Historia entretenida y personajes peculiares para una carrera a contrarreloj que rebosa contenido político al tiempo que esboza un microcosmos febril y caótico que deja la puerta abierta a la exploración detallada de una mitología que tan solo sugiere. Carpenter crea una atmósfera excepcional dentro de un mundo estremecedor que no abandona del todo la realidad aun cuando se adentra en su propia caricatura. Como guinda del pastel está Snake: antihéroe tan memorable que (literalmente) no hay nadie que no esté al tanto de su existencia. Russel interpreta un arquetipo de lengua ácida y mirada fulminante; un outsider con nombre y apellido carente de escrúpulos pero no retorcido. A pesar de la atractiva combinación, los minutos pesan y la cinta tropieza en algún que otro aspecto. Sin embargo, el disfrute pueril y el sobresaliente apartado técnico compensan con creces sus carencias: a casi cuarenta años de su estreno todavía es capaz de sacar los colores a muchas superproducciones actuales.


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Su dignidad, aun en suelo americano, asoma cuanto más se acerca a sus raíces (Leone y Morricone) consiguiendo huir del convencional canon estadounidense. Es una poco inspirada y (seguramente) no intencionada reproducción de Al final de la escapada; pero también hace de hermana mayor, aunque menos talentosa, de Malas Tierras. De desarrollo abrupto con olvidable planteamiento el interés se aviva con la aparición de Rowlands, y se mantiene hasta un inusual final que, por acostumbrada escasez, agradezco personalmente. En medio de todo (cómo no) está Cassavetes. Con densa presencia y atractiva personalidad su McCain aguanta el tipo y consigue evitar la tragedia; al menos la nuestra (de caer en el más común de los aburrimientos). Pues aunque la cinta yerra lo que no está escrito en la construcción de sus prescindibles subtramas y su cuestionable retrato de los lazos amorosos y paternofiliales, nada impide que “The Ballad of Hank McCain” se eleve sobre el conjunto recordándonos que, de poder conocerse algo en esta vida, nadie lo conoce como McCain.


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No negaré que Ocho apellidos vascos tiene grandes puntazos pero el conjunto se desmorona, unos pocos chistes y situaciones graciosas no salvan a este simple y facilón proyecto del cine español para poder embolsarse dinero a base de fusilar al país con publicidad.

No es sino otra comedia romántica llena de tópicos exagerados al máximo que ha encontrado un modo muy efectivo de golpear la taquilla dando el mismo plato que se reparte todos los años entre el ingenuo y facilmente manipulable público español, práctica que para mi desagrado se ha repetido y se va a seguir repitiendo siempre. Se hizo con "Que se mueran los feos" (por poner un ejemplo) y se ha vuelto a hacer con "Perdiendo el norte" o "Ahora o nunca".

En su defensa diré que esta es de lo mejor que hay dentro de lo peor. Dani Rovira tiene química, Clara Lago resulta como pareja y en sí es graciosa pero no puedo quitarme de la cabeza la prescindible historia de amor, la actuación de Carmen Machi (¿Un Goya a cuenta de qué? no puede haber personaje más inútil) y la inevitable sensación de estar viendo sketches de La hora de José Mota.

Creo que es un claro ejemplo de cómo se mueve el cine de nuestro país, sus intereses y lo poco que aparenta tener que ofrecernos. Da que pensar.

Olvidaros completamente de todo lo que creíais saber sobre las películas de acción y sed testigos de como "Mad Max: Fury Road" las desmonta a base de locura y explosiones.

Yo no suelo perder el tiempo con películas de acción porque es un género que sinceramente no me atrae nada pero lo que he presenciado hoy...
Intentaré expresarlo.

Un guión ridículamente sencillo que desprende más emoción que la gran mayoría de películas actuales sirve de base para una historia de persecución sin tregua en un ambiente post-apocalíptico rodeado de personajes bizarros idólatras de un extraño líder tirano, mujeres guerreras que llevan la voz cantante y cómo no... Max. Todo ello junto implosiona como un bidón de gasolina ardiendo, desata una sucesión de sangre, colisiones y explosiones con pequeños paréntesis perfectamente distribuidos para continuar la trama y tomar un respiro entre tanta acción.
Aquí se puede encontrar venganza, amor, odio, esperanza y redención.
Por último mencionar el ambiente feminista de la cinta que es un detalle muy acertado al igual que la pareja de protagonistas (Hardy y Theron forman una excelente pareja tratando de desenvolverse en una sociedad humana con una ética y moral cuestionables).

"Mad Max Fury Road" no deja a nadie indiferente, te pega al asiento y si la dejas llenará tu cuerpo de adrenalina. Sin ser fan del género aplaudo el trabajo de George Miller que aunque no genial me parece de una gran calidad.

He sido testigo.

Hace unos años mi tio volvió de un viaje a Islandia y le regaló a mi padre Heima de Sigur Rós (Una de las bandas favoritas de papá). En aquel momento mis conocimientos musicales no iban más allá de AC/DC. Allí cogió polvo en el armario hasta que un día solo en casa a la edad de 15 años decidí ponerlo en mi reproductor. No era consciente de lo que estaba viendo y la combinación de música e imagenes sobrepasó los límites que yo tenía en ese momento. Más tarde encontré el amor verdadero pero intermitente de una chica cuya banda favorita era (y es) Sigur Rós. Hará unas semanas decidí repetir mi experiencia con esta película...

No tengo palabras para describir lo que me hicieron sentir esos paisajes, esa música, ese conjunto de todo. Heima significa "En casa" y así es como me hizo sentir este documental, solo existía yo en mi habitación y no quería que eso terminase jamás. Nunca he sido fan de la banda pero maldita sea su música puesta en el contexto de su hogar (Islandia) cobra un sentido más allá de lo que esperas.

Dejando a un lado mi experiencia personal la película es tecnicamente perfecta, esquisitamente cuidada al mismo tiempo que 100% natural. La oportunidad de ser testigo de la nostalgia de los componentes de la banda y el amor y respeto que tienen por su tierra no tiene precio. Sin ser fan de Sigur Rós podría decir con casi completa certeza que cualquier persona con inquietud musical dispuesta a dejarse embriagar por esta experiencia cinematográfica disfrutará enormemente de ella pudiendo llegar a sentir un placer audiovisual desde el primer minuto hasta el último.

Si no la has visto no puedo más que animarte a hacerlo y dejar mi pequeño agradecimiento a estos talentosos músicos por lo que han significado en mi vida.

"Takk"