Haz click aquí para copiar la URL
España España · cádiz
Críticas de manolo
<< 1 2 3 4 5 6 >>
Críticas 26
Críticas ordenadas por utilidad
7
15 de agosto de 2015
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Walerian Borowczyk es para algunos un hortera y cursi realizador mientras que para otros es un director de culto. La apertura de la censura en la década de los setenta cristalizó, a través de su amplia filmografía, en trabajos orientados a temas eróticos de contexto más o menos histórico-moralista que hicieron el agosto en nuestro país, como Cuentos inmorales (1974), La bestia (1975), Interior de un convento (1978), Tres mujeres inmorales (1979), etc. Por ejemplo, La bestia (1975) como pieza separada de Cuentos inmorales (1974), en el proyecto inicial, es la que más crudeza desarrolla: aparece una bella joven hija del propietario de la mansión, copulando con un mayordomo negro que al retirarse de la mujer, nos retrotrae mentalmente a una escena al principio de la película, preparada por el cineasta, presentando una copulación entre caballos en el patio de las cuadras. O la escena en que la bestia persigue a una joven llena de encajes por el bosque hasta poseerla, escena que se completa con una masturbación con los piececitos cubiertos de blancos calcetines de la joven, al primate en cuestión. Y para redondear, se presenta la eyaculación del enorme monstruo, en primer plano.
Tres mujeres inmorales (1979) son tres cuentos que radican en distintas épocas, unidos en un mismo film. La primera historia nos lleva a las relaciones amorosas de Rafael, el pintor renacentista, con Margarita, la fornarina (panadera), así llamada por ser hija del panadero. Si ya de por sí los acontecimientos que rodearon la vida del pintor fueron siempre novelescos, no menos lo fueron los misterios en torno a su muerte, acaecida con tan sólo 37 años, aderezados además por la imaginación de Borowczyk. Tal vez unas “simples” fiebres tifoideas mal tratadas, enervaron las leyendas urbanas de una muerte producida por excesos en la actividad sexual, o por envenenamiento. Tal vez, simples conjeturas.
Rafael supo plasmar fielmente en sus cuadros la personalidad de los modelos que posaban para sus pinceles. La belleza de la fornarina es indiscutible pero es superada, sin lugar a duda alguna, por la sensualidad y encanto de Marina Pierro, ensalzados por la luminosa fotografía del omnipresente del director, Bernard Daillencourt. Walerian se explaya al saturarnos en este pasaje de un esteticismo calificado como obsesivo por sus detractores o complaciente para otros.
El siguiente episodio, basado en el corto relato La sangre del cordero del escritor André Pieyre de Mandiargues, nos presenta a una joven mozuela, casi una niña, que corretea detrás de un precioso conejo blanco en un verde y luminoso prado que rodea su casa. No, no es Alicia preguntando al conejo huidizo por el sombrerero loco; se trata de Marcelina que desata su sexualidad en juegos eróticos con el animalito.
El desenlace de la historia llega cuando descubrimos que toda la familia, incluida la niña, son unos voraces “cuniculúfagos”. Es cuando el erotismo inocente deja paso a los comportamientos más psicopáticos del ser humano.
La tercera historia, quizás la más atípica, pero plagada de las mismas obsesiones del director: erotismo extemporáneo y bestialismo, como desviaciones parafílicas de la mujer, nos expone en este caso su cristalización en el personaje de María que ha sido objeto de un violento secuestro.
manolo
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
9
27 de marzo de 2018
Sé el primero en valorar esta crítica
Si ya Sue Lyon en “Lolita” (Stanley Kubrick, 1962) nos presenta una adolescente perversa dotada de una notable inteligencia y con un físico arrollador desbordante de erotismo, capaz de hacer que cualquier hombre que se cruce en su camino cometa todo tipo de locuras, no ocurre exactamente lo mismo con el film que ahora nos ocupa.

Aquí se trata del personaje de Clotilde, una casi mozuela afectada de infantilismo psicótico y desórdenes parafílicos, magistralmente interpretada por una jovencísima Teresa Ann Savoy en su debut cinematográfico de la mano de Alberto Lattuada, en que el director nos muestra todo el erotismo del desnudo y trémulo cuerpecito de la joven, de una forma tierna y delicada.

Y es que Alberto Lattuada era un verdadero maestro, que sabia explotar con habilidad rayana con el arte las escenas del desnudo femenino, confirmado poco después con una casi dieciochoañera Natasha Kinski, completamente desnuda en “Así como eres” (1978), ante los atónitos ojos del espectador y un balbuceante maduro Marcello Mastroianni.

