La verdad es que es bastante llamativo que no haya aún aquí ninguna crítica de "Corazón Solitario", ópera prima del tan olvidado como casi siempre injustamente infravalorado Francesc Betriu, fallecido hace poco más de un año cuando escribo estas líneas, y autor de una filmografía más que interesante, tan coherente como fiel exponente de la historia reciente de nuestro país.

Y es que "Corazón Solitario", que prefigura de algún modo lo que luego será su cine, es incluso considerada aisladamente una obra no solo muy destacable si se tiene en cuenta la época en que se rodó y los resultados obtenidos, sino una corrosiva sátira muy disfrutable hoy en día. No en vano, junto a Betriu, participaron en el guión nada más y nada menos que unos entonces aún jóvenes Manolo Gutierrez Aragón y José Luis García Sánchez.

En gran medida la película es una sibilina revisión satírica de los melodramas musicales de Sara Montiel y más en concreto de “El ültimo Cuplé” (Juan de Orduña, 1957), al que se alude explícitamente, si bien no faltan tampoco en la trama claras alusiones a otras cintas de la actriz manchega, como "La Dama de Beirut" (Ladislao Vajda,1965).

Y es que salvo en las dos adaptaciones literarias que realizó -"La plaza del Diamant" (!1982) y "Requiem por un campesino español" (1985)- Betriu seguiría practicando este camino tan español de la sátira y el esperpento a lo largo de toda su carrera y de ahí proceden filmes tan divertidos y a veces incómodos como "La Duquesa Roja" (1996) o "Una Pareja Perfecta" (1997), por no hablar de la que para mí es su obra maestra,, muy en la línea de las alegorías que por entonces hacía Carlos Saura, pero dándole una genial vuelta de tuerca gamberra: La estupenda "Los Fieles Sirvientes" (1980).

O desmadres tan corrosivos como la sórdida y feroz "Furia Española" (1975), o la más festiva "La Viuda Andaluza" (1976), además de la menos guerrillera política y socialmente pero más melancólica "Sinatra" (1988).

Y lo bueno de esta cinta, la primera de todas las de Betriu, es que todo ese gamberrismo está mucho más contenido, aunque no le falten a la historia los mismos elementos que después seguirán presentes en su obra: la prostitución, la represión sexual, las relaciones establecidas por correspondencia...o la soledad y las miserias humanas…

Porque al igual que el Alfredo Landa de "Sinatra" o el Cassen de "Furia Española", el protagonista de esta peli interpretado por Jaques Dufilho, se encuentra muy solo. Y como a Sinatra, todo le sale mal, no se sabe muy bien si por su inocencia o por buen corazón, como a la Justine de Sade o al Cándido de Voltaire. Pero en este primer antihéroe de Betriu todo es incluso aún más grotesco, como cuando se plantea seriamente si puede haber dejado embarazada a su protegida Rocío de Córdoba (La Polaca) por compartir ambos alguna toalla.

El director de la estimable “Maciste contra el vampiro” abandonaría el cine para dedicarse exclusivamente a la pintura tras esta película que fue ya de las últimas de la saga Maciste y en la que el musculoso héroe vuelve a estar involucrado en una trama propia del festival de Sitges, si bien en esta ocasión está más orientada a la ciencia ficción que a lo fantástico-terrorífico.

Si bien esto último la distingue un poco del resto de la serie y, como la mencionada, la peli tiene tanto argumental como formalmente un tono más oscuro y lúgubre, tampoco está muy alejada de la línea general de la serie en los temas que se tratan y en eso que alguién ha llamado los estilemas propios del peplum y, más en concreto, de la serie Maciste: reina malvada, rival buena, pueblo sojuzgado, amoríos peligrosos entre la malvada y el héroe tras ser apresado y exhibir su fuerza, evasiones inverosímiles tras ser apresado…

Todo esto la hace entretenida, aunque adolezca de alguna que otra falta de sintaxis bastante imperdonable, tal como sucede, al menos en la copia que yo he visto, cuando la heroína deja al héroe en una celda y dos planos más tarde lo encuentra encadenado en otra ubicación completamente diferente en una inexplicable y torpe elipsis.

Con todo, también tiene sus momentos, como la lograda atmósfera de pesadilla final, pero dentro de un tono menor y sin que haya mucho que destacar.

