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España España · Santa Cruz de Tenerife
Críticas de gerardops
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Críticas 304
Críticas ordenadas por utilidad
6
21 de diciembre de 2012
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es curioso que las dos películas que vi el pasado fin de semana, pese a ser tan dispares, me hayan provocado una sensación tan parecida. Tanto “El Hobbit” de Peter Jackson como “De óxido y hueso” de Jacques Audiard, me dieron la impresión de tener dimensiones y aspiraciones demasiado elevadas para los resultados que han obtenido finalmente. Luciano Balmes decía que "la lectura es como el alimento, el provecho no está en proporción de lo que se come sino de lo que se digiere". Algo similar ocurre con el cine. La conclusión a la que llega todo espectador que pasa mucho tiempo delante de la pantalla es que las grandes películas son aquellas cuya proyección se le ha hecho corta y cuyo contenido ha sido capaz de entretenerle y de captar su interés. En ese sentido, pese a los sobresalientes logros técnicos de la adaptación de la obra de Tolkien y a los notables momentos de calidad cinematográfica de los dos estrenos anteriormente mencionados, mi apreciación fue que buena parte de sus metrajes resultaba bastante lenta e insustancial. En otras palabras, numerosos minutos visionados pero no todos digeridos, con la excepción de escasos tramos realmente brillantes.
Centrándome en “De óxido y hueso”, lo primero que he de señalar es que se trata de un drama con mayúsculas, la triste historia de unas personas sin suerte a las que las desdichas les persiguen allá donde van y que arrastran una lucha permanente y un cúmulo de insatisfacciones que agotan solo con verlas. Esta especial característica ya descarta de entrada a un tipo de público que rechaza el género al que pertenece el film. Además, su director ha optado por un estilo de narración especialmente pausado y que se acerca más al estilo de rodaje de un documental que al de la ficción. Concatena escenas de una gran carga emotiva con otras más prescindibles, que tal vez tengan sentido en una recreación hiperrealista de la cotidianeidad de sus personajes pero que, enmarcadas dentro de una producción cinematográfica, lastran su ritmo. Es probable que el realizador haya pretendido transmitir el relato de una forma tan cruda y desnuda para dotarlo de mayor credibilidad. Pero, aunque ha logrado ese objetivo, no ha podido evitar un tono general de pesadez.
No obstante, conviene resaltar los puntos fuertes de esta cinta gala, empezando por el excelente trabajo de sus intérpretes, especialmente una brillante Marion Cotillard. De hecho, la parisina acaba de recibir una nominación a los Globos de Oro por esta actuación. El Oscar que ganó por su recreación de la cantante Edith Piaf en “La vida en rosa” ya avaló su versatilidad y calidad profesional. También es justo mencionar algunas pinceladas emotivas de gran intensidad que salpican “De óxido y hueso”. Sin dejar de calificarlo como un film irregular, creo que vale la pena verlo, sobre todo por la originalidad de su propuesta.
El responsable de la realización es Jacques Audiard, todo un referente de la cinematografía francesa. Despuntó sobremanera con el largometraje “Un profeta”, que obtuvo diversos reconocimientos y galardones internacionales (ganó en los BAFTA, logró premios en festivales como el de Cannes y estuvo nominado a los premios de la Academia de Hollywood). Habitual de los César, es considerado un director de culto y motivos para ello no le faltan. Por ser un cineasta valiente, que no sigue modas ni copia estilos sino que crea, es recomendable seguirle los pasos. Ya solo por eso merece un reconocimiento, aunque su obra no convenza al cien por cien.
www.cineenpantallagrande.blogspot.com
@gerardo_perez_s
gerardops
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8
3 de noviembre de 2012
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Decía el personaje de Clive Owen en la película “The International: dinero en la sombra” que "la diferencia entre ficción y realidad es que la ficción ha de tener lógica". Y es verdad, porque si no se avisara al espectador de que lo que cuenta “Argo” está basado en hechos reales, la tendencia natural de éste sería calificar de absurda e inverosímil una trama que, a todas luces, no es creíble. Ahora bien, dando por bueno que estamos ante una realidad que efectivamente ocurrió, dicha crítica ya no cabe y sólo queda disfrutar del largometraje.