La historia contada con gran realismo como corresponde a los maestros del cine italiano, es muy sencilla, un abogado caradura, Saverio, interpretado por el sobreactuado e histriónico actor, Luigi Proietti, trata en sus negocios de convencer a la nobiliaria forrada de millones madre de Clotilde, Raimonda, interpretada por una bellísima Irene Papas, para que invierta una cuantiosa fortuna en un complejo urbanístico que él promociona. Pero la señora no le va a la zaga al abogado, viendo en él una posible solución para su hija. Entre pillos anda el juego.

El espectador se hace una idea muy clara de la situación de la bonita adolescente, que a veces sufre de incontinencia urinaria, otras grita desconsolada, a lo más balbucea, tiene juguetes, muñequitos…y una yaya niñera que la masturba para que se duerma.

En su mundo de desolación mental, la joven solo confía en el abogado y parece que está feliz en su presencia. Pero la madre acorrala a Saverio dándole a entender que el negocio y su hija forman parte de un mismo entramado en el que él es el vértice. Como es un pillo de tomo y lomo, urde junto a su ayudante y la criada para todo un rapto secreto simulado de la chica, para exigir que como ha sido violada ya no está obligado al posible matrimonio, debiendo la madre cumplir con el contrato de inversión urbanística.

Los recuerdos de Saverio de los ratos alegres que pasó con la chica, unas veces con juegos infantiles, otras con "juegos" de mayor calado, y de la felicidad que la embargaba y su ternura con él como jamás antes había conocido, hacen que el destino le juegue una mala pasada y acabe perdidamente enamorado de ella.

Buenas interpretaciones en general, con secundarios de lujo como el veterano Mario Scaccia, sin contar con las manías “hitchcockianas” del director de interpretar al médico de la familia. Completa el cuadro técnico una adecuada puesta en escena de esta fábula moralizadora en que el egoísmo y la falta de sentimientos son vencidos por la ternura y la inocencia de una bella joven con la desgracia de tenerlo todo pero no tener nada.
manolo
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
7
31 de marzo de 2014
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
El otro día tuvimos la enésima oportunidad de ver Juana la Loca por televisión. La película a mi modo de entender cumple con su cometido de entretener al espectador. Todo se ha dicho en los comentarios vertidos en Filmaffinity sobre la falta de rigor histórico del film, por ejemplo lo del personaje Beatriz de Bobadilla, que realmente fue dama de honor de la madre reina, Isabel la Católica, pero que en este caso hay otro personaje con el mismo nombre y función, junto a Juana. Pero son tantos los personajes documentados a lo largo de la historia con ese nombre, y si no que se lo pregunten a los canarios, que hace difícil declinarse por lo que ha querido expresar Aranda. Desde luego nada que ver con una bella mora, como se nos presenta en la ficción, interpretada por la escultural Manuela Arcuri, rememorando a Aldara, la morita esclava de Locura de Amor, de Orduña, con una jovencísima y bellísima Sarita, luego Sara Montiel. Yo las faltas de rigor las centraría en los aspectos de los personajes: alguien puede imaginar que, a juzgar por los lienzos de la época, Isabel la Católica tuviese ni siquiera un ligero parecido con Michelle Jenner, o la que ahora nos ocupa con Pilar López de Ayala ¡por favor! Un detalle, es que no sabemos que en aquella época ya Cristóbal Colón importó de América un frigorífico, para fabricar perfectos cubitos de hielo (no nieve), con los que servir el famoso vaso de agua que Felipe, desoyendo a su mamá, bebió todo sudoroso y claro no fue necesario envenenarlo.
manolo
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
2
29 de octubre de 2018
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un pestiño de tomo y lomo.
Además el actor Christian Clavier como siempre sobreactuando, como ya lo hizo notablemente en Napoleón, y, sobre todo, en Los Miserables. Por si fuera poco un guion inexistente y un director muy conocido en su casa a la hora de cenar. Y se acabó: pufff...
manolo
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
5
18 de abril de 2016
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El film da justo lo que se esperaba. No hay que buscar tres patas al gato, ni doscientos dientes al cocodrilo.

El veterano Michael Madsen, se luce en su papel de duro especialista, acostumbrado a estas lides con animales salvajes, depredadores y otros "bichos": Kill Bill, Species, ...y un largo etcétera.

¿No es mejor admirar la película desde su lado vistoso? La atlética Sherry Edwards, bellísima, interpretando a la joven agente de la protectora de animales. La espectacular Deedee Kumphasee, jovencísima y preciosa belleza exótica. Otra bonita chica es la amiga del protagonista encargado del zoo. Y así un ramillete al que se unen el ya mencionado protagonista, Peter Tuinstra, y su joven amigo Scott Hazell, en un entorno de playas paradisíacas en el que el único aguafiestas es el cocodrilo. Pero debo admitir, que a mí el saurópsido arcosaurio de la película, me importa un pepino.
manolo
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 2 3 4 5 6 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow