Me ha parecido monótona, como esa voz en off de Abigail haciéndonos entrar poco a poco en un amor lésbico, tema cada vez más abundante en el cine de hoy.
La óptica es 100% femenina y los hombres, los maridos de ellas, están como pasmarotes, sobre todo el personaje de Dyer, que interpreta Cassey Afleck. No se sabe bien qué coño le pasa para estar todo el tiempo como ausente.
Cuando llevamos casi una hora de película todavía no ha pasado nada más allá de la monotonía del día a día.
Luego se anima algo pero en conjunto la historia es bastante insulsa.
Me parece de esas películas en las que el director, aquí la directora, se entusiasma con ella, pero es algo personal, que no logra transmitir al espectador. No sé si más a la espectadora, quizá sí.
La banda sonora es bastante monótona también, capaz de inducir al sueño, que en mi caso lo logró, por momentos.

Qué ínfima película se atrevió a filmar Berlanga. Parece una chochez sectaria, porque en sus buenos años, y bajo el franquismo, hizo cosas memorables. Parece que cuando hay libertad de expresión para casi todo tiene vía libre la memez.
Mejor olvidarlo. Desde luego es un bodrio que no se repone, a diferencia del clásico Bienvenido, Mr. Marshall.
No es comedia ni nada, con un Segura que ni hace reír ni convence de nada, con un matiz oportunista que da un poco de asco.

A pesar de la buena puesta en escena, del vestuario y de la fotografía lo que queda es poca cosa.
Una falsa puesta al día de la Revolución Francesa con un protagonismo del pueblo que nunca tuvo. Un tirano enseguida, Robespierre y después un dictador, Napoleón.
Todo mezclado con una historia de amor, un tanto sórdida. Y mucho fanatismo disfrazado de libertad.
El actor que hace de Luis XVI más bien flojo.

La trama no está mal, pero el guión lía todo de tal modo que no tiene más remedio que dar vueltas sobre lo mismo, sin avanzar.
Todo filmado o en un ambiente brumoso o de noche. Todo de un tono ceniciento que llega a cansar.
Tramas más o menos paralelas y desesperantes, como si quisiera jugar con los nervios del espectador. Claro que eso es el suspense pero cuando se embrolla ni es suspense ni es nada.
El actor principal hace lo que puede, casi siempre él en todas partes. Pero se le ve poco resolutivo, algo inepto.

Una película fina, sobre las angustias de un viudo que se enamora de nuevo pero....
Todo en un ambiente bello, con nítida fotografía, y una prodigiosa música.
No es que sea una gran película, pero está contada con serenidad e interpretada con calidad .
(Y sobre lo que dice aquí Victoria del catolicismo como religión supersticiosa...¿sí? ¿ Lo que ha dado gente como Francisco de Asís, Teresa de Ávila, Teresa de Calcuta y miles más?
No hay que sucumbir a los tópicos.)