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Críticas de Vagabundoespiritual
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Críticas 82
Críticas ordenadas por utilidad
9
16 de mayo de 2015
19 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
La saga post-apocalíptica de Mad Max creada por el australiano George Miller a finales de la década de los 70, ha sido siempre una de mis aventuras cinematográficas predilectas. La magnífica utilización de la carretera y los paisajes como elemento demiúrgico, los personajes inmensamente carismáticos (tanto el héroe como los villanos), el ritmo trepidante y enloquecido, el humor macarra, los vehículos potentes y estrambóticos y la deslumbrante (casi hipnótica) estética post-punk que exhibía en cada una de las anteriores entregas hacía que ansiara como un verdadero “loco” una nueva historia del guerrero de la carretera.

Aunque hemos tenido que esperar 30 años desde la interesante y entretenida, aunque a mi juicio la más floja de las anteriores, Mad Max Beyond Thunderdome, para una nueva incursión en el brillante y caótico universo creado por Miller, la espera ha merecido la pena y ha sido gratamente recompensada. Mad Max Fury Road es un western-postapocalíptico plasmado en forma de orgía trepidante y feroz, magníficamente realizado y cuyos aspectos técnicos son todos dignos de alabanza (dirección artística, sonido, efectos visuales, vestuario, banda sonora, etc.), aunque destacaría por encima de todos ellos la soberbia la fotografía de John Seale y el vibrante montaje de Jason Ballantine.

La historia se erige en torno a un pretexto (o MacGuffin) para deleitarnos visualmente durante 120 minutos con un espectáculo pirotécnico bizarro y adictivo como hace mucho tiempo no se veía en una pantalla de cine. Furiosa (Charlize Theron) elabora un plan de escape junto a las jóvenes esposas-prisioneras del tiránico Immortan Joe (el villano interpretado por Hugh Keays-Byrne, el cual ya interpretaba a Cortaúñas en la primera entrega de la saga). Max, que previamente ha sido capturado por los esbirros de este inhumano líder, se verá en medio de una persecución despiadada a través de un paraje inhóspito, donde a pesar de sus reticencias, deberá tomar partido por Furiosa y acompañantes.

Los ingredientes marca de la casa siguen más vivos y potenciados que nunca en esta cuarta entrega, no sólo se ve en la pantalla el amor y respeto que Miller siente por su “criatura”, sino por todos los fans de la saga ávidos de acción sin límites y emociones fuertes. Parece mentira que este señor sea un septuagenario, porque la vitalidad y adrenalina que desprende cada fotograma de la película empequeñece el trabajo de algunos colegas suyos, mucho más jóvenes, que confunden acción y ritmo trepidante con ruido y confusión. Muchas horas viendo y analizando cine mudo, como El Maquinista de la General, demuestra el señor Miller en esta película.

Uno de los grandes alicientes de la nueva entrega era comprobar cómo le sentaría al fabuloso actor británico Tom Hardy la piel de Max Rockatansky, y la verdad es que consigue que nos olvidemos por un par de horas del recuerdo de Mel Gibson en su V8 Interceptor como imagen de este héroe parco en palabras, en perpetua lucha consigo mismo y en busca de redención. ¡Desde ya Tom Hardy es Max!

El resto del reparto está a la altura de lo que se espera de un producto como este y sus esquizoides personajes, pero lo cierto es que brilla con luz propia una Charlize Theron que está magnífica como Furiosa y se permite el lujo de robarle gran cantidad de planos al mismísimo Max (incluso me atrevería a decir que en esta ocasión Max es el secundario de lujo).

En resumen, Mad Max Fury Road es el gran bombazo cinematográfico del año (y posiblemente de lo que llevamos de siglo XXI). Una serie b “de lujo” bastarda, convulsa y salvajemente entretenida que nos lleva a los confines de un mundo post-apocalíptico repleto de sangre, fuego, arena y velocidad que formará parte desde ya de la mitología icónica del séptimo arte. ¡Una bendita locura!
Vagabundoespiritual
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7
4 de febrero de 2013
13 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
La historia arranca cuando un hombre (Matthew McConaughey) se presenta en las oficinas del FBI y le comenta al encargado de una investigación policial que conoce la identidad del asesino conocido como “la mano de Dios”, psicópata que ha descuartizado varios cuerpos a lo largo de los años. El inspector se muestra en un principio incrédulo y reticente, pero ante el relato del desconocido empieza a cuestionarse que tal vez este le esté contando la verdad del despiadado asesino. A base de flashbacks se estructura, por tanto, esta película que se engrana de forma minuciosa (al igual que lo hacía aquella maravilla titulada Sospechosos Habituales) a pesar de giros inesperados y sorprendentes, pero lógicos.

