Si bien el mero hecho de estar ante la 5º entrega de una saga que una vez fue brillante ya dice bastante de hasta donde quiere Hollywood exprimir el limón, la presencia del tío McClane podía salvar el entuerto. El hecho de que esté rodada en la madre Rusia le daba ese toque de cambio de escenario que podía venirle tan bien, y el antihéroe por excelencia acompañado de su hijo para la ocasión la hacían apetecible. El único inconveniente era ese tal Moore a la dirección. Mejor no pienso lo que podría haber hecho McTiernan con esta 5º entrega. Todo se reduce a un solo factor: el dólar manda. Lo sabéis vosotros, lo sabe Hollywood y bien lo sabe el tío Bruce.

Si bien todos sabemos que a estas alturas una Jungla más poco podía ofrecer además de su carismático protagonista, nos queda el sabor de boca amargo, ese de "dejad las cosas como están". Un mito como John McClane merecía algo mejor, eso es indudable. Y no me entendáis mal: no quiero decir que esté falta de acción ni mucho menos, de hecho tiene las mejores escenas empezando por una persecución bastante espectacular y bien rodada en su comienzo. Lo que quiero decir simplemente es que como cinta de acción es bastante potable. Tiene lo que el público espera de ella. Pero no me la llamen Jungla de cristal hombre...eso no.

Motivos? hay muchos. Todos sabemos que Bruce no está ya para muchos trotes, pero aquí es un mal sucedáneo de su gran personaje. McTtiernan hubiera sacado lo mejor del John que todos recordamos. El guión es simple y manido, y las escenas inverosímiles se suceden continuamente. Se me hizo larga a pesar de ser la mas corta de la saga, y lo más imperdonable: no entretiene como debería. Conclusión: me parece muy bien que Bruce quiera seguir iviendo de las rentas, pero dejemos la saga respirar. Ya no queda nada que ofrecer, y menos todavía con la palabra "Jungla" como reclamo.

"Pánico en la Madre Rusia", incluso "Soviet Impact" hubieran sido títulos mejor recibidos. Pero la Jungla murió hace mucho tiempo, y dignamente. Prefiero recordar a John con su camiseta de tirantes sucia y manchada de sangre, recorriendo el Nakatomi descalzo, peleando encima del ala de un avión a punto de despegar, incluso desactivando bombas al lado de un inesperado compañero negro a su lado. Incluso es perdonable esa escena a lomos de un F16 arrasando con todo. Pero dejemos al antihéroe descansar. Yo, por mi parte, le presto una moneda si hace falta para llamar a Holly desde cualquier cabina pública. Al fin y al cabo, todos somos humanos e imperfectos.

Desde aquí pido el descanso del guerrero, más que merecido y necesario para McClane. Todos te queremos John, tómate unas vacaciones indefinidas. Ya has hecho suficiente.

Lo nuevo de Derek Cianfrance, que ya destacó exhibiendo su descarnado retrato del amor y el desamor en la notable Blue Valentine es una historia coral ,compleja y profunda (tanto en los personajes como en el tiempo) que vuelve a incluir en su reparto a uno de los intérpretes de su anterior film, Ryan Gosling. Y si bien en un principio puede parecer, tanto en los trailers como en su cartel, que es el personaje principal junto al de Bradley Cooper, esto supone una pequeña bofetada al espectador, pues nada mas lejos de la realidad.

Cianfrance cuenta una historia de deudas personales, de familias, de anhelos y pérdida. La pena es que se le va la mano en algún momento de la narración, y eso le pasa factura a toda la película de manera irremediable. Si bien los primeros 50 minutos son excelentes, con toda la trama que rodea al personaje de Lucas (Gosling) la siguiente hora y media restante pierde fuelle por minutos. Cooper carga con un bagaje demasiado pesado, que suponen esos primeros momentos con el personaje de Lucas como total protagonista, y que termina por hacer la cinta demasiado larga e inconexa. Si claramente percibimos que la película está desarrollada en tres actos, el primero brilla con luz propia, el segundo nos aparta de ese interés creado, y el tercero termina por desconectarnos casi en su totalidad con el carisma que prometía la historia.

The place beyond the Pines (fatalmente rebautizada aquí para no perder costumbre) podría haber sido mejor, de estructurar mejor su desarrollo y equilibrar el peso de los personajes. Lo más reprochable de la cinta es precisamente quitarnos el interés de una bofetada a partir de cierto momento, por necesidades propias de la historia, para no devolvérnoslo de nuevo. Sin embargo, y a pesar de alargar el metraje demasiado hasta un correcto desenlace, no se le pueden negar al director sus buenas intenciones. Lastima que en este caso el proyecto parece haber querido abarcar demasiado y el equilibrio desaparezca tras ese primer potente comienzo.

Del cartel, destacar la magnética interpretación de Gosling, sin duda lo mejor de la cinta y que hace recordar la personalidad del protagonista de esa cinta de culto que es Drive. Cooper lamentablemente no está a la altura de las circunstancias como debería, y los secundarios Mendes y Mendelsohn están correctos en su haber, junto a un Ray Liotta que parece haber quedado relegado a este tipo de papeles sin mayor peso.

