Me interesé mucho cuando supe de la existencia de esta película directa-para-video. Aunque nunca he jugado un juego de rol, conocía la trama de Final Fantasy VII, y como además sabía del impacto del juego en la historia de los RPG, me animé a verla.

Lo más evidente es que la película es sólo para fans: la trama se desprende de la del juego, salen todos los personajes conocidos, hay infinidad de guiños, y la música está tomada directamente del juego. Un punto en contra es que, aunque a Cloud Strife le falta carisma, su drama ocupa todo el metraje, y como no tiene la ayuda de su grupo durante un buen rato, puede perder interés para el fanático.

Para casi todo el resto del mundo, "Advent Children" será una pérdida de tiempo. Aun así, pueden disfrutarse las divertidas peleas (la más emotiva, de lejos, es contra el Bahamut SIN), el fino acabado del CGI (el cabello de Tifa Lockhart es una pequeña obra de arte), y la banda sonora de Nobuo Uematsu (me gustaron en especial "Tenrai - Divinity II", y el conocido "Theme of Aerith").

Por lo menos, Advent Children es más entretenida que “Final Fantasy: The Spirits Within”, aunque, claro, tenemos que admitir que lograrlo no era tan difícil.

Personalmente no me gustan las películas de terror, pues ni me asustan, ni creo que aporten nada nuevo al cine. Películas como esta son una prueba de ello.

Como anécdota, esta crítica es un completo producto de la casualidad, dado que fui a verla con amigos (cosa rara) y el cine no tenía otra función después de las 10 pm.

Más allá del hecho de que es un clon de "The Eye" (como muchos atestiguan), esta cinta no alcanza a definirse. Va desde el suspenso que “The Ring” hizo típico, y que a estas alturas es predecible, junto con pinceladas de terror gore, hasta el melodrama hindú y la comedia romántica más bobalicona (la mezcla puede causar risas involuntarias). Con todo, el flashback que explica todo sobre los ojos de Naina es bastante dramático (para ojos no acostumbrados a las cintas hindúes) y más auténtico que toda la película.

La mención especial es para la actriz principal (imposible pronunciar el nombre), exóticamente linda, pero atrapada en un despropósito con un compañero idiota.

Sólo apta para novias bobas y asustadizas.

Spider-Man es uno de mis super héroes favoritos de todos los tiempos, y por suerte sus dos incursiones cinematográficas han sido afortunadas. La primera “Spider-Man” tenía algunos defectos que le impedían llegar a ser un producto redondo. Sam Raimi corrige esos defectos en "Spider-Man 2" dando como resultado una cinta sumamente entretenida.

Lo primero que se nota es que la edición es mucho más fluida. “Spider-Man” resultaba recortada por momentos y con muchas situaciones bastante forzadas; aquí las acciones fluyen como una sola, y las historias paralelas se suceden con naturalidad. Lo segundo se refiere al antagonista principal; si en la primera película el Duende Verde resultaba un mal necesario, aquí el Doctor Octopus se vuelve todo un personaje. Su transformación de afable físico a científico loco no se ve forzada, y sus motivaciones son suficientemente claras (aunque el pretexto de los tentáculos con I.A. no cuaja del todo). Añadido a esto está la interpretación de Alfred Molina, convincente, carismática y con bastante fuerza. Todo lo dicho, junto a un buen trabajo de efectos especiales, produce al oponente ideal para Spider-Man.

Lo mejor de la cinta son las secuencias de acción; la pelea en el tren me dejó sinceramente boquiabierto. La transición de CGI a actores no se nota en muchas ocasiones, incluso para alguien con un ojo bien entrenado. La mejor escena, sin embargo, es el surgimiento de Octopus en la clínica, donde Sam Raimi demuestra todo su talento para el terror.

Sigo pensando que Tobey Maguire no es el Spider-Man correcto, pero como Peter Parker lo hace mucho mejor. Kirsten Dunst cumple con su rol de damisela en apuros, y sí, es increíblemente linda. Entre ambos hay una evidente falta de empatía, pero al final esa es una de las cosas que menos importa. De los secundarios, me quedo con J.K. Simmons, que produce un J.J Jameson más antipático que el del comic, si era posible.

En fin, pienso que “Spider-Man 2” es una de las mejores adaptaciones al cine de un comic. Aguardamos (con impaciencia) “Spider-Man 3”.

La segunda entrega de la saga de Harry Potter no tiene el mismo encanto (llamémosle "magia") que la primera, a pesar de tener a sus jóvenes intérpretes más maduros y en mayor posesión de sus papeles.

Lo que la primera película ganaba por su duración (dar tiempo suficiente para mostrar todo el particular mundo de Harry Potter), aquí lo pierde, al ser el contenido ya conocido (algunas secuencias son demasiado largas).

Parte de la responsabilidad recae en el director Chris Columbus, que nos pasea por una parte desconocida de la primera película, en lugar de llevar la aventura al siguiente nivel. Se agradece, eso sí, la mejora en los efectos especiales (la secuencia de quidditch está mucho más lograda que en la primera película).

Como nota adicional, aquí ya se ve cierto oscurecimiento en el mundo de Harry Potter, que llegará a su clímax en "Harry Potter y El Prisionero de Azkaban".

Cuando un amigo fanático de las películas de kung fu me propuso ver esta cinta, me temí que sólo fuera una muestra de lo que algunos llaman "kung fu caspa": peleas orientales, pésimos efectos, peores actores, y nulo guión. Lo último que esperaba era matarme de risa... Y sorpresa, eso fue lo que pasó.

Kung Fu Hustle toma todos los tópicos clásicos de una película de kung fu y los revuelve de manera desternillante, incluso delirante. Toma un poco de todas partes (un poco de Chaplin, un poco de los Looney Tunes, un poco de las recientes producciones occidentales de wire fu, bastante del mencionado kung fu barato), y extrañamente, el potaje funciona. El logro se debe a un guión balanceado (el drama, la comedia chusca y la acción están en donde deben estar) y a los actores (aunque no se les entienda un pepino, se notan las emociones que reflejan). La mención especial es para los efectos, algunos intencionalmente pobres, otros excelentes.

Si uno se despoja de prejuicios contra el humor oriental, Kung Fu Hustle resulta el show más desternillante de los últimos años.