Bill Paxton, conocido actor de innumerables películas (Terminator, Aliens: El Regreso, Depredador 2, Un Paso En Falso, Apolo XIII o Un Plan Sencillo, por citar algunas de las más destacadas) se pone por primera vez detrás de la cámara (y en este caso también delante) para desarrollar de forma notable un thriller con toques sobrenaturales, sobre un psicópata que arrastra a su familia (sus dos hijos pequeños) a una espiral de locura y muerte como consecuencia del mandato divino. Las visiones que le encomiendan acabar con demonios con forma humana serán puestas en duda por el hijo mayor, el cual no termina de entender los intrincados e inexorables caminos del Señor, lo cual desencadenará consecuencias terribles.

A un guión brillante, carente de truculencia (este no es un film gore ni le interesa la sangre fácil) y provisto de múltiples lecturas (¿Es la fe ciega, locura o el camino hacia la verdad salvadora? ¿Es Dios un juez implacable con los que se salen de la senda correcta o son nuestros demonios interiores los que nos arrastran al abismo de las tinieblas?), además de algunas vueltas de tuerca “fantásticas”, se le suma una realización cuidada y certera que se apoyada en una fabulosa fotografía para crear ambientes inquietantes y un montaje dinámico, junto a unas actuaciones estupendas (donde sobresalen y de qué forma los dos niños interpretados por Matt O’Leary y Jeremy Sumpter), para brindarnos 100 minutos ininterrumpidos de suspense y tensión in crescendo muy disfrutables, recomendables y reivindicables.
Vagabundoespiritual
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9
28 de octubre de 2015
26 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bone Tomahawk es un film fabuloso, una mezcla de géneros: western, road movie en su tramo medio y el horror más descarnado, que están entrelazarlos de forma soberbia. Nada desentona en este cóctel polvoriento y de violencia explosiva.

El sheriff de una localidad del lejano y salvaje Oeste, Franklin Hunt, se ve obligado junto a otros miembros del pueblo, a partir en busca de la enfermera Samantha O'Dwyer que ha sido secuestrada, junto a un malhechor forastero, al que estaba curando en la cárcel, por unos indios salvajes de una tribu que practica el canibalismo. A pesar de la diferencia de caracteres del grupo de rescate, estos deberán olvidar sus rencillas y desavenencias para lograr conseguir con éxito su misión.

S. Craig Zahler, guionista y director, nos entrega un western atípico que va desarrollándose de forma pausada, pero no aburrida, que nos dirige de forma inexorable hacia territorios agrestes, crueles e inexplorados. El tramo final de la película (los últimos 25 minutos) está repleto de desasosiego y brutalidad convirtiéndose una guinda perfecta para una película que te atrapa en tu butaca y te deja sin aliento al concluir su metraje.

Si bien, algunos ven referencias explícitas e implícitas de obras de los maestros John Ford y Howard Hawks en Bone Tomahawk, creo personalmente que estamos ante un cruce más próximo al cine del Eastwood de Sin Perdón o El Jinete Pálido con el Tarantino de Django Desencadenado, salpimentado del cine de caníbales de los 80, que a obras como Centauros del Desierto a la que ligeramente recuerda el argumento o a Rio Bravo donde habría encajado de maravilla el personaje de Chicory.

Bone Tomahawk está realizada con sobriedad, tranquilidad y elegancia, y hace un uso magistral de los medios con los que cuenta (no podemos olvidar que estamos ante una producción independiente). Muchas cosas se pueden destacar en ella: un guión sólido, unos diálogos fabulosos, una fotografía increíble, etc., pero me quedo por encima de todo con unas interpretaciones sensacionales por parte de todo el reparto, donde brillan con luz propia unos inmensos Kurt Russell, en el papel del sheriff, y Richard Jenkins, como el sustituto del ayudante del sheriff.

En definitiva, película imprescindible (en mi opinión de lo mejor que ha deparado el 2015) que estoy convencido se convertirá en ineludible referencia de culto en muy poco tiempo.
Vagabundoespiritual
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6
21 de octubre de 2011
26 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
Empezaré por poner las cartas encima de la mesa, soy un fan incondicional de la película de John Carpenter de 1982 The Thing. Dicho lo cual se puede entender que iba un tanto reticente a ver esta pre-cuela (que no remake, aunque claramente la película de Matthijs van Heijningen Jr., está llena de referencias y lugares comunes con su predecesora en el tiempo real que no en el argumental). Fui a una maratón donde se proyectaban las dos cintas, estando más interesado en poder disfrutar en pantalla grande la película del maestro estadounidense que de la nueva producción.

