollar baby. En el caso de la vida de Charles Parker no es así. Es tal la negrura que destila la cinta que cualquier redención se convierte en una quimera o en una utopía difícil de imaginar.

Una de las mayores aficiones de Eastwood es el jazz y más aún la música de Parker. Eastwood intenta convertirse en un mero espectador de la traumática vida de Parker. Partiendo de la curiosidad poco a poco nos ofrece un discurso desgarrador y atroz sobre la figura del músico pero a la vez nos intenta mostrar todo lo que subyace en los entresijos del mundo del jazz.

La actuación de Forrest Whitaker es senacional, sin lugar a dudas la mejor interpretación de su carrera. Quizás le falte matices para poder entender mejor al personaje y despertar en él cierta humanidad. Éste es el principal problema de la película que nos despierta ninguna emoción en el espectador. Además de un uso del flashback desconcertante donde en diversos momentos es difícil situar la historia en una línea del tiempo.

En definitiva, una cinta interesante con una intensidad y una negrura habitual en el cine de Eastwood. No es una película redonda pero donde podemos ver algunas de las características que harán de Eastwood el mejor director norteamericano vivo.