Pedro Almodóvar es un gran director, uno que sigo, admiro y, por encima de todo, disfruto. Sin embargo, aquí esto último no me ha sido algo muy recurrente.
La historia empieza de un modo interesante, Ángela Molina es la primera de las varias actrices que está inmensa, y sus escenas me resultan muy conmovedoras. Cierto es que exceptuando contadas ocasiones no se me es tan explícto el denominado estilo estético almodovariano, únicamente en el empleo del rojo o los emotivos guiños a "Mujeres al borde un ataque de nervios" como el gazpacho, la cama en llamas, o la visita de una mujer que se ve envuelta en problemas por un hombre temerario.

La película debería haber acabado en la escena de la playa sino antes, los casi 40 minutos venideros se me hacen absolutamente prescindibles, no veo razón a la confesión del personaje de Judit, a la reaparición del personaje de Ernesto Jr o al descubrimiento de la paternidad de Mateo, únicamente hallo belleza en la representación la de película "Mujeres y maletas".

Almodóvar se rodea aquí de su elenco básico, contando de nuevo con Penélope, Blanca Portillo, Carmen Marchi, Mariola Funtes, Ángela Molina...inclusive Lola Dueñas y Chus Lampreave cuentan con un pequeño papel. Parecía tener todos sus elementos alineados y dispuestos a entregarnos otro regalo ílmico, pero ésta vez, y ya van unas cuantas, decepciona.

Decepciona básicamente porque no ahonda en lo que sí merece la pena, como la relación de ellos, los celos de Judit o la psicópata conducta del hijo, y sí lo hace en insistir en el personaje de Diego o en el irritable cameo de Dani Martín.

Evidentemente hay escenas de gran calidad como la del periódico en la playa, las primeras fotografías probándose pelucas...pero hay otras que dejan mucho que desear como cuando la empuja por las escaleras o las noches de Dj de Diego, muy flojo.

Digo, que le debo mucho porque su primer largometraje, "À bout de souffle" es una de las películas de mi vida y honestamente siento agradecimiento por el tipo que realizó aquello. No pierdan más el tiempo leyéndome, véanla.
Y decía que el título es premonitorio, porque hasta en la elección del mismo hay algo que comparte todo el carácter de la obra: un impenitente ejercicio de enrevesamiento y barroquismo. Se podría decir que existe una disputa continua entre las escenas que se van sucediendo por comprobar cuál es la más moderna, la menos clasificable, la más ácrata, subversiva....vacua.
Pero al César, lo que es de Godard, que para el cine europeo desde los años sesenta vendrían a ser lo mismo: hay cosas rescatables, tal vez bellas.

Desde los títulos ya nos deja claro que él ni escribe ni dirige; él "compone". Así pues, su "composición" cuenta con una estructura episódica que destaca por su inconexión y caótico orden. La historia por un lado, presenta a un excéntrico director de cine, obsceno, carne de frenopático...y que supongo que por total casualidad, Godard le concedió la dicha de que fuesen homónimos. Éste quizá es el personaje más incógnito, que no enigmático, del filme. Me sugiere la arrogancia del que se sabe genial y que vaga sin un sitio en el que quedarse por miedo a manchar sus pantalones blancos de Dolce&Gabbana. Hallo así más interés en ellas, no mucho tampoco.

En todo caso en la del papel de prostituta. Cuyo rostro cuenta con un gran magnetismo en la sala. De todos los personajes que aparecen ella es la que me resulta la más humana. A raíz de ella viajamos por el mundo de los hombres y su despótico poder. De la humillación a la que la someten y, sobre todo, a la impasibilidad de ella, hierática y hermosa.

La película, amalgama de todo y a la vez de nada, ofrece eso tan ingrato como es la vergüenza ajena, no en especial por algo en concreto, es decir, es una sensación que me ha acompañado fiel en mi butaca. Es una película con mucha experimentación en cuanto a los planos, a su correlación con el sonido y la imagen, el empleo de la fotografía como instrumento de tensión...pero si esos atrevimientos y esas rupturas en algún tiempo supusieron nuevos caminos para el cine, ésta vez han supuesto una advertencia por donde no ir.

Hay que ver para creer, sí. En este caso, sobre todo creer mucho, es de vital importancia que creas tú, que creas mucho porque, lo que es ver, vas a ver poco y mal.
Estupidez de película que nos cuenta una historia de terror, aunque de terror más bien grotesco; de amor, aunque de amor más bien rancio y explotado hasta la saciedad; y de misterio, aunque de aquel que se resuelve sin ningún esfuerzo.

Podría retirar todo esto si se catalogara esta película en una categoría infantil, ahí es cuando las escenas macabras ridículas hasta el aborrecimiento, la narrativa tan endeble, y la tensión casi imperceptible podrían encontrar espacio. Pero para mi sorpresa he visto que está no recomendada para menores de 18, cosa que debería ser al revés para evitar somnolencias entre el gran público.

Hay aspectos pasables, una ambientación bien lograda aunque algo simple y el increíblemente fotogénico Johnny Depp no hace mal trabajo. Hasta ahí.

El resto, una pantomina inncesaria, demasiado explícita para un gusto adulto, pobre en matices, una historia totalmente predecible e insulsa...No se consigue bajo ningún sentido establecer un ápice interés, un poco de miedo o inquietud o una pizca de gracia. Es decir, uno por uno todos los fines de esta película no han causado el más mínimo efecto en mí.

Añadir que el tema de los subtítulos está bastante mal planteado y que se hace pesado de ver al comienzo de la película.

Podría mencionar algunos errores de vergüenza ajena como ciertas interpretaciones de los secundarios pero no merece la pena. Simplemente es una película que no recomendaría a nadie mayor de 14 años.