Un thriller muy bien presentado, con una factura técnica que sorprende gratamente, que consigue crear con solvencia y sencillez una atmósfera propia. Unos personajes enigmáticos obligados a compartir el mismo espacio, quienes para sobrevivir se tienen que enfrentar, durante una larga noche desangelada y hostil, tanto entre sí como a un enemigo tan desconocido como despiadado.

Continua con buen tono y manteniendo un interés creciente con los habituales, y en este caso efectivos, giros de guión, pero poco a poco van apareciendo grietas por las que se desvanece el interés del espectador. Los personajes pierden frescura, ya que el guión no consigue humanizarlos y diferenciarlos lo suficiente para que creen lazos con el espectador. Y como grupo, más que verdadera angustia, sólo transmiten algo de sufrimiento.

Y en su último tercio aparecen serias contradicciones (ver spoilers). El guionista acaba anulando a sus personajes cuando comienza a darle forma al mensaje que quiere trasmitir, a justificar que alguien se pueda tomar la justicia por su mano, por lo que casi todo lo que ocurre está artificial y forzosamente dirigido a justificar esa premisa, lo que acaba por restarle verosimilitud a todo el relato, dejándolo desprovisto de verdad, del realismo que había conseguido otorgarle, sobre todo gracias a su excelente ambientación, hasta ese momento.

Con todos los defectos, la película tiene fuerza y se consume con ganas, incluso se disfruta durante una buena parte de su metraje, pero no consigue rematar la faena.

Es mejor que la mayoría de las se han hecho en los últimos años, ya sean de cocodrilos, de tiburones o de cualquier depredador presto ante un repentino buffet libre de humanos algo despistados. Lo mejor es todo lo que ocurre en el agua o bajo el agua, tanto visual como narrativamente, La mayoría de los encontronazos con los caimanes están bien presentados y mejor resueltos, manteniéndote pegado a la butaca, con la respiración entrecortada y con el temor en el cuerpo. Y eso por más que ocurra lo que estamos esperando que ocurra, que por ahí no aporta nada realmente novedoso más allá de que esté mejor acabado que de costumbre.

Desbarra en lo más fácil, en el cándido e insustancial pseudo conflicto familiar entre los protagonistas, concebido torpemente con el único propósito de ofrecer el necesario respiro a los espectadores tras cada escena de acción, pero a duras penas consigue alcanzar su flaco propósito. Los diálogos son anodinos, trillados, sin mordiente de ninguna clase. Además, se deja ver en exceso que el guion construye los personajes a contra-tiempo, como si su pasado fuera consecuencia del presente y no al revés. El guionista primero los coloca en la situación de peligro en torno a la que gira la película y luego les atribuye un conveniente pasado para que puedan salir airosos, para hacer más verosímil lo que allí ocurre.

Una pena porque con unos personajes mejor construidos, sintiendo unas emociones más complejas, más adaptadas a los aterradores peligros que les acechan, la película subiría peldaños de dos en dos.

El cine de acción norteamericano atesora una virtud única, gusta aunque sea malo, que además es lo habitual, porque son muy escasas las películas de este género que se pueden considerar buenas. También tiene un público bastante fiel ( cada vez menor, eso sí) que nunca pierde la esperanza de ver una buena por más que no recuerde cual fue la última con la que salió de la sala realmente satisfecho.

Esta es algo más equilibrada que otras muchas, con unas escenas de acción bien coreografiadas, bien resueltas artisticamente, incluso con un ritmo que parece propio. La trama, previsible donde las haya, acaba teniendo un peso específico considerable, con el sorprendente mérito de que no aburre por más intrascendente que sea, casi al contrario. Además el guión alterna secuencias en espléndidos parajes naturales con grandes núcleos urbanos, lo que normalmente complace al espectador. Y por último, nos obsequian con la inestimable participación de un Nick Nolte que además de tener una buena química con Gerard Buttler consigue destacar interpretando a un personaje algo recurrente, un remedo añejo y paranoico de Rambo, pero que también resulta forzado dada su edad. En el punto más negativo habría que incluir su trama política, infantil donde las haya. Y también a "los malos", manifiestamente mejorables en todos los sentidos.

En definitiva, habrá que seguir probando hasta encontrar una buena película de acción, pero esta no creo que decepcione a la mayoría de fans del género.

Si se analiza por partes, casi todo en ella es correcto, incluso bueno. Solvente factura técnica, buenos actores, un guión poco original pero potable, una fotografía poderosa, por momentos deslumbrante, con unos excelentes planos cenitales de la ciudad de New York. Pero en su conjunto no logra brillar, como si las distintas partes que la componen nunca se hubieran fundido, como si se miraran con recelo unas a otras. Igual que los personajes, que resultan superficiales. Hablan pero no se relacionan, van de una escena de un crimen a otra como si fueran los figurantes en lugar de los protagonistas, sin apenas emociones. Hay mucha acción, pero la tensión sólo aparece en momentos determinados, más como una visita que cómo si viviera dentro del metraje. Eso sí, por momentos es vibrante.

Da la sensación de que todo es un collage, un corta y pega de muchas películas, un inconcreto plagio para modernizar lo de siempre. Es un poco como las respuestas de los políticos: son profusas y bien hilvanadas, pero ni contestan a lo que les preguntan ni hablan de lo que te interesa.

En definitiva, parece que el thriller estadounidense lleva unos cuantos años estancando, esperando que alguien le señale nuevos caminos, que le insuflen oxigenados aires, un renovado espíritu. Algo que en esta más que correcta cinta brilla por su ausencia.
Pero con todo, resulta bastante entretenida y consigue mantener el interés del espectador.

Una película con alma, corazón y vida, por más que la muerte y el horror campen a sus anchas en los confines de no importa dónde. No habla de un conflicto bélico en particular, de la victoria de un bando sobre otro, trata sobre todo de la vida que hay dentro del corazón mismo de una guerra en la que sus protagonistas caminan a ciegas, con la muerte casi como su único horizonte. Rebosante de tensión más que de acción. Y de poesía al mismo tiempo, ya que cada conversación, cada historia que cuentan, cada paisaje que contemplan sus protagonistas supone un triunfo en sí mismo, un canto de la esperanza frente al terror, la vida manteniéndose a flote sobre la muerte. Ello queda subrayado por la lucha contra reloj que emprenden sus protagonistas, por el valor del tiempo en la historia y por sus antagónicas consecuencias: por un lado como enemigo, ya que nuestros héroes no pueden perder un minuto (por más que a cada minuto la muerte les aceche); pero también es un valioso aliado si se aprovecha, un potencial salvador de muchas vidas.

Además de un prodigio técnico en todos los sentidos, le otorga cierta singularidad a la mayoría de los personajes que desfilan por la pantalla, sean protagonistas o secundarios (algo parecido consiguió Sam Mendes en la también extraordinaria "Camino a la Perdición").

En definitiva, una película excelente, por más que no sea especialmente trascendente, de la que sales del cine con la sensación de llevarte algo que no tenías cuando entraste (por efímero que resulte), lo que cada vez resulta más esquivo y raro, sobre todo para los que consumimos cine con bastante frecuencia.