Buen intento por parte de Cianfrance, aunque el regusto final es algo amargo junto con el descenso general que se produce después de ese más que interesante primer tercio. Habrá que esperar a la próxima.

En su desenlace, todo termina donde se originó, en ese lugar mas allá de los pinos.

Mucho ha llovido desde que se estrenó aquella cinta ochentera titulada Maniac, que narraba las atrocidades cometidas por Frank Zito, un ser perturbado que asesinaba mujeres para coleccionar sus cabelleras. Con un argumento tan manido, poco faltó para convertir la película en film de culto para los gourmets del género, a pesar de ser prácticamente serie B de la buena, y siendo su punto fuerte el conseguido personaje que interpretó Joe Spinell. Hoy, años después, Khalfoun filma el remake de rigor, que si estuvo a punto de ser filmado por Alexandre Aja, perpetrador de otros remakes bastante dignos como Las colinas tienen ojos, no desmerece en absoluto el cambio de director para la ocasión.

Se nos cuenta la misma historia, y se da lo que se promete. Es decir, estamos ante un slasher donde los haya, en el que la característica más atractiva aparte de contar con un nuevo y escalofriante registro de Elijah Wood como Zito, es estar filmada en la mayor parte de su metraje desde los ojos del perturbado, jugando con imágenes de Wood reflejadas en espejos en momentos puntuales. Y hay que decir que si el actor sale con nota del atolladero en el que se había metido tras ser el amigable y risueño Frodo Bolsón en aquella bendita trilogía, es seguramente gracias a dos cosas: que es buen actor y aquí lo demuestra, y que tiene las pelotas de un tamaño bastante considerable al aceptar un papel tan complejo como arriesgado.

Con todo, son 90 minutos de tensión, gore moderado al mostrar algunas ejecuciones de manera explícita y el enfoque a la hora de filmarla por Khalfoun aportando un aire fresco al remake. No apto para sensibles, eso sí, además de que destrozará sin piedad la dulce imagen de aquel hobbit al que todos cogimos cariño, elevando por otra parte la categoría de Elijah como actor.

Sin duda uno de los remakes que merece la pena destacar en el género. La inquietante banda sonora y el pequeño homenaje a cierto personaje de El silencio de los corderos hacen de Maniac una bonita pieza coleccionable para los amantes del slasher sin concesiones, y para pasar un mal rato al espectador, que asistirá angustiado a la caza que el psicópata da a cada una de sus víctimas para luego completar su grotesca colección. Destacan como ya han dicho otras críticas los momentos en que el personaje sufre de repentinas migrañas. En este aspecto, Khalfoun ha conseguido un fidedigno retrato de la psicopatía del asesino, haciéndonos partícipes directos de lo que siente y experimenta el mismo.

Una pequeña delicia.

Como estáis, queridos fieles:

Soy Tony Stark, ya sabéis. Vuestro dios particular. Pero como estamos en familia, podéis llamarme Tony a secas. Y me he decidido a escribiros habiendo leído vuestras opiniones sobre mi nuevo periplo en los cines. Y bueno, qué puedo decir. Ya que me debo a vosotros, os entiendo. Quiero decir, que entiendo los cabreos, los pataleos, y los gritos. Y también a los admiradores de verdad....de hecho a esos mucho más. Por descontado entiendo a la chica de la 4º fila, si tú, la rubia. ¿No nos hemos visto antes? ¿Kimberly, no? ¿O era Stacy? Jarvis, envíala una invitación para cualquier fin de semana. Sólo cenar. Prometido. Y bueno...sobre los nuevos juguetes.....pues sí, me ha costado. Muchas horas en el garaje, ya sabéis. Algún inconveniente, algún que otro moratón...pero bueno, todos tenemos que tener distracciones, y sé que eso os divierte, al menos a algunos. Oye...el de la fila de arriba, ¿por qué estás tan serio? no te gustó lo del Extremis? tienes cara de comiquero....esa camiseta con el escudo del capi te delata, ese flequillo adolescente...¿no has leído el comic? bueno, no importa...y sí, ya sé que nos tomamos nuestras licencias con respecto al comic. El asunto es que habéis venido a divertiros...y veo todo un verdadero menú de caras despúes de los créditos. Jarvis, podrías poner algo de luz en la sala, ¿música de AC DC quizá? eso animará a los mas serios, seguro. Jarvis, pon el cd. Eh, eh...los papis de la 6º fila, esperad un poco! total, mañana es domingo, dejad que los críos se acerquen a mi...hay escena post créditos, no queréis verla? ah claro, entre palomitas, refresco y demás os han dejado tiesos. No os culpo. Jarvis, extiéndeles un cheque. Y una figurita del Mark 43 para el crío, tiene los ojos como platos, debe haberle gustado....¿veís? eso es un fan satisfecho! Los papis parecen más serios. Bueno, un mal día lo tiene cualquiera. Sed buenos y cuidadme a esos pequefans.