En plena etapa de tensión política, diplomática y militar entre Estados Unidos e Irán, con la Embajada de los primeros asaltada y sus funcionarios secuestrados por el segundo, el plan ideado por la CIA para liberarles fue simular el rodaje de una película de ciencia ficción en el país de los Ayatollah para, por esa vía, hacerles pasar por parte del personal encargado de la filmación. Ante semejante planteamiento, todo invita a pensar que “Argo” sea una comedia alocada y disparatada y, ciertamente, algunas de sus secuencias resultan muy divertidas. Pero se trata de un intenso “thriller” que entretiene de principio a fin.
Siempre he calificado a Ben Affleck como actor mediocre y de filmografía muy irregular. También he defendido que su posición en la industria de Hollywood se debía más a su supuesto atractivo físico que a la calidad de sus interpretaciones. Pero debo reconocer que me he equivocado o, más bien, que no le he juzgado del todo bien. Porque, aun opinando que sus inicios como intérprete son muy mejorables, posee una sobresaliente versatilidad como realizador, lo que le convierte en un cineasta que se desenvuelve a las mil maravillas en el género del suspense y la intriga y en un relevante narrador de historias.
Ya sorprendía que, entre títulos tan insulsos como “Armageddon”, “Pearl Harbor” o “Una relación peligrosa”, este californiano hubiese ganado un Oscar como guionista (a medias con su amigo Matt Damon) por “El indomable Will Hunting”. Pero desde que debutó tras la cámara con la cinta “Adiós, pequeña, adiós”, su imagen de guaperas algo torpe se esfumó y dio paso al artista, al brillante director al que vale la pena seguir. Su segundo trabajo -“The Town: ciudad de ladrones”- es una historia rodada con soltura y brillantez, con unas muy dignas interpretaciones y con una dosis de intensidad reservada al cine de calidad. Con “Argo” firma el pleno (tres aciertos de tres intentos) y nos predispone a esperar con impaciencia sus futuros proyectos. Muchas son las cualidades de la cinta, desde una correcta recreación de la época (finales de los años setenta y principios de los ochenta) a una ácida crítica política de la crisis de los rehenes (autocrítica también, ya que no esconde la reprochable actitud norteamericana en el conflicto iraní), pasando por un relato emocionante y angustioso de la huida del personal de la Embajada. El legendario Howard Hawks afirmaba que el cine tenía diez mandamientos y que los nueve primeros decían lo mismo: No aburras. En este sentido, Ben Affleck cumple a la perfección con los nueve primeros y, probablemente, también con el décimo.
El equipo artístico está integrado por un grupo de intérpretes bien diferenciados. El período de la acción que se desarrolla en Hollywood recae sobre los magníficos John Goodman y Alan Arkin, que asumen la parte cómica de la proyección. Por el contrario, la parte dramática -que tiene lugar en los centros de poder político estadounidense e iraní- se ha encargado a actores desconocidos pero que desempeñan su cometido con solvencia.
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@gerardo_perez_s
gerardops
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7
27 de octubre de 2012
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Da que pensar que todas las visiones que sobre el futuro ofrecen las películas de ciencia ficción sean tan pesimistas y presenten un planeta asolado por la pobreza y la violencia, bien sea como consecuencia de las catástrofes naturales, bien sea por culpa de la propia raza humana que, desde luego, se las pinta sola para auto colocarse al borde la superpoblación o para repetir y hasta acrecentar sus errores. Abundando en esta idea, parece ser que los artistas en general y los cineastas en particular no albergan demasiadas esperanzas en que las cosas mejoren. Así, la agorera recreación futurista de “Looper” transcurre entre los años 2042 y 2072 y traslada al espectador a una realidad no demasiado alejada de la actual. Su realizador, el norteamericano Rian Johnson, debutó detrás de las cámaras en 2005 con un innovador thriller titulado “Brick” que le reportó varios premios en los festivales de Sundance y Sitges y otros galardones otorgados por diversas asociaciones de críticos especializados, a pesar de que en España pasó desapercibido. En cualquier caso, el debut de Johnson presagiaba un buen futuro y con la cinta que ahora estrena vuelve a demostrar que no se limita a seguir la corriente. Su voluntad de ser creativo es evidente y, tal y como están las cosas, debe ser muy elogiado por ello.
“Looper” posee varios puntos fuertes. En primer lugar, la trama es interesante y el nivel de acción se mantiene aceptablemente durante todo el metraje, aunque flojea en algunos momentos de la proyección. Gira en torno a una historia compleja y original que, en mi opinión, podría haber dado más jugo pero que, aun así, da como resultado un digno producto final. Siguiendo las reglas del género al que pertenece, coquetea con el cine de acción e, incluso, con el de terror. De hecho, desde “La profecía” (1976) ningún niño se había encargado de una recreación del mal de forma más certera y agobiante.
No obstante, la cinta presenta algunas carencias. La dirección artística resulta algo pobre comparada con la media de la actual industria norteamericana para un largometraje de estas características, donde debe destacar el impacto visual futurista. Me temo que ha sido su modesto presupuesto lo que ha impedido potenciar este aspecto. Asimismo, falta cierta precisión en el guion y en la dirección de las escenas de mayor intensidad, tanto desde el punto de vista dramático como de acción. También el montaje de determinadas secuencias desentona un tanto con el clímax alcanzado en la propia historia.

En definitiva, se trata de pequeños detalles que no impiden que el resultado final merezca ser visto por los amantes del género, pese a que no estemos hablando de un título a la altura del Olimpo de la ciencia ficción, como por ejemplo “Blade Runner”. Ni los viajes en el tiempo ni la telequinesis son platos de fácil digestión para todos los estómagos pero quienes gusten de estas temáticas verán cubiertas sus expectativas con solvencia.
Dentro del equipo artístico destaca Joseph Gordon-Levitt, irreconocible debido al maquillaje y las prótesis que luce para ofrecer la versión juvenil de Bruce Willis. Este actor californiano, en cuya filmografía figuran propuestas tan interesantes como “500 días juntos”, “Origen” o “El caballero oscuro: la leyenda renace”, volverá al primer plano de la actualidad cinematográfica con el estreno inmediato de la última película de Steven Spielberg sobre la figura del histórico presidente estadounidense Abraham Lincoln. Además del ya citado Bruce Willis, también figuran rostros de sobra conocidos para los cinéfilos, como Emily Blunt, Paul Dano o Jeff Daniels, aunque -sobre todo, en el caso de los dos últimos- ofreciendo unos registros interpretativos muy inferiores a lo que cabe esperar de ellos.
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@gerardo_perez_s
gerardops
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7
12 de agosto de 2012
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El director y productor británico Ridley Scott ha rodado a lo largo de su carrera profesional obras maestras -Alien, Blade Runner, Telma & Louise, Gladiador- y películas notables -American Gangster, Los duelistas, Black Hawk derribado-. También figuran en su filmografía algunas cintas prescindibles –La teniente O,Neill, por ejemplo, no es un largometraje comparable con los mejores títulos de su autor- pero se compensan con las sobresalientes contribuciones ya citadas, de modo que cada vez que estrena un proyecto es conveniente prestarle la atención que merece. Pero si hay algo que destaca en este realizador es su versatilidad a la hora de afrontar géneros cinematográficos de lo más diverso con garantía de un resultado final más que aceptable. Del subgénero del cine de romanos al cine bélico, del drama al thriller, Scott puede enorgullecerse de haber contribuido con todos ellos a la historia del séptimo arte. Sin embargo, si existe un género por el que siempre será recordado, es el de la ciencia ficción. Tanto Blade Runner como Alien la revolucionaron de tal manera que no sólo encabezan las listas de mejores películas sino que, después de su estreno, se habla incluso de un antes y un después en dicho género.
Prometheus es su última contribución a este peculiar universo. Se trata de un buen film que posee grandes aciertos -eficaz realización técnica, magnífica recreación visual del espacio futurista, muy lograda capacidad para mantener la tensión y escenificar escenas de terror-. Sin embargo, la relegación de los personajes frente a la acción y algunos fallos de guion impiden que pueda encumbrarse a las primeras posiciones y lastran un poco el resultado final. Se le ha querido dar un toque filosófico basado en el enfrentamiento científico/religioso sobre el origen del hombre que, además de quedarse a medias (posiblemente porque se pretenda rodar otra entrega de la saga que aporte respuestas que aquí quedan en el aire), origina algunas grietas en la historia en lugar de fortalecerla y apuntalarla.
Pero todo lo expuesto anteriormente no es óbice para concluir que Prometheus es un buen título de ciencia ficción que, seguramente, agradará a los amantes del género y a los fans de Ridley Scott. Sus más de dos horas de notable intensidad e impacto visual se agradecen sobremanera en esta época en la que la falta de originalidad parece ser la tónica general.