Eso sí, Sergio Ciani (Alan Steel) vuelve a acreditarse, a mi juicio, como uno de los mejores intérpretes de Maciste, junto a Gordon Mitchell en "Maciste el Coloso", frente a blandengues mucho más lánguidos e inexpresivos como Kirk Morris o Mark Forest.

Gentilomo, ya se ha dicho, se fue del cine con esta peli, con solo 55 años y nada más y nada menos que 35 largometrajes de ficción a sus espaldas, Una decisión que a la larga se debió revelar bastante inteligente si se tiene en cuenta no solo lo mucho que había hecho hasta entonces, sino que muriese ya nonagenario a principios de este milenio.

Interesante crossover de la época pese a sus limitaciones. En una España ucrónica, que se supone del XVI, dos jóvenes primas herederas del rey de Nogara se enfrentan por su sucesión y cada una de ellas recurre a uno de nuestros héroes.

Dirigida por el todoterreno y polémico Umberto Lenzi, la peli entretiene pese a su limitaciones gracias a su buen ritmo; a un guión bien planteado y desarrollado pese a su esquematismo. Y es que, pese a algún defectillo, el macguffin del testamento funciona bastante bien, y visualmente hay secuencias como las del carnaval en la taberna bastante curiosas.

Una aventura de capa y espada de serie B digna y con encanto en el que las interpretaciones de la malvada Moira Orfei (la hermana mala) y la simpática Maria Gracia Spinna (la buena), junto a las del resto del elenco, también contribuyen a elevar a la peli pot encima de la mayoría de los peplums de la serie Maciste.

Sergio Ciani, que haría muchísimos peplums de la serie Hércules y que por aquello de que los musculosos tenían que tener nombre anglosajón se hacía llamar casi siempre Alan Steel, es asimismo un Maciste bastante mejor que la media. Por no hablar de la presencia de otros característicos como Massimo Serato o Andrea Aureli que están aquí bastante bien.

Sin ser nada del otro mundo, se distingue de otras pelis de Maciste por aunar la habitual trama de la serie (consistente casi siempre en la restauración en el trono del buen soberano, preocupado por su pueblo, frente a los pérfidos usurpadores que solo quieren explotarlo) con cierto sentido del humor muy beneficioso.

Ambientada en un escenario, el del mundo romano clásico y los gladiadores, menos excéntrico que el de otras entregas de la serie, incluso pretende tener, en lo que cabe, cierto tono costumbrista, alejado del colosalismo y las batallas multitudinarias con miles de extras de otras entregas de la serie Maciste. Lo cual no quiere decir que las peleas individuales no abunden y estén, además, por eso mismo, muchísimo mejor curradas, con más abundancia de primeros planos y cuidado de los detalles.

En definitiva, una peli sin pretensiones y bastante disfrutable, que posiblemente sea de las más salvables por su calidad de la larga serie del musculoso héroe, junto a “Maciste, el coloso”, “Puños de Hierro” o “Maciste contra el jeque”

Interesante y diferente entrega de la serie Maciste, siquiera sea por estar ambientada en el siglo XVI y encuadrarse en unos ficcionados enfrentamientos entre españoles y musulmanes en el norte de Africa y en las intrigas sucesorias en torno a un supuesto Ducado de Málaga, aunque la mayor parte de la acción se desarrolle al sur de Gibraltar.

Dirigida por Paolella, que enseguida se encargaría de otras dos pelis del personaje ambientadas en la misma época, pero en Extremo oriente, fue sin embargo la única de la serie protagonizada por Ed Fury. El guión, en el que intervino el luego famoso director Sergio Sollima, se sale un poco de lo habitual en las pelis de Maciste (el típico maniqueísmo de buenos y malos no está tan marcado, no hay apenas morbo de matanzas y torturas, tampoco cataclismos) y desde la premisa a la resolución final del relato está presente la cuestión de las relaciones entre cristianos y musulmanes, con clara intención pacifista.

La historia está además bastante bien conducida y aunque posee algunos defectos derivados de la precariedad con que seguramente se rodó, se trata de detalles que incluso aportan cierto encanto naif, por no hablar del ligero y pespunteante sentido del humor que impregna muchas escenas y que siempre se agradece, incluidos algunos gags visuales en las secuencias de peleas que parecen anticipar los de los futuros filmes de Terence Hill y Budd Spencer.