En fin, que me lío. Entiendo el cabreo de algunos, en serio....hicimos un poco de trampa. Esos carteles promocionales, el Mandarín, los giros de trama, quizá un humor exagerado, etc. Si, lo admito, ¿contentos? pero así es el cine, no podemos satisfacer a todos. Y os he escuchado reir durante todo el maldito metraje, no podéis negarlo. A la mayoría, menos a ese grupo de 3 de la última fila, ya sabéis quienes sois y no señalo a nadie. Los 3 con gafas. Jarvis, hazles un abono del precio de la entrada. Ah, que de eso no me encargo...hablad con el gerente. Un tal Stan Lee, está en el despacho y atiende reclamaciones. Ese os lo soluciona, yo sólo construyo armaduras.

Venga, venga, esas caras serias. Que ha sido una despedida por todo lo alto! menuda traca final os tenía preparada. ¿He oído aplausos? pues claro que los he oído. De los que venían a divertirse! el resto estáis de funeral, por amor de Dios....no me miréis así. O hacedlo, por vuestra cuenta o riesgo....total, el Extremis lo domino yo, y las Mark también. O casi....bueno, no os entretengo más. Happy me espera fuera y tengo que regalarle un reloj edición limitada a cierto amigo. Han sido 3 citas interesantes, os he cogido cariño. No en serio! sobre todo a vosotras, que los acompañáis a ellos y al final lo pasáis mejor aún, confesadlo. El cambio de director no ha sido cosa mía, pero no negaréis que Shane no ha cumplido la promesa. Ya veo que os váis....en fin. Besos para ellas y abrazos para ellos. Lo hemos pasado bien, ha sido un largo viaje. Ya podéis seguir con vuestras vidas. De hecho yo, tengo mucho que hacer. Mucho en lo que trabajar y cosas que reconstruir. Ya sabéis de que hablo. Y no quiero lagrimas. Resultaría...inadecuado y embarazoso.

Pero al menos admitidlo...todos querríais ser yo. No...no lo digo con arrogancia, sino con cariño. En realidad todos somos Iron Man, porque yo lo soy gracias a vosotros. Y no me miréis así, que al final me emociono, y no quiero que Pepper me vea así.

Y tú, el de la camiseta del capi, espera a los Vengatas 2. Así te resarces, y espero que no te devuelvan la entrada, fan ingrato. Vete a ver Crepúsculo. No, es broma.

Jarvis, apaga las luces. Y avisa a Happy de que ya salgo, no deja de sonarme el móvil. Dale mi tarjeta a la rubia de la 4º al salir. Me encanta su camiseta de Stark Industries. Le queda perfecta.

Os quiero, y lo sabéis. Lo hemos pasado bien.

Hasta siempre.

Thomas Vinterberg filma con The Hunt una poderosa película que deja un poso duradero tras el visionado. Y hace pensar durante y tras el mismo, lo cual es siempre de agradecer. Si bien el delicado tema a tratar es de una complejidad evidente, Vinterberg se las apaña para que su película perdure y sea alabada. Virtudes no le faltan, empezando por la brillante interpretación de ese gran desconocido pero famoso villano en otras producciones llamado Mads Mikkelsen.

Poco a poco, y mientras nos adentramos en esa pequeña comunidad de la que es miembro el personaje de Mikkelsen (Lucas) lo hacemos igualmente en la invisible soga que comienza a apretar su cuello. Una mentira infantil de una niña de cara angelical desata la violencia y el hundimiento progresivo de un ser humano. Algo tan terrible como los abusos a menores, lo peor de lo que puede ser acusado alguien, es el desencadenante.

Desde ese momento y paulatinamente, asistimos con impotencia al destierro y linchamiento social de una persona inocente, un hombre bueno que comenzaba a rehacer su vida y que verá como en un solo momento su lugar en el mundo queda eliminado. Para ello Vinterberg se vale de potentes secuencias que nos hacen participes de la frustración de Lucas. Y a pesar de no resultar un guión precisamente original, eso unido al gran trabajo de Mikkelsen es lo que hace de The Hunt un film memorable.

Por otro lado, los aspectos mas oscuros y bajos del ser humano quedan retratados en el metraje. "Hay mucha maldad en el mundo" llega a decir entre lagrimas uno de los personajes de la cinta, y el espectador recibe una vergonzosa muestra de ello. El ser humano puede atesorar bondad, altruismo e inocencia, pero tambien una enorme maldad. Vinterberg se toma 2 horas para recordárnoslo y filmar una de las mejores películas del año.

Lo peor de The Hunt son algunas miradas por encima del hombro de la prensa especializada que la consideran un simple telefilm por el tema que trata. La película es mucho más que eso. Una tremenda radiografía social y una escalofriante muestra de que todos podemos ser víctimas, y lo más impensable: que un niño sea el detonante de nuestro hundimiento vital. Unido a todo ello, queda implícito otro mensaje: la sociedad tiene aún demasiadas cosas que aprender para considerarse avanzada y racional.