Las actrices Noomi Rapace y Charlize Theron integran un reparto cuyas interpretaciones son correctas y, en algunos casos, -como el de Michael Fassbender- geniales. He de reconocer que el actor alemán me ha impresionado en este último año. Sus actuaciones en Una terapia peligrosa o Shame pueden calificarse de magistrales. Parece que nos encontramos ante un intérprete de culto que puede deparar un sobresaliente futuro profesional. Sensacional, por cierto, el homenaje que, precisamente a través del personaje de Fassbender, se rinde a la película de David Lean Lawrence de Arabia.
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@gerardo_perez_s
gerardops
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5
6 de octubre de 2018
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Ver una película protagonizada por el personaje de “Venom” pero en la que no aparezca “Spiderman” me parece una rareza artificial. Para quienes crecimos con las aventuras del “hombre araña”, este simbionte de origen extraterrestre, capaz de apoderarse tanto del cuerpo del tímido, bondadoso y enamorado Peter Parker como de Eddie Brock, rival del famoso fotógrafo del periódico Daily Bugle, está irremediablemente unido al archifamoso héroe de la factoría Marvel. A mí, desde luego, me ha costado aceptar esta independencia cinematográfica del villano y, en general, considero que su desvinculación de de “Spiderman” desnaturaliza en gran medida sus propias peripecias. Sin embargo, todas estas reflexiones solo tienen sentido para los clásicos aficionados de los cómics, de las antiguas series televisivas de dibujos animados o de las primeras entregas de la saga que Sam Raimi iniciara para la gran pantalla, con Tobey Maguire a la cabeza. Fuera de esos ámbitos, es poco probable que ningún espectador perciba demérito alguno como consecuencia de la separación sufrida por ambos personajes.
El largometraje responde al modelo de las megaproducciones de superhéroes que parecen imponerse en las taquillas. Un más que notable presupuesto (alrededor de los cien millones de dólares), una calculada campaña publicitaria, una apuesta muy marcada por la acción y los elementos visuales, y unos destinatarios eminentemente juveniles. Toda esa planificación se lleva a cabo con un acierto considerable. No cabe discusión acerca de la recreación técnica y la calidad de las imágenes, como tampoco sobre el hábil diseño de marketing ni el empeño por una plena apuesta a un entretenimiento basado en el ritmo narrativo. Sin embargo, se echa en falta un mayor desarrollo de los personajes, una trama algo más compleja y, sobre todo, a “Spiderman”, a “J. Jonah Jameson” y al resto de criaturas que forman parte del universo del “hombre araña”, que tan pronto provocaban una sonrisa como tensaban los cuerpos ante la trágica lucha entre el bien y el mal.
Eddie Brock es un intrépido reportero que investiga a una empresa que, de forma secreta, está desarrollando experimentos ilegales entre seres humanos y formas de vida extraterrestres. El periodista resultará infectado por un simbionte, lo que le provocará una serie de inexplicables cambios corporales. Venom se apoderará de su mente y Brock adquirirá unos inquietantes poderes que le convertirán en un despiadado y peligroso supervillano.
El director de la cinta es Ruben Fleischer, responsable de títulos como la irreverente y divertida “Bienvenidos a Zombieland” o la violenta “Gangster Squad. Brigada de élite”. Acierta en el montaje y demuestra su capacidad para filmar secuencias de acción. Quizás el principal problema estribe en el guion ya que, al centrarse tanto en la intensidad de la intriga, prescinde de aspectos esenciales para conformar una historia interesante. Y es que sea cual sea el género -ciencia ficción, cine fantástico, o basado en historietas de cómic- no se pueden obviar ni la complejidad de los personajes, ni la enjundia ni la verosimilitud.
El elenco reúne a tres excelentes actores. Tom Hardy ha tenido la suerte de trabajar en varias ocasiones con Christopher Nolan, a mi juicio el director actual más competente y destacado (“Origen”, “El caballero oscuro: la leyenda renace”, “Dunkerque”), además de haber participado en otros filmes tan relevantes como “Locke”, “El topo” o “El renacido”. Se trata de un intérprete en alza que a buen seguro nos seguirá deleitando en el futuro. A sus treinta y ocho años, Michelle Williams ya ha recibido cuatro nominaciones al Oscar y posee una filmografía verdaderamente envidiable, por lo que constituye un lujo para cualquier reparto. Por su parte, Woody Harrelson, con su cara de gracioso incorregible, ha logrado situarse poco a poco en un puesto de privilegio dentro de su profesión. Sus tres candidaturas al premio de la Academia de Hollywood así lo demuestran, siendo la punta de un iceberg con una base muy sólida.
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@gerardo_perez_s
gerardops
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