He de decir que hacía tiempo que una película planteada y realizada por el tirón de la versión precedente era tan respetuosa con el material original (ya que me parecen lamentables los casos de lavado de cara de títulos como Viernes 13, Conan el barbaro o Pesadilla en Elm Street). Se nota que las personas que han realizado esta pre-cuela aman la versión de Carpenter, lo malo es que no poseen el genio o creatividad del maestro (son los responsables de la estupenda Amanecer de los muertos de Zack Snyder).

La película tiene un ritmo endiablado (que consigue que al menos no nos aburramos ni un sólo minuto, esto es más de lo que muchas películas ofrecen), una factura técnica (fotografía, montaje, sonido, FX, etc.) muy buena, unas actuaciones que no restan al conjunto (destacaría al siempre eficiente Ulrich Thomse y una estupenda Mary Elizabeth Winstead, aunque como es evidente nadie puede hacer olvidar al Mac Ready de Kurt Rusell) y una dirección correcta por parte del debutante Matthijs. Pero el gran lastre del que no consigue desprenderse (el guión) es que no la sabemos sin necesidad de haberla visto. Carpenter consiguió (a mi juicio una de las genialidades de su película) contarnos todo lo que ocurría en ese campamento noruego sin necesidad de mostrarlo en imágenes en la pantalla (haciendo que fuera el espectador quien las generara en su mente, vía algunas pistas).

La historia (el guión de Eric Heisserer y Ronald D. Moore) sigue un esquema muy similar al de la película de Carpenter (incluso homenajea, algunos dirán que plagia, situaciones) tanto a nivel narrativo como visual (lo cual no sólo no es malo sino que a mi juicio es lo mejor de la película), pero cuando intenta poner su granito de arena e intentar desmarcarse de las pautas de la versión del maestro (los 20 o 25 últimos minutos) la película cae muchos enteros. Los créditos finales con la música de la versión de 1982, consigue en parte enmendar la plana.

La puntuación (nota) puede transitar dependiendo de mi estado de ánimo entre 5 y 6. Hoy estaba generoso.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Vagabundoespiritual
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2
7 de febrero de 2010
25 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
Solomon Kane es la adaptación a la gran pantalla del personaje nacido de la prolífica imaginación de Robert E. Howard (autor también de Conan, Kull y Red Sonja).

En la Inglaterra del siglo XVI, Solomon Kane es un sanguinario asesino que libra guerras por todo el mundo en nombre de su país. Una maldición le persigue desde que saqueó un castillo en el norte de África, así que decide redimirse de sus pecados y consagrarse a la vida espiritual. Sin embargo, cuando unos guerreros dirigidos por un enigmático jinete enmascarado asesinan a unos peregrinos que se dirigen hacia el Nuevo Mundo y raptan a su hija, Kane volverá a las armas, convertido en un vengador contra las fuerzas del mal.

La película es un cúmulo de tópicos, por no decir despropósitos, mil veces visto en una pantalla (la escena de la crucifixión es vergonzosa). El guión es previsible y muy caprichoso, estando resueltas las escenas de forma precipitada y en la mayoría de los casos sin sentido dramático, lo cual impide tener la más mínima empatía por los personajes que vemos (personajes, todo hay que decirlo, interpretados sin el más mínimo brillo por parte de nadie). La realización abusa de efectos digitales (y teniendo un presupuesto limitado el film, acorde a las series B) es más un lastre que otra cosa. El final que debería haber sido un combate espectacular entre Kane y las Fuerzas del Mal queda en una mera lucha de videojuego.

Lo único destacable es la fotografía de Dan Laustsen y la dirección artística de la película que muestran una Inglaterra medieval completamente irreal, azotada por la pobreza, la anarquía y la brujería, sumida en un perpetuo y opresivo invierno donde la lluvia nunca cesa.

En resumidas cuentas, una desangelada y aburrida adaptación de los relatos de espada y brujería en un mundo salvaje y violento imaginado por Robert Howard, que debería haber dado cuanto menos para una entretenida película con un Solomon Kane perdurable en el recuerdo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Vagabundoespiritual
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